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Buscan imitar los campamentos sanitarios de la UNR en Bolivia

Este año, y después de ser capacitados por médicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas, una universidad del vecino país hizo una prueba piloto para conocer la salud de las poblaciones rurales

Hace un mes el médico Gabriel Keppl, armó las valijas y viajó a Bolivia para seguir de cerca cómo un grupo de voluntarios y estudiantes de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno analizaban el agua y hacían las historias clínicas de los tres mil habitantes del pequeño pueblo llamado Sagrado Corazón. Keppl asistió mientras hacían un relevamiento parecido al que desde hace casi una década lleva adelante la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario: el campamento sanitario. La práctica, propuesta como la última parte del cursado de la carrera de medicina, invita a instalarse durante cinco días en una localidad y detectar las consecuencias del modelo sojero y los agroquímicos en el agua, la tierra y las personas. Con más de 30 campamentos hechos en cuatro provincias de Argentina el modelo creado en Rosario atrajo a distintas universidades de Bolivia, que lo quieren incorporar a sus carreras.

El origen

Keppl integra Instituto de Salud Socioambiental de la UNR y organiza los campamentos sanitarios, impulsados por el médico y especialista Damián Verzeñassi en 2011. Según contó a El Ciudadano, el contacto con Bolivia empezó en 2017 a través de la ONG Probioma (Productividad Biosfera Medio Ambiente) que promueve la producción de alimentos que no dependan de plaguicidas químicos. Invitados por la ONG compartieron un encuentro sobre producción alimentaria, donde el principal debate de fondo era la incorporación de un maíz transgénico. “Había hecho ruido porque la Constitución de Bolivia, donde consideran a la Madre Tierra como un sujeto de derecho, no lo permite. La ONG avanzaba en fomentar producción orgánica. El gobierno, que primero había negado la posibilidad de un maíz transgénico, después empezó a permitir esa tecnología”, recordó Keppl.

Probioma fue la ONG que vinculó a la UNR con la universidad de Bolivia

A partir de ese primer intercambio, la ONG los vinculó con academias que querían tomar el modelo de los campamentos sanitarios. “Venían trabajando la producción transgénica desde una mirada sociológica y no tanto de los impactos en biológicos en la población”, agregó Keppl. En 2018 representantes de la UNR visitaron dos universidades interesadas en replicar la idea. Ambas eran de Santa Cruz, una de las zonas más ricas de Bolivia, y cuentan con la carrera de medicina. Una de ellas, la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, tenían un equipo de médicos brigadistas como parte de un programa de extensión universitaria que estaban en línea con los campamentos sanitarios santafesinos.

A fin del año pasado un grupo de estudiantes y médicos de la universidad boliviana se sumaron al campamento sanitario de Arteaga (a 130 kilómetros de Rosario). “Hicimos una capacitación y estuvieron los 5 días con nosotros. Se llevaron los materiales y la experiencia y pudieron replicar la experiencia en Sagrado Corazón”, explicó Keppl. Según contó el médico, que participó como auxiliar, hubo una gran cantidad de voluntarios, que incluso ponían plata de sus bolsillos para llevar agua potable al lugar. “Ahora tiene la idea de incorporarlo como funciona en la UNR: una instancia más de la carrera de medicina”, agregó Keppl.

Evaluación y futuro

De la experiencia en Bolivia aún están analizando los datos para cotejarlos con lo que está hecho en Argentina en 31 localidades y que desde 2011 alcanzó a 164 habitantes. Para Keppl, el pueblo en Bolivia no solo está expuesto al modelo agroindustrial sino que allí sufren otras vulnerabilidades. “Por ejemplo, el nivel de flúor en el agua estaba ocho veces por encima de lo permitido pro estándares internacionales. También usaban contendores usados en el agro para cargar agua, algo que acá no se ve tanto. Pero además tienen grandes problemas de acceso al sistema de salud por ser una localidad sin laboratorio que obliga a muchos a hacer exámenes en ciudades más grandes”, explicó Keppl.

De acuerdo con el médico, en reuniones anteriores al relevamiento el grupo de brigadistas le dijeron que, al igual que lo monitoreado en Argentina, había un aumento de enfermedades. Según explicaron desde la organización de los campamentos de la UNR, la hipertensión, la diabetes, el hipotiroidismo y el asma son los padecimientos más encontrados durante los relevamientos. Como ejemplo, entre 1994 y 2014 aumentó la cantidad de embarazos perdidos en Acebal, Alcorta y Chabás. Entre las posibles causas, un informe del Instituto de Salud Socioambiental de la UNR, apuntó que en Argentina el uso de plaguicidas depende de 433 principios activos de los cuales 39 son cancerígenos y 24 son disruptores endócrinos.

Campamentos sanitarios, por médicos comprometidos

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