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Cae Chupa Sosa, uno de los jefes de la barra, en la causa por el homicidio del Chivo Saravia

“El trasfondo son temas relacionados con la barra, liderazgo y negocios varios”, adelantó un vocero judicial, quien añadió que Chupa será imputado la semana que viene. El sospechoso, también apodado Ojitos, fue detenido en su bar de Villa Gobernador Gálvez

Guillermo Manuel “Chupa” Sosa, hombre de 40 años considerado uno de los cabecillas de la barra brava de Newell’s, fue detenido este miércoles en un bar de Villa Gobernador Gálvez, bajo acusación de estar involucrado en el crimen de uno de sus antecesores en el paravalanchas, Nelson “Chivo” Saravia, quien fue emboscado y ejecutado en octubre pasado en barrio Alvear. “El trasfondo son temas relacionados con la barra, liderazgo y negocios varios”, adelantó un vocero judicial, quien añadió que Chupa será imputado la semana que viene.

Vibras

De acuerdo con fuentes del caso, Chupa, también conocido como Ojitos, fue aprehendido en el bar Vibras de San Martín al 2800, donde detectives de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) se habían apostado a la espera de su llegada.

Por la noche del miércoles, Chupa llegó en una Ecosport gris, acompañado de dos menores. Una vez que había entrado, los brigadistas se presentaron y exhibieron la orden de detención. El barra leproso no ofreció resistencia. Según fuentes del caso, el Chupa había inaugurado Vibras hace menos de un mes. Y lo promocionaba en Facebook como “el mejor lugar de VGG. Comidas. Tragos y buena música”.

Los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, imputarán a Chupa la semana próxima con relación al homicidio del Chivo.

Chivo Saravia, asesinado en barrio Alvear.

Nelson “Chivo” Saravia no llegó a cumplir los 42 años. Conocido protagonista de la pugna que lleva más de una década entre facciones de la barra de Newell´s, fue asesinado el sábado 23 de octubre en el interior de su domicilio de San Nicolás al 3700, en barrio Alvear, donde hace cinco había zafado mientras estaba con su grupo de un ataque a tiros que le provocó heridas a su primo.

Tras la caída de Diego “Panadero” Ochoa –sucesor del asesinado Roberto “Pimpi” Caminos– en 2013, la pesada leprosa dejó atrás los grandes liderazgos (el propio Pimpi, el Loco Demente o Cacho Lucero, quienes eran los que tomaban las decisiones) e inició la etapa de los gerentes. El Chivo se convirtió en delegado de Ochoa hasta que las internas estallaron. Ya en 2015 hubo al menos una decena de ataques, en los que terminaron baleados, por ejemplo, un hermano y un primo de Saravia.

En 2016, el Chivo se presentó como nuevo jefe, aunque sin el padrinazgo de Ochoa, a quien se dio por alejado de la barra. Como laderos: el Cuatrerito, a cargo de “la gente” y del nexo con los Monos, y Maximiliano “Cabezón” La Rocca, referente de los bombos. Las banderas siguieron en manos del Chivo. El resto es y conocido: Cuatrerito y el Cabezón fueron asesinados en junio de ese año, ambos al salir del club.

Asesinaron al Chivo Saravia, protagonista de la guerra de facciones en la barra de Newell’s

En los últimos seis años, la lista de supuestos líderes fue en constante cambio, pero siempre bajo el paraguas de Los Monos, según coinciden investigadores. Como jefes se barajaron nombres como Rubén “Tubi” Segovia (asesinado en 2018); Marcelo “Pipi” Arriola (preso en una causa por tráfico de drogas); Emiliano “Jija” Avejera (condenado a perpetua por una saga de homicidios); y Aldo “Gatito” Sosa (demorado en mayo de 2021 por la investigación del crimen de otro barra Marcelo «Coto» Medrano). El nombre de Chupa integró esa lista de apoderados que parece tener dos destinos posibles: la muerte o el encierro. La semana próxima se sabrá que tiene la Fiscalía en su contra.

Durante las elecciones por la presidencia del club que en septiembre de 2021 ungieron a Ignacio Astore victorioso sobre la lista de Cristian D’Amico, la figura de Chupa u Ojitos Sosa como jefe de la barra se viralizó entre simpatizantes como símbolo de corruptela y manejos turbios. Por supuesto, no comprobados. «Basta de narcos», decía el afiche que también mencionaba a la banda de Los Monos.

 

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