Sobre nota de Jordi Miro y Jorge Svartzman, en Rio de Janeiro
El flamante presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, puso este miércoles manos a la obra para implementar su programa conservador y de realineamiento con el Estados Unidos de Donald Trump, en una alianza de dos de los principales exponentes de la ola nacional-populista mundial.
El nuevo canciller, Ernesto Araújo, explicó tras reunirse con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que las dos mayores economías del hemisferio trabajan «por un orden internacional diferente». Y explicó que Brasil «se está realineando consigo mismo, con sus propios ideales», rompiendo con décadas de búsqueda de equidistancia de las grandes potencias y de refuerzo de las relaciones Sur-Sur.
En el plano interno, el nuevo gobierno decidió entregar la demarcación de las tierras indígenas al Ministerio de Agricultura, representante de los intereses del pujante sector del agronegocio, uno de los principales aliados del presidente de ultraderecha.
Bolsonaro insistió en la necesidad de «extirpar la basura marxista»
El cambio deja sin la atribución a la Funai (Fundación Nacional del Indio) y desató las críticas de los opositores al ex militar, conocido por sus enfrentamientos con el sector ambientalista y el de los campesinos sin tierra. El tema fue, a un día de la asunción, uno de los más comentados en Twitter.
«Teníamos en nuestro plan de gobierno colocar dentro de la cartera de Agricultura todo lo que, de una u otra manera, gira en torno al agronegocio, que es el gran punto de sustento de la economía brasileña», afirmó el ministro jefe de la Casa Civil (jefe de Gobierno), Onyx Lorenzoni.
«Llamado por Dios y elegido por el pueblo»
«El día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto»
Bolsonaro despejó cualquier posible duda sobre su voluntad de cumplir con sus promesas de campaña, recordando en Twitter el rumbo que pretende dar a un mandato que debe extenderse hasta el 31 de diciembre de 2022.
«Nuestro discurso de asunción, que es nuestro eje de gobierno», escribió en la mañana del miércoles arriba del video de su intervención de la víspera frente al Palacio de Planalto, donde dijo que el 1o de enero de 2019 sería recordado como «el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto».
Volvió a publicar además un comentario en el que se dice determinado a extirpar «la basura marxista» del sistema educativo.
Onyx Lorenzoni ve en la llegada al poder de Bolsonaro, cuyo segundo nombre es Messias, un designio divino. «Muchos son llamados, son elegidos. Y Jair Messias Bolsonaro fue llamado por Dios y elegido por el pueblo brasileño», afirmó al asumir formalmente su cargo.
Los mercados, que apoyaron a Bolsonaro durante la campaña, reaccionaron con prudencia a los primeros discursos, esperando definiciones sobre los compromisos del ministro de Economía, Paulo Guedes, de proceder a ajustes y privatizaciones para sanear las cuentas públicas.
Jubilaciones, salarios, corrupción y mesianismo
La principal expectativa remite a la reforma del régimen de jubilaciones, sobre la cual nadie ha dicho por el momento una palabra.
La Bolsa de Sao Paulo operó durante la mañana en leve baja, pero después recuperó. Y el real se reforzó frente al dólar.
En su primera medida como presidente, Bolsonaro decretó el martes último subir el salario mínimo a 998 reales (262 dólares), levemente por debajo de los 1.006 reales proyectados por el gobierno del presidente saliente Michel Temer.
Una agenda de acción divulgada la semana pasada por Lorenzoni fija cuatro etapas a 10, 30, 60 y 90 días para la identificación y el encaminamiento de propuestas prioritarias, así como para la eventual revocación de decretos y leyes existentes.
La agenda establece además reglas de conducta y prohíbe contratar familiares cercanos, para evitar que las sospechas de corruptelas y nepotismo que arruinaron la imagen de muchos políticos se propaguen.
La lucha contra la corrupción y contra la criminalidad estarán en el centro de las preocupaciones del gobierno, afirmó el nuevo ministro de Justicia, el juez Sergio Moro, un emblema de la Operación Lava Jato, que llevó a la cárcel a decenas de políticos, incluyendo al ex presidente y fundador del PT Luiz Inácio Lula da Silva.
Numerosos analistas destacaron el miércoles el tenor electoral de los primeros discursos. Para Igor Glelow, de Folha de S.Paulo, «los discursos de Bolsonaro son una colección de tuits sazonados con mesianismo». Cristian Klein, de Valor, resaltó que palabras como «desigualdad», «hambre» o «desarrollo» desaparecieron de los discursos de investidura, y que por contrapartida abundaron las menciones a Dios y las denuncias a la «ideologización» de la vida social.