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Biólogos lanzan proyecto para investigar nido del hornero

Para profundizar el estudio sobre el ave nacional y habitante de ambientes urbanos y campestres, los científicos lanzaron un proyecto que busca recopilar datos a través de una aplicación

Con el objetivo de profundizar el estudio sobre el hornero, ave nacional y habitante de ambientes tanto urbanos como campestres, dos biólogos argentinos lanzaron un proyecto de ciencia ciudadana que busca recopilar datos a través de una aplicación y con ayuda de la sociedad para conocer detalles respecto a la construcción de su típico nido, así como también apuntan a eliminar la brecha entre el público y la comunidad científica.

Con sus 20 centímetros de longitud y sus 54 gramos, el Furnarius rufus es una de las aves que se pueden reconocer con mayor facilidad, tanto por sus colores, como por su canto y, básicamente, por su particular nido construido de barro.

Imagen del billete de mil pesos desde hace un año, el hornero fue designado como ave nacional en 1928, cuando la Asociación Ornitológica del Plata la ungió con ese rol en base a una encuesta del diario La Razón destinada a alumnos de escuelas primarias y secundarias.

Su amplia distribución geográfica a lo largo y ancho del país, tanto en ciudades como en zonas agrarias, su cualidad de constructor, su sedentarismo y el hecho de mantener una pareja estable a lo largo de toda la vida fueron algunos de los datos que los chicos de aquella época resaltaron a la hora de elegir a esta pequeña ave como representante de la Argentina.

Sin embargo, no se ha desarrollado una investigación profunda sobre los factores que lo llevan a construir de una determinada manera ese característico nido de barro, raíces, pajitas, estiércol o crin de caballo, utilizando su pico como única herramienta.

El motor de la curiosidad

“El proyecto surgió desde la curiosidad. Los horneros siempre nos han llamado la atención. Es un ave que tiene comportamientos muy particulares como, por ejemplo, la defensa de su territorio o su canto. A su vez, se caracteriza por la complejidad de su nido, que es construido por ambos miembros de la pareja. Una de las cosas que más curiosidad nos da es saber si el comportamiento de construcción del nido es aprendido o no. Si miramos un nido de frente, observamos que algunos tienen la abertura a la derecha, mientras que en otros está a la izquierda. Es decir, hay una asimetría natural”, contaron los biólogos Nicolás Adreani y Lucía Mentesana.

Construido durante entre seis y quince días, el afamado nido de hornero pesa entre cuatro y cinco kilos, puede soportar hasta 100 kilos y mantenerse firme a pesar del sol o las tormentas: pese a su resistencia, todos los años confeccionan uno nuevo y abandonan el viejo, que suele ser ocupado por otras especies que aprovechan la construcción.

Ante esa inquietud, el neuquino y la bonaerense decidieron llevar a cabo un proyecto de ciencia ciudadana, “una metodología de colecta de datos en la que cualquier persona de una comunidad coopera para recolectar información que permitirán responder una pregunta científica”: en este caso, la forma de hacerlo es a través de una aplicación de celular.

“Lo hicimos porque iba a enriquecer mucho más el trabajo por dos razones: desde el punto de vista científico, nos permite poder obtener información de muchísimos más lugares que si nosotros solos saliéramos al campo a juntar datos; y por otro lado, consideramos este proyecto como una gran oportunidad para acercar la ciencia a la sociedad”, explicaron los investigadores respecto a la metodología.

Y agregaron: “Creemos que en la actualidad hay una brecha importante entre los científicos y la gente, y este proyecto tiene como objetivo mostrar que hacer ciencia puede ser divertido y sencillo. El hecho de que el hornero sea una especie tan carismática y popular y que su nido sea inconfundible ayuda a que la gente se entusiasme con la idea de participar del proyecto”.

Observar y participar

Diseñada por el programador Tomás Córdoba, la aplicación “Hornero” es “sencilla y dinámica” y “está pensada para que personas de distintas edades con o sin experiencia en aves pueda participar”: al observar un nido de este ave, los usuarios deben responder de qué lado está la entrada, la altura aproximada, el lugar y la zona en la que fue construido, entre otros detalles.

“Queremos estudiar si esta lateralización (de la puerta del nido) está influenciada o no por factores ambientales, como por ejemplo la temperatura, el viento o la lluvia”, indicaron Adreani y Mentesana, biólogos recibidos de la Universidad de Buenos Aires y actualmente haciendo un doctorado.

Originalmente pensado para estudiar la forma de construir el nido en la Argentina y Uruguay, la difusión de la iniciativa entre los amantes de las aves cruzó las fronteras: “Personas de distintos lugares del país, Uruguay, Bolivia y Brasil ya están subiendo datos, lo que significa que, gracias a la participación de la gente, vamos a poder conocer cómo es el comportamiento del hornero en distintos ambientes (zonas urbanas, rurales y naturales) a lo largo de un amplio gradiente longitudinal y latitudinal, así que estamos muy motivados con el proyecto”.

La iniciativa de Adreani y Mentesana cuenta con el apoyo de entidades como Aves Argentinas, Aves Uruguay y Aves Bolivianas, así como también de la Escuela Internacional de Investigación Max Planck de Biología Organismática.

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