El pasado lunes 31 de octubre se cumplió el plazo límite de la apertura de cuentas bancarias para ingresar al blanqueo pergeñado por el gobierno nacional. La cifra informada fue de 4.600 millones de dólares, aunque es provisoria porque aún resta contabilizar los depósitos que se realicen en esas cuentas hasta el 21 de noviembre.
En diálogo con El Ciudadano, Federico Fiscella, analista financiero y agente de Bolsa de Rosental SA, reconoció “que la cifra sirve para las cuentas nacionales”, aunque advirtió que es inferior a las primeras estimaciones de funcionarios del gobierno, que iban de los 20 mil a los 60 mil millones de dólares, a las que definió como “parte del marketing” de la medida.
En términos históricos, dijo que la cifra de este primera parte orientada al inversor minorista, que todavía puede incrementarse, “es muy similar al blanqueo de 2009, con el que no logró muchas diferencias, y que fue diseñado por el mismo funcionario: Alberto Abad”, actual jefe de la Afip.
En ese sentido, enmarcó el actual plan de sinceramiento fiscal en la recurrente historia financiera argentina en la que, “todos los años se fugan 10 mil millones de dólares y cada cuatro o cinco años vuelven cuatro a cinco mil millones” al sistema.
¿Y la reparación histórica?
Sin embargo, Fiscella recordó que “la ley es blanqueo de capitales y reparación histórica para jubilados”, y ahí, advirtió, la cifra “no cierra”, porque “el compromiso que se tomó con los jubilados es enorme y no hay balanceo con lo que se blanqueó”.
“Lo que no se dijo es que la ley está conformada por las dos partes. Entonces, si lo miro en relación a lo comprometido, el dinero no es tanto. Al estado le queda en promedio el seis por ciento del total, porque algunos no pagan nada y otros pagan cerca del 10 por ciento”, en concepto de multa, dijo Fiscella, y agregó en relación al pago de sentencias a jubilados: “Hasta ahora lo único que hay es quejas. Ni siquiera avanzaron los casos de edad avanzada. Y el compromiso que se tomó es enorme, son 200 mil dólares a cada jubilado, una cifra enorme”.
Segunda parte, inédita
Fiscella se mostró expectante en relación a la segunda parte del blanqueo, la exteriorización de propiedades y dinero de argentinos en el exterior, que se realiza por primera vez y cuenta con cierto consenso internacional. “Lo que viene ahora no se hizo nunca: ir hacia el dinero que está en el exterior, y es la fase en la que se supone hay acuerdos de intercambio de información. Esta segunda fase apunta a blanquear inmuebles y cuentas en el exterior, en lugares como Suiza, por ejemplo”.
El analista financiero aclaró que “dentro del blanqueo de inmuebles se enviaron a distintos países relevamientos de propiedades y en el país se detectaron 12.300 unidades en los barrios privados”.
Sobre la recaudación de esta segunda fase del blanqueo, que vence en marzo, dijo, “que hay probabilidades de que haya un monto grande”, y una parte de eso empezará a pagar impuestos, “pero habrá que ver cuáles”, por la eliminación progresiva de Bienes Personales.
“Quienes ingresen a esta segunda parte del blanqueo, pagarán multa en algunos casos, y la multa la puede ingresar en bonos”, aclaró y resaltó que ayuda a los planes del gobierno “el acuerdo que se firmó en la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) de intercambio de información, entre las principales cinco potencias. Nunca antes hubo apoyo internacional para este tipo de medidas y por eso tampoco nunca se planteó hacerlo”.