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Brasil: Temer llamó a la unidad para “salvar al país”

El mandatario interino afirmó que trabajará para un país federal "de verdad" y "no artificial como sucede en la actualidad". Conformó un gabinete con dirigente de derecha y centroderecha.

El interinato de Michel Temer en la Presidencia de Brasil comenzó con un llamado a la “unidad” para “salvar al país” y el anticipo de que habrá que hacer “reformas” para lograr la recuperación economía. “Es urgente pacificar la Nación y unificarnos. Pedimos colaboración para que podamos salir de la crisis y el primer paso es el diálogo”, dijo.

En medio la grave crisis institucional, y en momentos en que gran parte de la clase política brasileña está afectada por escándalos de corrupción, Temer dijo desde el Palacio del Planalto que es necesario en esta hora «tener confianza en la democracia brasileña».

En su primer discurso público como presidente interino tras la suspensión de Dilma Rousseff, prometió que no habrá recortes en los planes sociales creados para dar alivio a los sectores más vulnerables del país y aseguró que trabajará para generar confianza en «la recuperación de la economía nacional, en los potenciales del país y en sus instituciones sociales y políticas».

“Lo importante es que el Parlamento trabaje con el Ejecutivo en forma integrada. Allí están todas las corrientes y opiniones sociales, están los votos de todos los brasileños”, añadió el jefe de Estado interino, quien eligió para su gabinete a ministros de nueve fuerzas políticas con representación parlamentaria.

A la ex mandataria la nombró en un tramo de su discurso, solo para manifestar su “respeto a la presidenta suspendida”. Pero no hizo alusión alguna a los argumentos en los que se basó la oposición para suspenderla y someterla a juicio político.

El mandatario interino, que se mostró sonriente en todo su pronunciamiento, afirmó que trabajará para un país federal «de verdad» y «no artificial como sucede en la actualidad» y agregó que tiene “un objetivo claro para las transformaciones del país: sostenibilidad, inversión privada y creación de empleos”.

«Requerimos que el gobierno apoye al pueblo. La moral pública será nuestro objetivo y el Lava Jato (escándalo de corrupción) es una referencia. Brasil está viviendo la peor crisis económica, 11 millones de personas desempleadas. La situación de la salud pública es caótica. Nuestro plan es poner un freno a esta caída de la calidad de vida», afirmó Temer.

Destacó la necesidad de combatir la inflación y reducir el déficit público, a la vez que se refirió a la conveniencia de “calmar a los mercados” y “eliminar los puestos (de trabajo en el Estado) que fueron entregados por relaciones”.

Por otro lado, indicó que ninguna de las reformas previstas “cambiaran los derechos adquiridos por los ciudadanos brasileños».

Temer se refirió a las líneas centrales del plan económico que piensa implementar. Habló de la necesidad de fortalecer al sector privado para que el Estado pueda mejorar la atención en la seguridad, la educación y la salud.

«El Estado no puede hacer todo. Depende de las fuerzas del sector productivo, que son los trabajadores por un lado y los empleadores por otro», dijo.

En el gabinete de Temer predominan dirigentes de derecha y centroderecha, lo cual supone un giro en la política de un país gobernado durante en los últimos trece años por el Partido de los Trabajadores (PT), de orientación centroizquierdista.

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