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Bonacci: “La ciudad está quebrada moralmente”

El ex edil se postula por Unite para volver al Concejo y abogó por una política “sin vender humo”. El ex dirigente del Modín cuestionó al Estado municipal por “el abandono de los barrios”.

José Alejandro Bonacci comenzó a instalar, bajo el sello del partido Unite, su precandidatura a concejal de Rosario. Propone una política “sin vender humo”, cuestiona “el abandono del Estado municipal de los barrios” y definió a Rosario como una ciudad “quebrada moralmente”.

En diálogo con El Ciudadano, el ex concejal en el período 2001-2005 dijo que vuelve “a la política” porque ve que hay “necesidades” y sostuvo: “La ciudad que dejamos en 2005 no es la que existe hoy”.

—Comenzó a aparecer cartelería de Unite con tu figura y el lema “política sin humo”, ¿qué sería no vender humo en política?

—La política es construcción, es sumar voluntades, es tener ideas, es estudiar la situación, es trabajar, leer, prepararse y hacer. Por ahí los legisladores hacen imposición de mano, votan y te puedo asegurar que no leen lo que votan. Eso sería elemental, pero los muchachos se preocupan de cobrar las 40 lucas de sueldo y están los asesores que tampoco leen nada porque son parientes, amigos, deudores políticos. Entonces es todo una gran construcción falsa la democracia. El humo es el marketing, cuando la provincia dice construimos 40 mil metros de asfalto, en realidad son 4 kilómetros pero 40 mil suena más lindo. El humo es cuando te dicen, y es la parte grave, que todo está bien y ya llevamos muchos muertos. Vender humo es generar desde el poder situaciones de violencia.

—Pensando en el año que viene, ¿apuntás a ingresar al Concejo Municipal?

—Yo conozco mis limitaciones. Fui concejal entre 2001 y 2005. Encontramos un Concejo que tenía muchos empleados, que estaba retraído sobre sí mismo. Propuse sacar el Concejo a las calles y achicarlo desde el punto de vista burocrático. Rosario está quebrada moralmente, yo no vivo de la política y no me gusta la política clásica. Vimos que había una necesidad: la ciudad que dejamos en 2005 no es la que existe hoy. Tenemos concejales más caros que Lionel Messi, cada concejal nos cuesta un poquito más de 10 millones de pesos anuales, si dividís el presupuesto por la cantidad de ediles. Y producen 1.100 ordenanzas o declaraciones de interés por año, cada uno de esos proyectos aprobados nos cuesta 227 mil pesos. Un poquito caro. Hoy hay muchos menos concejales y muchos más empleados que los que teníamos en 2002.  Hay que recrear los lazos de solidaridad desde arriba, los primeros que tienen que dar testimonio de que hay que enfrentar la realidad de otra forma, deberían ser los políticos. Rosario le dio un crédito a este modelo de gobierno hace 25 años atrás, el crédito se consumió y no se les cae ninguna idea. Es necesario un cambio, más que político, generacional.

—¿En qué cambió la ciudad desde que dejaste el Concejo en 2005?

—El abandono del Estado municipal de los barrios y el abandono de un proyecto de desarrollo o de un perfil rosarino. El socialismo que accedió al gobierno en 1990 le dio una impronta, un proyecto, el tema es que hoy la ciudad es manejada no por un partido político o un grupo ideológico sino por unos pocos detentadores del poder, fundamentalmente económico. ¿Es un proyecto de ciudad inclusivo? No. El proyecto político se ha escindido de un proyecto popular. Hoy priman los intereses de la especulación inmobiliaria por sobre los de la ciudad. Esa es la médula. El tema de la industrialización fue abandonado, la crisis de los 90 pegó duro, pero después no hubo acciones positivas al efecto de desarrollar polos industriales.

 

“El problema no es la venta de droga, sino dónde va esa plata”

José Alejandro Bonacci más que la inseguridad, identificó a la “violencia que tiene la sociedad” como el problema principal de la ciudad y con respecto al narcotráfico, cuestionó que el Estado municipal “ampara y facilita los medios” para “blanquear” el dinero proveniente del delito organizado.

“La médula del proyecto de ciudad que mutó a los intereses económicos no está desenganchada del problema del narcotráfico. El problema no es la venta de un gramo sino dónde va a parar esa plata. El Estado municipal de alguna forma ha terminado amparando y facilitando algunos medios para que esas inversiones, blanqueo de dinero, se hagan”, advirtió el ex concejal.

“Si tenemos un narcotraficante muerto como (Luis) Medina que tenía cuatro habilitaciones municipales, evidentemente debe haber un control municipal e intercambio de información con las agencias especializadas como la UIF para ver si los emprendimientos son lícitos”, agregó.

“Lo que hay que hacer es ganar el territorio. Significa que el Estado no tenga una función burocrática sino que objetivamente promueva la integración social. El club Federal estaba copado por narcos y fue recuperado por los vecinos. Un dato que me aportaron es que en ese barrio hoy no hay búnker, porque hay un club”, explicó Bonacci.

—Tampoco debemos dejar de mencionar los cuestionamientos que tiene la Policía.

—Absolutamente. Porque para ser periodista, médico, abogado o educador, requiere vocación y la Policía es una salida laboral. Sin embargo es una situación excelente para hacer un cambio aplicando políticas que están a mano de alguien que tenga un proyecto político. La autonomía municipal, que no hay que rogarla, sino que es de suyo por la Constitución del 94, nos permitiría poner una policía municipal y empezarla de cero. ¿Qué es la policía? En todas las épocas del ser humano siempre ha respondido como el brazo armado de un proyecto político, que en algún momento pudo haber sido políticamente represivo o económicamente represivo o que cuide el status quo de una sociedad. En estos momentos necesitamos una policía que nos cuide del problema social y moral que tiene Rosario.

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