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Buscó al ladrón que robó en su casa y lo ayudó a jugar al rugby

Un joven de 18 años que hace casi dos meses sufrió un violento asalto en su casa rastreó al ladrón lo ayudó a ingresar a Los Espartanos.

Un joven de 18 años que hace casi dos meses sufrió un violento asalto en su casa, que terminó con su propio padre baleado en una pierna por la Policía, rastreó al ladrón detenido por el hecho y lo ayudó a ingresar a Los Espartanos, el equipo de rugby de los presos de la Unidad 48 de la localidad bonaerense de San Martín.

El protagonista de esta historia se llama Tomás Beccar Varela y lo que ocurrió fue difundido en Twitter por su tío, el abogado Bernardo Beccar Varela.

El miércoles 28 de septiembre, un delincuente ingresó a la casa del obstetra Héctor Beccar Varela, en Bergallo y Diego Palma, tras sorprender a su hija mayor cuando estacionaba su auto.

El delincuente estaba desarmado y al entrar a la vivienda tomó un cuchillo de la cocina y amenazó a la chica.

Con la chica como rehén, el delincuente subió hasta la planta alta, donde descansaban el médico de 48 años, que trabaja en el Hospital Universitario Austral, y su esposa.

La situación fue advertida por otro familiar, que llamó al 911 sin que el ladrón se percatara.

En medio de las amenazas y la tensión, Beccar Varela juntó 1.200 dólares pero el ladrón le exigía más y entonces juntaron otros 3.500 pesos y le dieron un equipo de DVD, celulares y una máquina de fotos.

El médico logró convencer al ladrón que soltara a su hija y lo tomara a él como rehén y éste accedió: ambos se subieron a un auto de la familia, un Fiat Siena, y fueron hacia el lado de la villa La Cava, a unas 20 cuadras de allí.

Pero, en el camino, la Policía comenzó a disparar contra el vehículo, a pesar de que sabían que había un rehén, y luego, cuando lo cercaron, el médico se bajó para pedir ayuda y recibió un impacto de bala que le destrozó el fémur.

Prisión

El ladrón, en tanto, fue detenido y quedó imputado por los delitos de robo y privación ilegal de la libertad.

Tomás Beccar Varela fue testigo del asalto a su casa pero en vez de transformar su miedo en bronca decidió rastrear al asaltante para, de alguna manera, darle una mano.

“Yo creo que todos merecemos segundas oportunidades. Javier (el joven que lo asaltó), no tuvo muchas. Su mamá murió, su papá lo abandonó, su hermano estaba en la cárcel. Nunca aprendió ni a leer ni a escribir”, contó Tomás a los medios.

Fue así como Tomás, que juega en el SIC, se contactó con Coco Oderigo, quien fue su entrenador y además es el impulsor de Los Espartanos, proyecto que comenzó en 2009, y logró que lo trasladaran a la cárcel de San Martín.

Bronca

“Durante el asalto yo estaba muy enojado. Lo insultaba muy fuerte a Javier. Tenía mucha bronca, estaba sacado, porque amenazaba a mi hermana con un cuchillo. Pero una vez que pasó, pensé en que de todo esto podía salir algo bueno, y por eso lo busqué”, agregó Tomás.

Hace unos días, Tomás fue a la cárcel a jugar un partido de rugby con Javier y los Espartanos. “Cuando estaba entrando al penal sentía un poco de miedo. Apenas lo vi a él reviví toda la escena, pero esta vez de otra manera”, relató.

“Fue un momento muy raro, no sabría cómo describirlo. Javier es tímido, no me dijo nada, no es una persona que esté acostumbrada al cariño y a la amistad, tal vez nunca lo tuvo. Pero fue una experiencia muy positiva”, relató Tomás.

“Para mí es una manera de no quedarme con el miedo del momento del asalto, de convivir con otras personas de una manera mejor. De sacar algo bueno de un momento feo”, concluyó Tomás a los medios de comunicación .

 

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