Ciudad

Buena labor de Protección Civil ante las inundaciones

La dependencia coordinó acciones y movilizó bombas a distintas localidades para resolver anegamientos.

Ezequiel Nieva

El subsecretario de Protección Civil de la provincia, Marcos Escajadillo, repasó las tareas que durante el fin de semana llevó adelante la dependencia que él dirige, remarcó lo inusual del fenómeno –en la capital provincial llovieron 200 milímetros en apenas ocho horas– y destacó el trabajo coordinado entre la provincia y los gobiernos locales, que permitió que una potencial crisis fuera resuelta en tiempo y forma aún con las dificultades del caso. A la vez, el funcionario aclaró las estimaciones con las que trabajan: “Hasta mayo o junio vamos a tener estos cuadros de lluvias fuertes”, aseguró.

El viernes, antes de las lluvias, Protección Civil difundió un alerta meteorológico para que municipios y comunas puedan tomar las correspondientes medidas de prevención. En particular, hicieron hincapié en el estado de las estaciones de bombeo, porque se esperaban lluvias muy intensas. Mientras Protección Civil se comunicaba con las localidades del interior de la provincia para coordinar acciones, la televisión mostraba imágenes de la ciudad de Buenos Aires inundada. “Ya en la madrugada del sábado la tormenta muy intensa hizo que tuviéramos que redireccionar todo lo que hace al sistema de bombeo”, explicó el funcionario.

Con ese panorama a resolver, Protección Civil decidió llevar bombas de Rosario, de San Javier y de Reconquista a las ciudades de Santa Fe, Santo Tomé y Coronda y a las localidades de Arroyo Leyes y Helvecia. Así, se pudo mejorar la capacidad de bombeo en los lugares más críticos. “Porque 200 milímetros en ocho horas es una cantidad muy importante”, explicó Escajadillo. “Afortunadamente todos estos equipos funcionaron, con lo cual se pudo desagotar en forma progresiva el agua que había caído”.

Además de las localidades citadas, también hubo problemas en Franck, Villa Constitución, Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez. Y también en Rosario, aunque el propio Escajadillo reconoció que la ciudad Cuna de la Bandera tiene una capacidad de respuesta muy superior a la del resto de las ciudades santafesinas.

De cara a un panorama que se presenta complicado en los próximos meses, el funcionario provincial explicó de qué modo lo abordará Protección Civil: “Desde el principio de mi gestión se viene trabajando en el fortalecimiento de las juntas municipales o comunales de Protección Civil, que son las que se ponen en funcionamiento cuando suceden estas emergencias. Hay una fase de alerta; informamos a municipios y comunas y de esa manera cada uno empieza a tomar sus previsiones. Y cuando sucede la emergencia, se coordina a través de la Subsecretaría de Protección Civil la respuesta del Estado provincial, a través de los ministerios de Desarrollo Social, de Aguas, de Obras Públicas, de Salud, de la EPE y de Aguas Santafesinas”.

Por último, el funcionario hizo un balance de la tarea de municipalidades y comunas durante la emergencia: “Hubo una respuesta rápida, aunque ante lluvias de estas características siempre es insuficiente porque 200 milímetros en tan poco tiempo no permite una capacidad de drenaje y de bombeo. Siempre hay gente afectada, pero la afectación en este episodio de 200 milímetros fue de horas y hubo gente afectada que no se quiso evacuar porque veía que el agua estaba escurriendo o que se estaba bombeando”.

 El panorama en Santa Fe

 Todavía con 131 personas evacuadas y con estadísticas que sorprenden día a día –ayer se comprobó que éste es el febrero más lluvioso de los últimos cien años–, la ciudad de Santa Fe comienza a reponerse del fuerte temporal que la azotó el fin de semana y que, por momentos, hizo recordar la inundación de 2007. Aunque hay dos diferencias que saltan a la vista: en aquella ocasión llovieron 500 milímetros en una semana y esta vez fueron 200 en una sola noche; aquella vez el sistema de bombeo colapsó y todo el oeste de la ciudad quedó bajo agua durante semanas –hubo 50 mil evacuados–, mientras que en esa oportunidad el sistema de bombeo respondió como se esperaba.

Ayer, cuadrillas municipales monitoreaban los sectores donde persiste el anegamiento temporario para realizar tareas de desobstrucción que permitan mejorar el escurrimiento del agua, mientras que en el refugio temporario que mantiene habilitado la Municipalidad aún permanecían alojadas 91 personas.

El intendente de la capital provincial, Mario Barletta, resaltó ayer que, gracias a la infraestructura del sistema de bombeo –muy superior a la de hace algunos años–, la mayoría de los barrios afectados volvió a la normalidad en dieciocho horas, “cuando en épocas anteriores el agua permanecía en las calles o en las viviendas durante una semana”, declaró el intendente.

Esa alusión sonó como una estocada al peronismo santafesino, que gobernó la ciudad por veinticuatro años y que no tuvo capacidad de respuesta cuando fue necesario: durante la inundación del río Salado –en 2003– el intendente Marcelo Álvarez –hoy procesado por estrago culposo– erró en sus pronósticos sobre cuáles barrios se iban a inundar y cuáles no; en la más reciente inundación, provocada por las lluvias de marzo y abril de 2007, el intendente Martín Balbarrey falló en todos los aspectos –plan de contingencia, sistema de bombeo, evacuación de los barrios inundados– y de esa manera vio truncadas sus posibilidades electorales.

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