Manuel Pizarro mantiene el aislamiento obligatorio con su pareja e hijo. También con la angustia de quienes trabajaban hasta la semana pasada de hacer changas, lo que en la política y la economía le dicen “informalidad”. Pizarro tiene 48 años y hacía delivery para un restorán chino que cerró por las medidas de Nación y provincia a cuenta del coronavirus. Hoy el hombre intenta entrar en los servicios de cadetería de aplicaciones como Rappi y Glovo para llevar comida a su casa. Mientras, espera los anuncios del gobierno para quienes no son empleados y pagan monotributo.
Por donde pueda
Días atrás Pizarro usó sus redes sociales para pedir ayuda. “No estoy en la marginalidad. Estamos en el aislamiento y no podemos trabajar. Mi mujer estaba tramitando una pensión por discapacidad, pero esos trámites se pararon”, contó a <El Ciudadano<.
Según el hombre, en la casa de zona oeste donde viven también están tres perros que evalúa dar en adopción por no poder darles de comer. “Algunas personas me iban a alcanzar alimentos y ya me contacté con un grupo que hace de «puente» para quienes adoptan, por las dudas”, agregó.
“Sé que hay gente mucho peor que yo. Necesito trabajar”, concluyó Pizarro.
Reclaman medidas de emergencia para monotributistas y trabajadores precarizados