Claudio Ñañez es cacique de la comunidad Corundá de Coronda, en el departamento San Jerónimo, una de las 39 reconocidas jurídicamente en el Registro Especial de Comunidades Aborígenes de Santa Fe. Esta semana, lanzó una alerta sobre la gran mortandad de peces esperable por la vuelta de la bajante de los ríos, en este caso el Coronda, que deja numerosos cuerpos de agua aislados de los cursos principales con escasa profundida y oxígeno que las altas temperaturas disminuye rápidamente por evaporación. No solo lanzó la advertencia sobre un fenómeno que especialistas ponen en agenda cada vez que se producen prolongados estrés hídricos, sino que puso manos a la obra con familiares y se llegó hasta la zona de islas frente a la capital de las frutillas para rescatar los ejemplares pequeños de sábalo, amarillo y otras especies que pudieron. No es la solución, pero sí un llamado de atención sobre el futuro de la fauna ictícola.
“Iremos por varios días a la isla e intentaremos sacar los que podamos y tirarlos a la corriente principal del río”, dijo. Y lo hizo. Su advertencia fue contundente: “Este desastre, esta pérdida por cantidades, se va a empezar a notar durante este año o el que viene, sobre todo para la pesca comercial. No se recupera así nomás, porque se corta el ciclo de vida, no van a desovar. No crecen, no se reproducen, es un desastre, y se ve por todos lados en la isla, kilómetros de arroyos con peces muertos”.
Aunque tal vez no alcance para revertir el panorama, el cacique hizo un llamado a sumarse. “Estaría bueno que la gente que viene a la isla traiga mallas o medios mundo y ayude a tirarlos a la corriente principal. Si todos hicieran lo mismo… Yo pude sacar una buena cantidad, hay muchos sábalos, amarillos, moncholos, pacucitos. Estos charcos están algo hondos y tienen oxígeno, pero no va a durar mucho”, describió.
Los peces atrapados en esas «lagunitas» de pocos centímetros, además, son presa asegurada para predadores naturales y algún que otro pescador sin conciencia. “Los que se murieron fueron comidos por las iguanas, chimangos y caranchos. No les voy a dar tiempo a que se mueran a éstos, están cerca de nuestro sitio. Ahora se secó una parte de un arroyo grande en zona de islas. Parece que a nadie le importa y es el futuro de la pesca y de los recursos esto que pasa hoy, ojalá haya reacciones que ayuden a hacer esto rápido”, imploró Ñañez.
En toda Santa Fe pasa lo mismo
Antes que lo de Coronda, tascendieron otros casos. Uno fue el de la laguna «Virginia L. de Díaz» de la ciudad de Villa Cañás, en el departamento General López.
El intendente, Norberto Tito Gizzi, destacó que «la parte más profunda de la laguna (donde hay un conocido balneario, a unos 5 kilómetros de la zona urbana) debe tener 30 centímetros. Los peces mueren por la evaporación del agua y por la falta de lluvia, se consume todo el oxígeno que hay». Un estudiante local de Ciencias de la Atmósfera en la Universidad Nacional de La Plata, Fernando Caffa, coincidió con el funcionario consultado por el diario El Litoral: «La tasa de evaporación es mucho más alta porque en verano la incidencia del sol es más intensa y la masa del aire, más seca».