Cada 20 horas muere un trabajador en accidentes ocurridos en el ámbito laboral, lo que implica que anualmente se registran 400 muertes por esa causa en el país, según un informe presentado elaborado a partir de cifras oficiales por familiares y compañeros de las víctimas, que forman parte de la organización «Basta de Asesinatos Laborales». La actividad que reportó mayor cantidad de muertes fue la de los choferes de transporte público, que fallecen como consecuencia de choques. «Si esas muertes pudieron evitarse, no fueron accidentes sino asesinatos», afirmaron los responsables del estudio.
Ariel Godoy, del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna), precisó que en los últimos tres años murieron un promedio de 400 trabajadores al año, por lo que una de las conclusiones de la investigación es que «un trabajador muere cada 20 horas en el desempeño de sus tareas».
«No obstante, pensamos que ese número puede duplicarse –advirtió– ya que entre las cifras oficiales tomadas para este análisis no están contempladas las enfermedades profesionales, que superan a los accidentes de trabajo».
Además, esa cifra «no contempla a todos los trabajadores, ya que deja afuera a los no registrados, lo que agrava aún más las estadísticas por las condiciones de precarización que padece ese sector», subrayó Godoy.
En el universo del trabajo formal, que fue el que se incluyó en el informe, el transporte registró el 20% de las muertes, seguido por la construcción, con el 18%, la industria, con el 12%, la actividad agropecuaria (11%), el comercio (11%), la administración pública (10%), los servicios financieros (5%), otros servicios (5%), la pesca (3%) y la electricidad (2%).
Los trabajadores de entre 30 y 40 años son los más afectados por las muertes en el ámbito laboral y no es inusual que algunos de los más jóvenes encuentren la muerte el primer día de trabajo, según el estudio.
El pasado 24 de octubre, a sólo tres meses de su ingreso en la papelera Sein, del partido bonaerense de Florencio Varela, el joven Brian «Nechi» Cantero, de 24 años, murió atrapado por una máquina.
«Sus compañeros denunciaron que no había recibido la capacitación necesaria para desempeñar la tarea que se le asignó y que la planta no cuenta con las condiciones de salud y seguridad básicas para funcionar», detalla el informe.
Asimismo, el 5 de junio murió quemado el obrero Leonardo Mármol, tres días después de haber sido alcanzado por la explosión de una caldera en la textil Fadete, en la localidad bonaerense de Don Torcuato,
«Sus compañeros denunciaron la falta de medidas de seguridad e higiene y del control de la maquinaria; además de la inexistente asistencia médica en la planta», detalla el documento.
Los tripulantes del pesquero marplatense Rigel, que desapareció el 9 de junio pasado; la explosión por un escape de gas en la Escuela 49 del partido bonaerense de Moreno, que causó la muerte de la vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez, son algunas de esas 400 víctimas que registran las estadísticas, acaso las más conocidas por la difusión que tuvieron en los medios.
Según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, sólo el 45,2% de los trabajadores formales encuestados manifestaron estar cubiertos por una Aseguradora de Riesgos de Trabajo (ART).