Horacio Rovelli (*)
BlackRock es un fondo que administra recursos que le confían porque supuestamente tiene el conocimiento, la técnica y los medios para hacerlos rendir más que en otras inversiones financieras. Emplea a unas 14.000 personas en 30 países donde tiene oficinas que venden productos financieros y que se dedican a invertir en empresas y declara administrar activos por siete billones de dólares (14,5 veces más que nuestro PIB).
De ser un país (es cierto que es un stock y no un flujo) se ubicaría en el tercer lugar de la tierra (detrás de los Estados Unidos y China), pero sin tener que mantener un ejército, ni programas de salud. Por esa razón su CEO, Larry Fink, tiene clara influencia sobre el FMI, sobre el gobierno estadounidense y sobre muchos de los gobiernos de los países miembros del FMI.
En nuestro país y en nuestro presente, BlackRock es el principal acreedor privado con títulos de deuda argentina por más de 2.000 millones de dólares, los cuales en su mayoría son con cláusula de jurisdicción extranjera.
Es a la vez accionista de importantes empresas, pero fundamentalmente de Pampa Energía SA, Glencore y de los cuatro primeros bancos privados que operan en el país por volúmenes de depósitos, que a la vez son los mayores poseedores de títulos de deuda del Tesoro en pesos y de las Letras de liquidez (Leliq), Notas de liquidez (Notaliq) y pases pasivos del BCRA, que son préstamos de los bancos al BCRA de los depósitos que captan del público argentino. Los cuatro bancos privados más grandes en la Argentina actual son Santander-Río; BBVA; Galicia; y Macro, y en los cuatro BlackRock reconoce tener parte del capital accionario.
Por ejemplo, las dos principales empresas que compraron dólares para fugarlos en los cuatro años de gestión de Cambiemos son Telefónica Argentina que compró 1.248,2 millones de dólares y Pampa Energía que compró 903,8 millones de dólares. Ninguna de esas dos empresas declaró y pagó impuestos a las ganancias por esa magnitud en ese período, sin embargo la AFIP no los llama para decirles: señores, de dónde sacaron la suma para comprar los dólares, que era legal hacerlo pero siempre y cuando se demuestre el origen del ingreso (Ley 25.246 del año 2000, contra el lavado de dinero y de activos). En el paquete accionario de ambas figura BlackRock.
Es además accionista de YPF, donde posee 9.770.000 acciones (casi el seis por ciento) de los papeles en circulación en los mercados de capitales de Buenos Aires y Nueva York; y es el segundo inversor institucional privado luego del fondo mutualista Wellington. Tiene también participación accionaria mediante Pampa Energía SA o directa, en Transener; en Transportadora de Gas del Sur; en Central Puerto; Loma Negra; IRSA; Telefónica Argentina; Coca Cola; Bayer; Exxon Mobil; Chevron; Apple; Microsoft; Procter & Gamble; Tenaris (del grupo Techint, compró el 9 por ciento del paquete accionario); Mercado Libre, Arcos Dorados; y Adecoagro.
Su participación en Glencore SA, empresa que a su vez es dueña de Viterra SA en la Argentina (Ex Oleaginosa Moreno) y su asociación con Bunge la coloca como la principal compañía agrocomercial del mundo. Además Glencore participa en la explotación de oro y cobre en el país en las minas de Agua de Dionisio y Agua Rica en la provincia de Catamarca y, de las minas de cobre de El Pachón en San Juan.
El equipo de Milei
Tanto Diana Mondino, que sería la Ministra de Relaciones Exteriores en un gobierno de Javier Milei, como Roque Fernández, ex Presidente del BCRA (1991-1996) y después ministro de Economía (1996 -1999), y Carlos Rodríguez (que fue Jefe de Asesores de Roque Fernández y ahora lo es de los equipos de economía de Javier Milei), son del Cema, que es el centro de estudios que nuclea a los Chicago Boys y que fue creado durante la dictadura militar. Eso ya serviría de referencia de su actitud servil ante el gran capital, con el pretexto de que los mercados deben asignar los recursos y decidir si producimos caramelos o acero, como decía un funcionario de Martínez de Hoz.
Su máximo mentor es Milton Friedman, del cual se nutrieron las dictaduras militares de todo el mundo, especialmente la de Chile de Pinochet, que pregonaba el libre mercado y la libertad mientras sojuzgaba al pueblo.
Pero si bien es cierto que Mondino fue directora de Pampa Energía SA, el hombre de BlackRock en el Directorio de esa empresa es Darío Epstein, quien, junto a Roque Fernández y Carlos Rodríguez, son los tres economistas que representan a Javier Milei ante el FMI.
Epstein es un economista que se dedicó a las finanzas, en ese carácter fue nombrado en 1992 Director de la CNV (Comisión Nacional de Valores) y participó como tal en las privatizaciones de YPF, Entel, y Gas del Estado.
