Poco más de tres meses atrás, el último día de febrero pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a lanzar una alerta grave y a escala mundial: cada día, más de un millón de personas se contagian de clamidiasis, gonorrea, sífilis o tricomoniasis, todas infecciones de transmisión sexual, y todas prevenibles. Son las cuatro principales enfermedades que se transmiten en una relación sexual, y en conjunto forman una epidemia “oculta, silenciosa y peligrosa”, según describe Melanie Taylor, una de las autoras del estudio, que estima que cada año unas 357 millones de personas contraen alguna de las cuatro infecciones, pese a que podrían haberlo evitado con el simple uso de un preservativo.
Más allá del número impactante –los contagios de un solo año equivalen, por ejemplo a 8 veces la población total de la Argentina– el estudio apunta un dato alarmante: la tendencia se mantiene. El resultado es que una de cada 25 personas entre 15 y 49 años en el mundo porta alguna de estas enfermedades, en muchas ocasiones, sin ser consciente de ello.
Las cifras que se publican ahora provienen de 2016 y son prácticamente idénticas a las anteriores, de 2012: 156 millones de nuevos casos de tricomoniasis, 127 de clamidiasis, 87 de gonorrea y 6,3 de sífilis. El estudio no incluye las infecciones de transmisión sexual (ITS) consideradas incurables: hepatitis B, virus del herpes simple (HSV), virus del papiloma humano (VPH) y VIH.
La carga global es “increíblemente alta”, según describió Taylor. “No observamos una caída en cuatro años y esto es síntoma de que no ha habido suficiente educación. Son infecciones que están asociadas con el estigma y la vergüenza. Además, están silenciadas, porque muchas personas que las portan no tienen síntomas, así que no lo saben, y contagian a sus parejas o, en el caso de las mujeres, a sus hijos. Es una epidemia persistente y dañina para todos”, advertía la epidemióloga en una conferencia de prensa en Ginebra.
La OMS alertó sobre el “profundo impacto” en la salud global. Más de 900.000 mujeres embarazadas contrajeron sífilis en 2012, lo que causó complicaciones en alrededor de 350.000 casos, incluidos casos de muerte prenatal. Más de 290 millones de mujeres están infectadas con el virus del papiloma humano (VPH). Y más de 500 millones de personas son portadoras del virus que provoca el herpes genital tipo 2 (HSV2).
Qué son las ITS
“Entre los más de 30 virus, bacterias y parásitos que se sabe se transmiten por contacto sexual, ocho se han vinculado a la máxima incidencia de enfermedades de transmisión sexual. De esas ocho infecciones, cuatro son actualmente curables, a saber, la sífilis, la gonorrea, la clamidiasis y la tricomoniasis”, describe la OMS en el estudio.
Las cuatro, como las otras consideradas incurables, se propagan predominantemente por contacto sexual, incluidos el sexo vaginal, anal y oral. Pero también se pueden propagar por medios no sexuales, por ejemplo, las transfusiones. “Muchas ITS –en particular, la clamidiasis, la gonorrea, la hepatitis B primaria, el VIH y la sífilis–, pueden transmitirse también de madre a hijo durante el embarazo o el parto”, advierte la Organización Mundial.
La OMS hizo hincapié en que una persona puede tener una infección sin manifestar síntomas de enfermedad. “Los síntomas comunes de las ITS incluyen flujo vaginal, secreción uretral o ardor en los hombres, úlceras genitales y dolor abdominal”, alerta.
“Las ITS están por todos lados. Son más comunes de lo que pensamos, pero no les hemos prestado suficiente atención y continuamos estigmatizando quienes las padecen”, aseguraba también desde Ginebra, Teodora Wi, del departamento de Salud Reproductiva de la OMS. “Tenemos que hablar clara y sinceramente sobre ellas y no tratarlas de forma diferente de otras enfermedades. No podemos enterrarlas bajo la alfombra y fingir que no existen”, añadía.
Aunque estas cuatro enfermedades son tratables y curables con medicamentos que existen, la prevención es clave, puesto que están apareciendo resistencias. La primera línea de antibióticos para tratarlas está comenzando a fallar y, en los casos más graves, las bacterias resisten a la segunda y tercera línea, convirtiendo estos males en potencialmente mortales.
En ese marco, la OMS destacó la importancia de la “prevención primaria” contra las ITS (incluido el VIH). Y en esa estrategia central destacó a tres: en primer lugar la Educación Sexual Integral, resistida en la Argentina por los colectivos de raíz religiosa que levantan la consigna “Con mis hijos no”, considerando nocivo el conocimiento y no valorando el riesgo para la salud que implica no impartirlo.
Con igual importancia, la OMS consideró central el asesoramiento sobre prácticas sexuales más seguras y reducción de riesgos, la promoción del uso de preservativos y en particular las intervenciones dirigidas a segmentos clave de la población, trabajadoras y trabajadores sexuales, hombres homosexuales y consumidores de drogas inyectables.
Y como tercer y última estrategia central, el asesoramiento y educación sexual adaptadas a las necesidades de los adolescentes.