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Buscan prevenir enfermedades vinculadas a la alimentación en jóvenes

Desde hace 6 años existe estudiantes y docentes de distintas facultades de la UNR convocan a estudiantes de secundarias para abordar comportamientos riesgosos

Gonzalo García – Universidad Nacional de Rosario (UNR)

Un equipo de investigación perteneciente a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) trabaja con alumnos de las escuelas secundarias acerca de problemáticas relacionadas con la salud. Así surgieron producciones teóricas como “Hasta los Huesos”, “Que veo en el espejo” y “Es sabor del encuentro” que se centraron en la alimentación de los jóvenes. “Formamos parte de un proyecto de extensión universitaria. Cuando hablamos de extensión, lo hacemos de comunidad, de sociedad y abordamos situaciones que interesan, que preocupan”, expresó la docente e investigadora Liliana Rateni. Su proyecto titulado «Una previa diferente» vincula a la Facultad con las escuelas de enseñanza media de Rosario y alrededores con la idea de reflexionar sobre las condiciones que sostienen los comportamientos de riesgo. “Concedemos un carácter protagónico a los adolescentes para que ellos puedan pensar las situaciones que transitan analizando y confrontando las causas que impactan en forma negativa en su salud”, explicó.

En esta iniciativa participaron más de 600 alumnos de escuelas públicas de la ciudad. Por la complejidad sumaron al proyecto a estudiantes y docentes de Ciencias Bioquímicas, Psicología y Comunicación Social de la UNR, como así también nutricionistas y referentes institucionales con experiencia en las temáticas específicas. Comenzó hace seis años en Medicina y fue creciendo e incorporando a integrantes de otras facultades. “Primero realizamos una formación con los alumnos de grado. Buscamos darle la mayor cantidad de herramientas para que luego ellos puedan utilizarlas para promoción de la salud de los secundarios”, describió Alejandro Maccarrone.

Los encuentros entre los estudiantes se llevan a cabo en las aulas de las escuelas y son entre pares ya que comparten la misma franja etaria. “Nos permitió revisar los ideales compartidos para crear nuestros propios recorridos y desprendernos de esos lugares que habitamos para poder descubrir nuevos espacios. Posibilitó sensibilizarnos con la realidad y trabajar en prevención”, dijo Carolina Sampietro, alumna avanzada de Medicina, quien comparte esta experiencia con sus compañeros Mikaela Carabajal, Agostina Bianchi y Santiago Casanelli.
En las escuelas pudieron escuchar, pensar en equipo y reflexionar objetivamente con los adolescentes. Así surgieron mitos, verdades y errores. “Fue enriquecedor para todos compartir sus saberes y los nuestros, todos enseñamos y aprendimos”, expuso Carabajal.

Una mirada amplia

El proyecto expone la necesidad de estudiar los hábitos alimentarios desde una perspectiva integral, producto de la interacción de las características del sujeto (biológico, psicológico, cultural) de los alimentos y del entorno del individuo. En especial, sobre las influencias de su grupo social, el medio ambiente y la presión mediática. Estos hábitos se ven influenciados por modas, creencias, variaciones del estado de ánimo o experimentación, y pueden afectar distintos aspectos del individuo: cambios en el carácter, retracción social, signos de depresión o ansiedad y hasta autoagresión. Según datos aportados por la Sociedad Argentina de Pediatría, uno de cada 25 adolescentes sufre algún desorden alimentario. De ese grupo, el 10% padece bulimia y/o anorexia.

Desde hace algunos años Argentina es el segundo país después de Japón con los índices más altos de casos de bulimia y anorexia en el mundo. “En este sentido es necesario abordar los factores que predeterminan los trastornos alimentarios en forma multidisciplinaria. En la pubertad y adolescencia es muy frecuente la preocupación por el peso y la figura utilizando métodos inadecuados para controlarlo”, explicaron desde la UNR.

En tanto, las consecuencias más graves de la obesidad en la adolescencia aparecen en la edad adulta debido a la grave con morbilidad asociada (diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer, etc.). De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil millones de personas adultas en todo el mundo tienen sobrepeso. De ese grupo, al menos 300 millones tienen obesidad. “Esta circunstancia justifica las medidas de prevención que están siendo adoptadas por las autoridades sanitarias de todos los países del mundo para combatirla desde temprana edad, teniendo en cuenta los factores culturales que favorecen estos trastornos”, comentó el Alejandro Maccarrone. “Los antecedentes personales del paciente, sus hábitos alimentarios, los rasgos de su personalidad, la percepción de su imagen corporal, ayudarán a alertar. La intervención en este momento puede revertir el proceso de la enfermedad”, agregó.

El balance

La experiencia desarrollada en Rosario permite a los estudiantes universitarios que participan anticipar un ámbito laboral y una práctica sanitaria que comprometerá luego su trabajo profesional. El intercambio que se da entre los jóvenes redunda al mismo tiempo en una valiosa formación para explorar temas sensibles y desarrollar prácticas preventivas en salud. “Tenemos la responsabilidad de intentar que los alumnos participen como sujetos de su propia formación. En la interacción social hay un sujeto capaz de intervenir con protagonismo en la resolución de sus propias inquietudes, lo que atendería a revertir la dicotomía sujeto-objeto”, explicó Rateni y agregó: “Somos sujetos de pertenencia, sujetos sociales, y si esa pertenencia no nos lleva adonde queremos llegar debemos cambiarla y ser partícipes de ese cambio”.

Examinar y aprender de la experiencia y hacerlo también dentro del contexto en el que ocurre son habilidades que se busca desarrollar intencionalmente en los alumnos, que son los que deben asumir la tarea de manera responsable y consciente. Cuando se trabaja en el marco de situaciones reales, observar, comprender, razonar, dudar y decidir deben convertirse en habilidades esenciales. Anticipar y mirar hacia el pasado de cada situación, avanzar y retroceder cuando sea necesario, son características fundamentales para generar nuevos caminos. “Debemos dar testimonio de cambio, demostrando que más que una creencia es una invitación a participar”, expresó la profesora. “Este proyecto invita a revisar en forma conjunta estos habitus para prevenir consecuencias nocivas en la salud. Funcionan como esquemas para orientar las valoraciones, percepciones y acciones, como principio generador de prácticas culturales y representaciones”, concluyó.

Una universidad que abre sus puertas y es protagonista se incorpora a la sociedad para pensar junto con ella cómo los disturbios alimentarios afectan la salud. En este marco, estudiantes de enseñanza media, que intervienen de modo dialógico con estudiantes avanzados de la Facultad de Ciencias Médicas, comparten asuntos comunes con voluntades de transformación social asumiendo así, la dimensión colectiva de su libertad individual.

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