El Ministerio brasileño de Medio Ambiente recibió este miércoles con «sorpresa y preocupación» la decisión del gobierno electo del ultraderechista Jair Bolsonaro de fusionar esa cartera con el Ministerio de Agricultura, un proyecto que según sus críticos dejaría el cuidado del medio ambiente en manos del poderoso sector del agronegocio.
Ambos Ministerios «tienen agendas propias» y «fragilizar la autoridad representada por el Ministerio de Medio Ambiente, en un momento en que la preocupación con la crisis climática se intensifica, sería temerario», afirmó en un comunicado el ministro Edson Duarte.
El documento advierte, en sintonía con representantes de la sociedad civil, que la medida traería consecuencias negativas para el cuidado del medio ambiente y para la economía del coloso sudamericano.
Con esa fusión, «la economía nacional sufriría, especialmente el agronegocio, frente a una posible represalia comercial por parte de países importadores», añade.
«Protegemos nuestras riquezas naturales, como los biomas, el agua y la biodiversidad, contra la explotación delictiva y predadora, de forma que puedan seguir cumpliendo su papel esencial para el desarrollo socioeconómico», explica Duarte, quien propone un diálogo «transparente y calificado» con el gobierno entrante durante el período de transición.
El futuro responsable del área económica de Brasil, Paulo Guedes, anunció este martes que el gobierno del presidente electo unificará las carteras de Hacienda, Planificación e Industria y Comercio Exterior, en el marco de un plan que prevé bajar de 29 a 15 el número de ministerios. Y en esa línea es que fusionará la cartera de Medio Ambiente con el Ministerio de Agricultura.
Al menos dos solicitadas circulaban por las redes sociales para frenar la iniciativa. Una de ellas, en el sitio web peticaopublica.com.br, ya había recogido más de 460.000 adhesiones este miércoles.
Bolsonaro, quien asumirá el cargo el próximo 1º de enero, fue electo el domingo pasado con el 55% del voto popular y cuenta con un amplio apoyo del lobby del agronegocio, responsable por una buena porción del PIB brasileño.
Pero incluso entre miembros de la bancada ruralista (vinculada al agronegocio) de la Cámara de Diputados ese proyecto despierta «preocupación».
«Tenemos que entender cómo funcionará y por eso no voy a decir si estoy a favor o en contra, pero nos causa preocupación incluir en Agricultura un ministerio de esa dimensión y complejidad», dijo la coordinadora de esa bancada, Tereza Cristina, citada por el diario O Globo.
El Ministerio de Medio Ambiente se ocupa entre otros temas de las licencias ambientales a la concesiones de obras de infraestructura, como la construcción de hidroeléctricas o de plataformas petroleras.
En agosto, en una visita al estado amazónico de Roraima, Bolsonaro criticó los controles de las agencias estatales de temas ambientales, ICMbio e Ibama, que «perjudican a quienes quieren producir».
El general Oswaldo Ferreira, probable ministro de Transporte en el próximo gobierno, declaró en una entrevista reciente con el periódico Estado de San Pablo que en la década de 1970 –cuando el gobierno militar construyó una carretera que atraviesa la selva amazónica– no existían esos órganos reguladores para «joder la paciencia».
Bolsonaro pareció ceder la semana pasada a las presiones, pero finalmente zanjó por mantener esa fusión, incluida en su programa electoral, en el cual las palabras deforestación, Amazonía o calentamiento global brillan por su ausencia.
«Agricultura y Medio Ambiente estarán en el mismo ministerio, como [estaba planeado] desde el primer momento», anunció el martes el diputado Onyx Lorenzoni, futuro jefe de gabinete.
Críticas de ONGs y solicitadas
La ONG ecologista Greenpeace se opone a la fusión, por considerar que colocaría a Brasil, el país más biodiverso y que alberga la selva más importante del planeta, en un camino «a contramano del resto del mundo».
«Los mercados internacionales y los consumidores quieren garantías de que nuestro producto agrícola no esté manchado con la destrucción forestal. Al extinguir el Ministerio de Medio Ambiente, reduciremos el combate a la deforestación, perdiendo competitividad, lo que puede inclusive afectar la generación de empleos», afirmó Greenpeace en un comunicado.
La Coalición Brasil Clima, Selvas y Agricultura –compuesta por decenas de organizaciones de la sociedad civil, académicos y también por empresas que defienden la industria sostenible–, rechazó asimismo la fusión.
«Las dos agendas (medio ambiente y agricultura) son fundamentales para asegurar el equilibrio entre la conservación ambiental y la producción sostenible y deben tener el mismo peso en la toma de decisión del gobierno», escribió la coalición en un comunicado difundido por la ONG WWF-Brasil.
La ONG Observatorio del Clima dijo que se trata del «inicio del desmontaje de la gobernanza ambiental de Brasil».