En la primera entrevista que concedió el músico en cuatro años, publicada este viernes por The New York Times y poco antes de lanzar su nuevo disco, Rough and Rowdy Ways, Dylan se refirió al racismo y a la pandemia de coronavirus que atraviesa Estados Unidos.
«Me produce unas náuseas sin fin el ver a George Floyd torturado hasta la muerte de esa manera. Fue extremadamente feo. Esperemos que la justicia llegue rápidamente para la familia de Floyd y para el país», aseveró el artista.
Dylan, que según el autor del artículo sonaba «deprimido», se expresó así sobre la muerte que desató revueltas sociales en Estados Unidos, y en coherencia con una posición pública en contra del racismo que exhibía ya hace más de 50 años, con la Guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles.
Uno de los primeros ejemplos fue su «Oxford Town» de 1963, que escribió cuando James Meredith se convirtió en el primer estudiante negro admitido en la Universidad de Mississippi.
En cuanto a la pandemia de covid-19, Dylan opinó que es un indicador de lo que sucederá en el futuro, pero desechó que se plantee la enfermedad en términos bíblicos.
«¿Te refieres a una especie de señal de advertencia para que la gente se arrepienta de sus errores? Eso implicaría que el mundo se enfrenta a algún tipo de castigo divino», descartó, para señalar después: «Quizás estemos a las puertas de la destrucción, porque la arrogancia extrema puede traer castigos desastrosos».
«Hay muchas formas en las que se puede pensar sobre este virus. Creo que simplemente hay que dejarlo seguir su curso», agregó.
En otro pasaje de la entrevista, Dylan también confesó haberse quedado «estupefacto» con el show de Broadway Girl in the North Country, basado en sus canciones, que estrenó poco antes de que la pandemia afectara la actividad teatral en la señera calle neoyorquina y fuera forzada a suspender.
«Lo vi como un espectador anónimo, no como alguien que tuviera algo que ver con ello. La obra me hizo llorar al final… Cuando bajó el telón, estaba estupefacto, de verdad. Qué pena que Broadway haya tenido que cerrar porque quería verlo de nuevo», confesó.
El premio Nobel de Literatura 2016 también develó en la entrevista, realizada por el profesor de historia y escritor Douglas Brinkley, cómo escribe sus propias piezas, que asegura le vienen a la cabeza cuando está «en una especie de trance» y que se siente especialmente creativo no cuando está en casa, «sino sobre todo en habitaciones de hotel» cuando está viajando.
«La mayoría de mis canciones recientes son así… Las canciones parece que se conocen a sí mismas y saben que las puedo cantar, vocalmente y rítmicamente. Se escriben solas y cuentan con que yo las cante», afirmó.
Dylan también hizo un apartado para recordar al recientemente fallecido prócer rockero Little Richard, a quien señaló como «el artista que prendió una llama» dentro de él: «Me sintonizó con cosas que nunca hubiera descubierto solo».
«Y por supuesto el mundo del rock’n roll quería que siguiera cantando «Good Golly, Miss Molly». Así que su góspel tampoco fue aceptado en ese mundo», razonó sobre el creador de clásicos como «Tutti Frutti».
La conversación con Brinkley puso a Dylan, de casi 80 años, a pensar y expresarse sobre la muerte a partir de un verso de su reciente canción «I Contain Multitudes» que reza «duermo con la vida y la muerte en la misma cama». «Pienso en la muerte de la raza humana. El largo y extraño viaje del mono desnudo… La vida de todos es muy transitoria. No importa cuán poderoso o fuerte seas, en cuanto a la muerte todos somos frágiles. Pienso en ello en términos generales, no de manera particular», manifestó el trovador.
Dylan afirmó estar preocupado por la hipertecnologización pero, reconoció, que eso le ocurre «por tener cierta edad», ya que «los jóvenes no tienen esa tendencia». «No tienen pasado, así que todo lo que saben es lo que ven y oyen, y creerán cualquier cosa. En 20 o 30 años a partir de ahora estarán a la vanguardia. Cuando veas a alguien que tiene 10 años, él tendrá el control en 20 o 30 años, y no tendrá ni idea del mundo que conocimos».
«La tecnología hace que todos seamos vulnerables. Pero los jóvenes no piensan así, no podría importarles menos. Las telecomunicaciones y la tecnología avanzada es el mundo en el que nacieron. Nuestro mundo ya está obsoleto», añadió finalmente.