El presidente de Bolivia, Evo Morales, sufría ayer la primera derrota electoral en diez años de gestión, en un referendo realizado el domingo pasado en el que los bolivianos debían decidir si habilitaban o no una cuarta postulación del mandatario. Escrutado al cierre de esta edición el 82 por ciento de los sufragios, un 54,2 por ciento votó por el No, mientras un 45,8 lo hizo a favor del Sí, informó el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“Al 72,5 por ciento de los resultados preliminares que tenemos es que el Sí está en un 43,2 por ciento y el No en un 56,5”, había afirmado poco antes la presidenta del TSE, Katia Uriona, a medios locales en la ciudad de Sucre, donde se realiza el escrutinio al ser la capital constitucional del país.
Los sondeos por recuento rápido difundidos anteanoche también daban la victoria al No por un estrecho margen, por lo que la oposición boliviana celebró de inmediato este resultado extraoficial.
Sin embargo, el gobierno pidió esperar a los resultados finales, aunque el panorama parecía irreversible. Por eso, lo más probable es que Morales no sea candidato a presidente para el período 2019-2025.
Varias de las explicaciones recogidas sobre este resultado oficial, apuntan no sólo a las denuncias de corrupción difundidas por la prensa boliviana y sus redes sociales y a la quema de la alcaldía opositora de la ciudad de El Alto, vecina a La Paz, donde hubo seis muertos, sino también a problemas internos de la fuerza gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS) y sus organizaciones sociales afines.
En ese marco, el presidente aseguró que con cualquier resultado el proceso de cambio en Bolivia continúa. “Nosotros respetamos los resultados y vamos a respetar los resultados, sea No o Sí siempre vamos a respetar”, aseguró
De este modo respondía también a algunas manifestaciones callejeras que festejaban el triunfo del No en la ciudad de La Paz.
Por su parte, la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Bolivia, dijo que detectó algunas irregularidades en el desarrollo del referendo, pero descartó que puedan considerarse pruebas de fraude electoral.
El jefe de la delegación y ex presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, consideró durante la presentación del informe preliminar de la misión que para que las irregularidades se califiquen como fraude, ello “requiere una intención maligna, un propósito malsano para producir la alteración de los resultados”.
“Podemos ver irregularidades, podemos ver faltas, podemos ver fallas, pero no estamos hablando de fraude deliberado que tenga como objetivo adulterar los resultados”, aseveró.
La misión de la OEA recibió algunas denuncias de irregularidades, relacionadas sobre todo con la falta de actas en los materiales proporcionados en algunas mesas del departamento de Santa Cruz, que se resolvieron retrasando el cierre de urnas y, en el caso de dos colegios, aplazando la votación al 6 de marzo.
Representantes de la misión, que contó con 63 observadores y examinó 450 recintos de votación, permanecerá en el país hasta que se publique el resultado final.