Pampa Energía SA básicamente desarrolla actividades para el mercado interno. En los cuatro años de gestión del gobierno de Cambiemos (2016-2019) sus principales actividades las llevaban adelante por Transener S.A. (85 por ciento del transporte eléctrico del país), era dueña de Edenor S.A., de Transportadora de Gas del Sur, poseía el 28,5 por ciento del paquete accionario de Refinor S.A. y era socia en la explotación de Vaca Muerta, cuando aparece comprando en el Mulc (Mercado Único Libre de Cambio) 903.829.771 dólares. Si hubiera volcado todo el efectivo o su equivalente a efectivo a la compra de divisas, el total hubiera sido: 623.090.000 dólares, por ende debería haber rendido explicaciones ante la CNV y ante la AFIP, y no lo hicieron porque BlackRock es su principal accionista.
El plan de Darío Epstein
Pese a trabajar en empresas (director titular de Pampa Energía SA) y en finanzas y “bajando la línea” de lo que pretende BlackRock de la economía del país, no bien se incorporó al equipo de los Chicago Boys Darío Epstein propuso dos medidas fundamentales.
Déficit fiscal en cero
Bajar 5 puntos el gasto y con eso cubrir los 2.5 puntos del déficit operativo que tiene el Gobierno a nivel nacional y los 2.5 puntos que pagamos por interés todos los años. Para ello propone reducir el gasto político y la obra pública. Demuestra un profundo desconocimiento del Estado (tampoco le importa); la obra pública del presupuesto 2023 (realizando la obra más importante de este gobierno que es el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner) apenas si alcanza al 2 por ciento del PIB.
El servicio de la deuda se calculó en la ley de Presupuesto en 2,5 por ciento del PIB, pero no se había contemplado el aumento de las tasas de interés internacional, que hace que el gasto por la deuda represente cerca del 3 por ciento del PIB en este año 2023.
El gasto político que dice Milei y el exceso en personal es relativamente cierto y se debería reducir el primero y supervisar el segundo, pero, por un lado, el total de personal de la Administración Nacional es de 229.685 agentes; a lo que se le debe sumar los entes descentralizados con 15.596 personas; mientras que las Empresas y sociedades con participación estatal nacional son 93.687 trabajadores.
Lo que no dicen es que más de la mitad del personal corresponde a las fuerzas armadas y de seguridad, que obviamente Milei no va a reducir.
Epstein enfatizó que en el primer año de mandato, no planean reducir los programas de asistencia social existentes debido a la alta tasa de pobreza en el país. Sin embargo, resaltó la intención de reformar los programas para facilitar la transición de los beneficiarios al mercado laboral. Dicho gasto que abarca a varias reparticiones del Estado nacional, representa el 1,8 por ciento del PIB.
Levantar el Cepo cambiario
Para ello se proponen pedir créditos que apuntalen las reservas internacionales del BCRA, con la confesada búsqueda de unificar los tipos de cambio, que publicitan como la dolarización de la economía, merced a que las empresas forman precio no en base al costo interno sino por el precio que perciben en el exterior.
El ejemplo de la botella de aceite de girasol que se produce acá y viaja 10.000 kilómetros a Europa para venderse a 2,42 euros, que las empresas locales convierten al tipo de cambio que creen que debe ser y la vendían antes del 14 de agosto 2023 a 1.200 pesos, que ahora van a incrementar mientras aumenta el precio de los distintos tipos de cambio, que ellos quieren unificar.
Lo que no dicen es que existe una relación inversamente proporcional entre el precio del dólar y el valor del salario, si el dólar sube el salario real se cae.
Como más del 70 por ciento de lo que se produce va al mercado interno (depende de la capacidad adquisitiva del salario) y se vende al exterior básicamente lo mismo que se consume (consumimos relativamente poca soja, pero la soja reemplaza a otros cultivos y a la cría de animales, incrementando su precio por dejarle menos hectáreas de tierras y no las mejores), entramos en una recesión que va a ser tan profunda como será la caída del poder adquisitivo de los que trabajamos.
Estas propuestas se suman a la cantinela de la apertura de la economía. La defensa de la “meritocracia” y la imperiosa necesidad de la “modernización” de las leyes laborales, sin decir que buscan una economía extractiva, agropecuaria y financiera exportadora que genera poco trabajo.
Por último complementan con una reforma monetaria para detraer dinero del mercado, pero el principal problema son los encajes remunerados (pases pasivos, Leliq y Notaliq) que asciende a 16,5 billones de pesos (casi tres veces la Base Monetaria, que es la cantidad de billetes y monedas emitidos y puestos en circulación por el BCRA), a los que el BCRA les paga una tasa nominal anual del 111 por ciento para los pases y del 118 por ciento para las letras y notas, cuando los cuatro bancos en que tiene participación BlackRock son los mayores poseedores de esos encajes remunerados y ganan plata sin correr ningún riesgo.
En síntesis
La situación es difícil y las Paso le confirieron el 58 por ciento de los sufragios a Milei y a Bullrich que se apoya en la fundación Mediterránea. Una vuelta al menemismo explícito, las privatizaciones y la concesión de puertos y del Río Paraná nos exime de mayores comentarios.
(*) Economista