La pandemia obligó a una reconversión en el rubro comercial que impacta directamente en el mercado laboral rosarino. Las grandes cadenas que ocupan el espacio céntrico decidieron achicar su oferta a partir de las dificultades económicas y aprovecharon los canales alternativos de venta que se impusieron durante los meses de aislamiento.
La cuarentena provocó un inevitable cambio de hábito en la venta. Quienes pudieron sostener su actividad, amortiguaron el impacto de la crisis con estrategias que tienden a minimizar los costos.
Esto se tradujo en reemplazar la atención personalizada por la oferta online, reducir estructuras y consecuentemente prescindir de personal de atención. Desde el gremio Empleados de Comercio advirtieron que a partir de este proceso “en el camino va quedando gente”.
Con el correr de las semanas el fenómeno se repite en grandes cadenas que, a pesar de un leve repunte durante junio, arrastran una importante caída en ventas que las llevó a mudar su producción a locales más pequeños. De esta manera sortean una de las obligaciones que más pesan sobre los costos fijos: los alquileres.
En ese sentido, desde la Cámara Inmobiliaria señalaron a El Ciudadano que particularmente durante abril y mayo muchas empresas del microcentro concentraron toda su oferta en un solo local y apuntaron a la modalidad de venta online.
Esa tendencia se dio incluso en paralelo a un período en el que se registraron rebajas de hasta el 50% en alquileres comerciales, sobre todo en la zona del microcentro rosarino.
De hecho, en algunos de estos casos, como recurso previo a la rescisión, comerciantes e inmobiliarias llegaron a un acuerdo para bonificar abril y mayo, los dos meses más castigados por los efectos colaterales de la cuarentena.
Si bien el fenómeno también afectó a locales comerciales barriales, desde la Cámara Inmobiliaria no detectaron importantes incumplimientos ni rescisiones en esos casos. De hecho, tanto desde la Cámara Inmobiliaria como Empleados de Comercio coincidieron en que los locales de cercanía fueron menos dañados por el impacto de la cuarentena que aquellos que funcionan en inmediaciones del paseo peatonal.
Reconversión
«La mayor transformación es que se desocuparon varias propiedades céntricas que desaparecieron como local y cambiaron su modalidad a la venta online», explicó José Ellena de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros).
Entre los rubros que desconcentraron la atención por mostrador destacó el caso de las franquicias gastronómicas, especialmente del rubro empanadería. Algunas mueblerías continúan con su actividad casi normal en depósitos pero volcaron la venta a la modalidad virtual. Mientras que centros de estética o de kinesiología «han devuelto locales por baja facturación».
Semejante contexto posibilitó acuerdos entre comerciantes e inmobiliarias para evitar más cierres de los que hubo durante los últimos meses. «Hay que resaltar que cuando hablamos de que no hubo muchos atrasos en alquileres es porque existió una negociación. Hay casos de bonificación de dos meses o rebajas del 50%», detalló el referente inmobiliario.
El secretario gremial de Empleado de Comercio, Juan Gómez, analizó el impacto de la reducción de estructuras sobre el mercado laboral. Consideró que la franja más afectada es la de trabajadores no registrados, sector que no está amparado bajo el paraguas de la ley anti despidos, y por ende se encuentra desprotegido de derechos laborales.
Consultado por la reconversión a la que estuvieron obligados los locales comerciales ante la pandemia, sostuvo: «El cuentapropista que tiene un comercio es la primera victima, después están los que tienen personal no registrado y después los registrados. Despues están las cadenas mas grandes que sostienen a los empleados hasta que tienen que cerrar».
Contraste con los barrios
El secretario de Desarrollo Económico y Empleo municipal, Sebastián Chale, reconoció que las grandes cadenas comerciales tendieron a unificar su oferta comercial durante los últimos meses.
Por otra parte consideró que lo alquileres pasaron a ser una de las primeras variables de ajuste para los comerciantes del centro, lo que derivó en cierres y concentración.
En paralelo a la caída de facturación que sufrieron los locales céntricos, en distintos barrios de la ciudad la actividad tuvo otro comportamiento. «Los primeros meses de la pandemia, contrastando con la actividad en el centro, el nivel de facturación en los barrios fue mayor», manifestó Chale.
En tanto reconoció que si bien «en el centro hay un fenómeno de locales vacíos y cierre, en los barrios la actividad se mantiene».
Según el titular de Desarrollo Económico y Empleo junio mostró una leve mejoría en la recaudación con la habilitación de rubros comerciales. Mayoristas, concesionarias y ferreterías mostraron los mejores indicadores locales luego de meses de parate casi total por la pandemia.