Cuatro presos fueron asesinados cuando eran trasladados de la cárcel donde se produjo la masacre de otros 58 reclusos, en Altamira, estado de Pará, norte amazónico de Brasil, informaron hoy las autoridades.
De esta forma, ascendió a 62 la cifra de muertos producto de la guerra entre bandas que controlan presidios y el tráfico de drogas en la región amazónica, punto clave para el traslado de cocaína desde Colombia, Perú y Bolivia hacia los puertos brasileños en el Atlántico.
El horror de la masacre del pasado lunes en el Centro de Recuperación de la ciudad de Altamira continuó con el traslado de presos determinado por las autoridades para detener el choque entre bandas criminales.
En un camión jaula donde eran trasladados 30 presos, cuatro de ellos fueron asesinados asfixiados cuando iban camino a la ciudad de Marabá, a 600 kilómetros, informó la oficina de prensa del gobernador Helder Barbalho.
De acuerdo con las autoridades, el motín del lunes fue motivado por una pelea entre las bandas criminales Comando Classe A (CCA) y el Comando Vermelho (CV, Comando Rojo), que pugnan por reclutar presos a sus filas y controlar el tráfico de drogas y armas.
Las autoridades penitenciarias informaron el martes por la noche que habían encontrado un cadáver más, con lo cual dentro del presidio los muertos habían ascendido a 58.
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, anunció el envío de tropas federales para permitir ayuda en el sistema penitenciario del estado de Pará, ubicado en el norte amazónico y considerado como parte de la ruta por la cual se trafica hacia Europa la droga producida en los vecinos andinos.
Enfrentamiento entre bandas dejó al menos 52 reclusos muertos en una cárcel