Por Pablo Mantese, desde Resistencia.- El primer Superclásico del verano fue para Boca, quien tal vez no jugó mejor pero fue el que supo dominar los tiempos del partido de principio al final. Nicolás Blandi en dos ocasiones le dio a los de Julio Falcioni un partido que fue más luchado que jugado, donde el nueve «xeneize» fue el punto más alto del encuentro.
Como es de costumbre en los Superclásicos, el partido comenzó a jugarse varias horas antes. Ya durante el mediodía la gente copaba las calles con las camisetas de sus equipos y se acercaba a las concentraciones para demostrarle afecto y cariño a sus jugadores. Esa ansiedad se trasladó a la cancha, con colas de más de cinco cuadras para ingresar a la cancha y ambas cabeceras repletas dos horas antes de arrancar el partido.
River empezó con todo y tomó la iniciativa ofensiva. Un grave error de Agustín Orion que se le patinó la pelota en un corner pudo terminar en gol millonario al minuto de partido, y acto seguido Rogelio Funes Mori desperdició un mano a mano que se le fue muy ancho.
Los jugadores de River estaban mucho más rápidos que los de Boca, pero más imprecisos y dispersos en el campo de juego. Por eso, Pablo Mouche aprovechó las espaldas de un Carlos «Chiche» Arano que quedó desacomodado cuando salió a cortar a mitad de cancha, tiró el centro y Blandi de cabeza, en la primera jugada hilvanada para el «xeneize» en el partido, puso el 1 a 0 a los 6 minutos.
River no se amedrentó por el gol y siguió intentando generar juego por abajo, pero pocos minutos después el partido daría un nuevo giro: el Alejandro «Chori» Dominguez discutió airosamente una amarilla que le colocaron y Diego Abal no tuvo más remedio que expulsarlo, dejando al «Millonario» con uno menos a los 26 minutos.
Esa acción caldeó el ambiente. A la siguiente jugada, Fernando Cavenaghi y Pablo Ledesma casi se van a las manos en un choque intrascendente en mitad de cancha, mientras que Facundo Roncaglia y Arano se ganarían la amarilla en acciones muy bruscas que rozaron la tarjeta colorada.
El primer tiempo se diluyó entre el descontrol de los dirigidos por Matías Almeyda y las pocas intenciones de los de Falcioni de ampliar el marcador.
En el segundo tiempo Almeyda intentó dar un vuelco poniendo a David Trezeguet y al César «Maestrico» González por Arano y Leonardo Ponzio. Sin embargo, las modificaciones no surgieron efecto y Boca comenzó a hacer pesar el hombre de más utilizando todo el ancho de la cancha y siendo más vertical a la hora de atacar.
La roja a Roncaglia por doble amarilla emparejó el partido en cantidad de jugadores, pero el dominio continuó siendo «xeneize». Los dirigidos por Almeyda pocas veces y con jugadas aisladas pudieron quebrar la defensa de Boca que remató el encuentro con otro gol de Blandi a los 34 minutos, que promete cubrirle bien la espalda a Santiago Silva en el Clausura.
Más allá de la victoria de Boca y la actuación de Blandi, el saldo es negativo para los dos, que en vez de dedicarse a jugar pegaron los 90 minutos y reaccionaron injustificadamente de manera muy violenta en muchas ocasiones. Por suerte, el público no se contagió y vivió una jornada pacifica en Chaco, que ojala sirva de ejemplo y pueda repetirse el próximo domingo, cuando se juegue la revancha en Mendoza.
