Personal de distintas áreas de la Municipalidad llegaron ayer por la mañana hasta Salvá al 5900, la manzana donde se encuentran el Club Roque Saenz Peña, la vecinal del barrio y la plaza que lleva el nombre del poeta Homero Manzi, en barrio Roque Sáenz Peña. Allí, además, entre las canchas de fútbol y los juegos infantiles funciona los fines de semana, desde 2001, una feria de venta y trueque de objetos y mercadería. Aunque los puesteros y el municipio renieguen del apelativo, el espacio es conocido como “La Saladita”.
Los agentes municipales intentaron levantar un cerco alrededor de la plaza con el objetivo de “recuperar” el espacio e iniciar una serie de obras: parquización, nuevas luminarias, pintura antivandálica, colocación de estaciones aeróbicas, cartelería y hasta un mural artístico, entre otros. Parte de los mil puesteros apostados en el predio para vender o cambiar una increible variedad de objetos, incluidos ropas (nuevas o usadas), muebles y hasta alimentos, impidió que completaran el cerramiento.
Los funcionarios municipales se retiraron, también los agentes de las fuerzas de seguridad que los acompañaron, para no generar más tensión. Quedó, eso sí, un móvil de Control Urbano apostado en el lugar.
De inmediato, puesteros que trabajan en ese predio montaron una carpa a la espera de que se concrete hoy una reunión con concejales y autoridades municipales para destrabar el conflicto.
En las estimaciones de los feriantes, el espacio da trabajo a mil puesteros y recibe a unas 3 mil personas los fines de semana. “Hay muchos vecinos que viven de la feria”, comentó uno de ellos a El Ciudadano.
La intervención
Según informaron desde el Ejecutivo, el vallado en esa plaza de la zona sur comenzó ayer porque el espacio “estaba seriamente deteriorado por la radicación de una feria ilegal los fines de semana”.
“En el marco de un plan continuo de mejora de plazas en la ciudad, y a raíz del pedido de vecinos del barrio, priorizamos una intervención integral en el lugar. Para realizarla debemos colocar un vallado perimetral que nos permita concretar las mejoras en el menor tiempo posible”, comunicó la secretaria de Ambiente y Espacio Público, Marina Borgatello.
La funcionaria agregó que están planificadas mejoras en la sede de la vecinal y en el club.
De acuerdo con Borgatello, este tipo de intervención se hizo en otros dos puntos de la ciudad: la plaza La Esperanza, en la zona norte, y en el espacio público ubicado en Piedras al 1.300, en el sudoeste.
“Sabemos que hay actores que se oponen a la intervención y mejora del espacio público. Esto, lamentablemente, no es nuevo, pero como municipio debemos bregar por la legalidad y el bien común. Hemos valorizado la intervención de esta plaza y vamos a llevarla adelante”, sostuvo Borgatello, quien agregó que esta iniciativa cuenta con el aval de la vecinal.
La Secretaría de Ambiente indicó además que el presidente de la Asociación Empresaria de Rosario (AER), Ricardo Diab, mostró su apoyo. “Rosario presenta a nivel nacional los menores guarismos en el mapa de la ilegalidad, según el mapa que elabora periódicamente la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came). Si no hubiese controles, o si el mismo fuese laxo, Rosario estaría inundada de puesteros como hay en otros lugares del país. Por eso, acompañamos al municipio en este tipo de acciones”, dijo Diab, para quien hay que diferenciar siempre en este tipo de ferias los artesanos y los que tienen “puestos donde los productos que se venden son de dudosa procedencia”. Esos, insistió en el comunicado de la AER, compiten ilegalmente con el comercio establecido que debe cumplir con todas las de la ley.
Hoy, desde las 9.30, ediles del Frente para la Victoria, entre ellos, Eduardo Toniolli, se pondrán al frente de una comitiva que intentará destrabar el conflicto durante una reunión con el secretario de Gobierno, Gustavo Leone, y demás referentes de las áreas municipales involucradas en la iniciativa.
El cerco quedó a mitad de hacer pero, aseguraron los vendedores, este fin de semana habrá feria como desde hace 15 años.
Según los puesteros “el barrio vive de la feria”
En diálogo con El Ciudadano, Patricia, una de las feriantes que ayer por la tarde resistía con una carpa la intervención del municipio, explicó que hace 8 años trabaja en la feria Manzi. Vende junto a su pareja ropa que fabrica y espera en estos días tener la marca registrada a través de un trámite nacional.
“No vendemos cosas robadas ni droga. Vendemos porque no podemos pagar un alquiler en un comercio. Pero tenemos todas las facturas de lo que compramos. Cada vez vemos más gente que viene a trabajar acá. La situación hoy es de crisis económica, como cuando empezó”, señaló la mujer. La feria arrancó en 2000 cuando el trueque y la venta de usado crecían mientras adelgazaba el bolsillo de los argentinos.
“El barrio vive de la feria. Hemos intentado que el municipio nos habilitara y al menos colocara unos baños químicos. Nunca han tenido voluntad. Hemos sido censados, y nada”, agregó Patricia. A su lado, otro feriante reclamó: “¿Por qué quieren cerrar todo? ¿Por qué no hacerlo por sectores y etapas y así permitir que sigamos trabajando? A menos que nos quieran echar. Esta es una feria mansa. Están demonizándonos”.