La discusión por una normativa que regule la entrega de bolsas plásticas en los supermercados de la ciudad sumará mañana un nuevo capítulo, cuando los ediles del Concejo Municipal reciban a la cámara que agrupa a este tipo de comercios, desde donde ya dieron el visto bueno al proyecto que apunta a la prohibición total. El tema que divide aguas en el Palacio Vasallo fue analizado en los últimos meses por ingenieros ambientales, quienes también se inclinaron por la opción prohibitiva. No obstante, en caso de avanzar hacia este sistema, existe un aspecto que genera alarma: la situación de los trabajadores que se desempeñan en la industria del plástico.
El tema viene siendo debatido desde hace años en el cuerpo legislativo y ya se registran más de 20 proyectos presentados para intentar encontrarle una solución a este problema ambiental. “Estoy convencido de que debemos eliminar las bolsas plásticas, fundamentalmente en supermercados, que entregan millones diariamente. Esto va a traer muchas consecuencias pero con buena voluntad se van a poder instrumentar otro tipo de mecanismos, como transportar la mercadería en cajas de cartón en desuso, la utilización de bolsas ecológicas o que los productos se carguen al auto directamente desde el changuito”, sostuvo el concejal del Peronismo Solidario Carlos Cossia, integrante de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente.
En consonancia con este pensamiento, el ingeniero Guillermo Garrido, a cargo del área de Ecología Industrial del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) sede Córdoba, argumentó que “en términos ambientales la bolsa reutilizable aparece como la mejor opción”, ya que a partir del sexto uso compensa el impacto que posee sobre el medio ambiente en comparación con la bolsa tipo camiseta de polietileno.
Sin embargo, también se pronunció a favor de la comercialización de estos productos para el caso de “compras ocasionales” y poder crear así un fondo que permita contribuir a la solución del problema. “Si se cobrara sería bueno desarrollar o subsidiar emprendimientos locales que fabriquen bolsas reutilizables, programas de sensibilización o de seguimiento, es decir, mecanismos para revertir o cambiar la situación”, aclaró.
Luego de la presentación de numerosas iniciativas, el tema comenzó a ser debatido con mayor fuerza en el Concejo Municipal a comienzos de 2012, cuando se planteó prohibir la entrega de bolsas plásticas, sumado a la implementación de campañas de sensibilización acerca del impacto negativo que éstas poseen sobre el medio ambiente.
Posteriormente, se acercaron otros proyectos como la instalación de cajas verdes en los supermercados, en las que no se entrega bolsa alguna, pensada como un mecanismo de transición hacia la prohibición total.
En la actualidad, conviven dos iniciativas dentro del cuerpo legislativo: una presentada por el concejal socialista Miguel Zamarini, que cuenta con el apoyo de varios bloques, y otra por la edila del PRO, María Julia Bonifacio, quien oportunamente criticó al presidente del Concejo por haber obstruido la aprobación de su proyecto, que había adquirido cierto consenso. En su argumento, la legisladora plantea que, en caso de avanzar hacia este modelo prohibicionista, quedaría fuera de consideración cómo se reemplazarán las más de 200 mil bolsas de polietileno que se utilizan para residuos domiciliarios. Además, tampoco se contemplaría la situación de los trabajadores que se desempeñan en la Cámara del Plástico, que aseguran que su actividad podría verse resentida.
Sobre esta última cuestión, Cossia, quien integra además la comisión de Producción y Promoción del Empleo, sostuvo: “En ningún momento vamos a poner en riesgo las fuentes laborales. Las medidas no van a ser de forma inmediata, sino de un modo gradual. Creemos que puede haber una reconversión, como puede ser la dedicación a la fabricación de envases plásticos o sancionar una ordenanza para favorecer el consumo de bolsas de producción local para la basura domiciliaria”.
Un impacto relativo
Desde una mirada técnica, Garrido explicó que el impacto de las bolsas plásticas puede medirse desde diversos ángulos, ya que “no es lo mismo hablar en materia de calentamiento global” como en lo que refiere a littering, es decir, “la dispersión de residuos y bolsas, que a su vez tiene un impacto visual y sobre los animales”.
En este sentido, estimó que “no son muchas las bolsas que se utilizan por persona” en relación a “la cantidad de plásticos de packaging que se llevan en una compra de supermercado”.
Un punto sobre el que hay acuerdo entre todos los actores es el rechazo de la fabricación de bolsas de papel en reemplazo de las de polietileno ya que estas últimas, en comparación con las otras, emiten la mitad de gases de efecto invernadero y consumen 17 veces menos de agua dulce.
Un debate largo
Por lo pronto, el tema será abordado nuevamente mañana en el área de Ecología, buscando encontrar consenso entre los ediles de diversos bloques y generar la adhesión de algunas ONG, que desde hace años hacen su aporte.
No obstante, en el mejor de los casos, si llegara a encontrarse un camino que conformara a todos los sectores, el debate pasará luego por las comisiones de Gobierno y Presupuesto, por lo que la discusión podría dilatarse unos meses más.