El gobierno de Brasil negó hoy «categóricamente» las versiones que circularon en la prensa sobre la renuncia de la presidenta, Dilma Rousseff, mientras que según algunas versiones se evalúa convocar al líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva, para que se sume al gabinete.
El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, desmintió hoy «categóricamente» las versiones sobre la presunta redacción de la carta de renuncia de Rousseff y aseguró que ella continúa garantizando la «gobernabilidad» a pesar de la inestabilidad política, informó la agencia Ansa.
El presidente del opositor partido Demócratas, senador José Agripino Maia, aseguró que Rousseff «ya no tiene el control del gobierno» y que la disparada de la inflación, que hoy llegó al 9,56 % anual, como consecuencia de su «falta de credibilidad» ante los mercados, aseguró.
En medio de esta situación, Rousseff analizó junto a su equipo una reforma en el gabinete de ministros y una de las posibilidades barajadas, según trascendió, es el nombramiento de Lula da Silva, ex presidente entre 2003 y 2011 y líder del PT que podría oxigenar el critico momento que atraviesa el gobierno enfrentado con parte del Congreso y salpicado por las denuncias de corrupción en Petrobras.
De acuerdo con lo publicado hoy por O Globo y Brasil247 el ex gobernante podría ser designado al frente de la cartera de Defensa, en la que hoy se desempeña el dirigente petista Jaques Wagner, o la Cancillería, comandada por el diplomático de carrera Mauro Vieira, ex embajador en Estados Unidos y Argentina.
Junto a la eventual designación de Lula el gobierno planea una ronda de consultas con los «Barones del PBI», grupo en el están contemplados ejecutivos de la siderúrgica Gerdau, el banco privado Bradesco, que acaba de adquirir a la filial brasileña de HSBC y el grupo de supermercados Carrefour.
El eventual nombramiento de Lula y la re aproximación con grandes empresarios serían dos iniciativas para levantar la mala imagen del Ejecutivo y recuperarse para aventar el fantasma del juicio político, que tomó fuerza luego de que la última encuesta de Datafolha indicara que el 66 por ciento de la población ve con buenos ojos que la presidenta se someta a ese proceso, que deberá aprobarse en principio en el Congreso.
Por su parte, el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) perteneciente a la coalición gobernante, afirmó hoy que continuará comandando la «articulación política» del gobierno, saliendo al cruce de rumores sobre su alejamiento de esa función.
El miércoles, Temer admitió frente a periodistas que la «crisis es grave» y propuso que surja alguien capaz de tomar el control de la situación, lo cual fue interpretado por algunos como una auto postulación para asumir el gobierno en caso de que Rousseff deje la presidencia, cargo para el cual fue reelecta en octubre de 2014.
Los diarios O Globo y Folha de Sao Paulo aseguraron que en una reunión convocada ayer por la mandataria, presenciada por los ministros Eliseu Padilha (Aviación Civil) y Aloizio Mercadante (Casa Civil), Temer dio explicaciones sobre sus dichos y ofreció su renuncia, que no fue aceptada por Rousseff.
El vice hoy salió a desmentir esa posibilidad en Twitter: «Son infundados los dichos de que dejé la articulación política. Continuó. Tengo responsabilidades con mi país y con la presidenta Dilma», expresó.
En medio de este escenario político convulsionado, el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que encabeza Aécio Neves convocó oficialmente a la marcha por el juicio político previsto para el domingo 16 de agosto.
Fue la primera vez que la agrupación del ex candidato presidencial adhiere formalmente al movimiento por la salida de Rousseff, que hasta ahora no aceptaba partidos políticos.
Ayer, mediante un corto televisivo trasmitido en todo el país por radio y televisión, Rousseff dio sus explicaciones sobre el delicado momento que atraviesa Brasil y aseguró que llevará al país a un lugar mejor.
«Sé que hay mucho por mejorar, sé que hay muchos brasileños sufriendo, pero juntos vamos a salir de esto, estoy del lado de ustedes», subrayó la jefa del Estado en el spot.
El vídeo, en el que también aparecieron Lula da Silva, y el actual presidente del partido, Rui Falcão, despertó un cacerolazo en 22 capitales, en rechazo a las declaraciones de la mandataria.
Vecinos del barrio elegante de Higienópolis en San Pablo salieron a sus balcones con cacerolas y sartenes, mientras el hashtag «cacerolazo» subió al primer lugar de los asuntos más visitados en Twitter, informó el diario Folha de San Pablo, habitualmente crítico de la gestión del gobierno brasileño.
«Sé que la crisis ha llegado a nuestros hogares; también sé que esta no es la primera crisis que enfrentamos; nuestro peor momento es aun mejor para el empleado que el peor de los gobiernos anteriores», sostuvo Lula, y agregó que «los problemas económicos se resuelven con la política correcta y valiente, no con oportunismo».
El spot fue realizado ante la crisis económica, las disidencias dentro del Congreso -agravadas desde el reinicio de la actividad parlamentaria esta semana, con una serie de proyectos «bomba» promovidos por el ahora opositor presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha-, y el escándalo de corrupción en Petrobras.