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Cae por crimen del Tuerto Boli

Tiene 44 años y le atribuyen manejar puntos de venta de droga en zona noroeste. Fue detenido anteayer acusado por el custodio de una estación de servicios de amenazarlo. Ahí le saltó pedido de captura por el homicidio del célebre narco Ramón Padilla.

Un hombre de 44 años conocido como el Tuerto Cárdenas y apuntado como uno de los narcos más importantes de la zona noroeste fue detenido anteayer por la tarde en una estación de servicios ubicada sobre Circunvalación luego de protagonizar un entredicho con un custodio del lugar que terminó con una acusación por amenazas. La situación generó la intervención de la Fiscalía de Flagrancia, la que ordenó que se detuviera al sospechoso y abrió una investigación por amenaza simple. Sin embargo, su situación se complicó cuando surgió un requerimiento del Juzgado de Instrucción 3ª que pesaba sobre el sospechoso en el homicidio de Roberto del Valle Padilla, dueño de la primera cocina de cocaína desbaratada en Rosario y apodado Tuerto Boli, ocurrido en Fisherton en diciembre de 2012. Ayer el sospechoso fue indagado por el crimen y quedó detenido. Aunque no es el único hecho en el que resuena su nombre. Según fuentes policiales, hay indicios que lo vinculan con el homicidio de Ezequiel Flaherty, sucedido en marzo de este año en el barrio Hostal del Sol, aunque hasta el momento no existe un pedido formal en su contra. También se lo mencionó en tres asesinatos ocurridos en un mismo sector de barrio Emaús y en el homicidio de un hombre en una pizzería del barrio Parque Casas.

El Tuerto Boli, célebre pesado de Empalme Graneros, pisaba fuerte en la zona noroeste: de hecho, fue condenado a seis años de cárcel luego de que le desbarataran una cocina de cocaína en febrero 2008 –allanamientos en los cuales le incautaron nada menos que 800 mil pesos en efectivo–. Tras salir en libertad condicional, dicen detectives policiales, intentó recuperar terreno. La noche del 4 de diciembre de 2012 circulaba en su Chevrolet Astra por Donado al 300 cuando fue abordado por dos hombres en moto que se pusieron a la par y dispararon a mansalva. Padilla recibió seis impactos de bala en el rostro y brazo, perdió el control del vehículo y se estrelló contra una vivienda. En el lugar se hallaron 8 vainas servidas calibre 9 milímetros desperdigadas por la calle y el interior del rodado.

El detenido

El jueves pasado, cerca de las 18, se produjo un incidente en una estación de servicios ubicada en Juan José Paso y Circunvalación. Hasta allí llegó un Mercedes Benz gris de siete años de antigüedad con dos hombres, dijeron voceros del caso. El dúo bajó del vehículo y uno de ellos mantuvo un entredicho con el custodio de la playa, un hombre de 60 años, que culminó con una amenaza, añadieron. El hecho fue denunciado al 911 y al lugar arribó una patrulla del Comando Radioeléctrico que demoró al mayor de los ocupantes, identificado como Gustavo Armando Cárdenas, alias Tuerto (de 44 años), y se inició una investigación por amenaza simple a cargo de la fiscal Andrea Vega. Su acompañante, Gustavo L., de 30, quedó desvinculado. Por su parte, una fuente allegada al Tuerto Cárdenas afirmó que el hombre usualmente carga combustible en dicha estación y cada vez que iba a ese comercio el custodio tomaba la patente del auto y luego lo detenía la Policía, que le requisaba el rodado. Por lo que, en esta oportunidad, llegó y lo increpó por esta circunstancia y el custodio le mostró un arma, detalló esta fuente.

Como trámite de rigor la Fiscalía solicitó sus antecedentes y surgió que sobre su cabeza pesaba un pedido de captura del juez de Instrucción 3ª Luis María Caterina por el crimen de Padilla. Según una fuente vinculada con el caso, un testimonio brindado en junio de este año involucró en el hecho al Tuerto Cárdenas, quien fue formalmente imputado ayer de homicidio agravado por el uso de armas y quedó detenido.

Otras muertes

Cárdenas, quien supo vivir en barrio Emaús, ahora está radicado en Funes. Le adjudican nexos con la barrabrava de Rosario Central a partir de un viejo antecedente policial. A fines de 2003 estuvo sospechado de meterle un culatazo en la cabeza y robarle 50 pesos a un joven en Juan José Paso al 7700 en compañía de Gustavo Martinotti, alias Toro e integrante de la pesada canalla. Éste había estado preso 19 meses por el crimen en ocasión de robo de Maximiliano Infante, un repartidor de tarjetas magnéticas ultimado en Sarratea al 600 en enero de 2002.

Más allá de que hasta el momento sólo hay una imputación formal contra Cárdenas por un homicidio, su nombre ha resonado en otros casos. Incluso, fuentes policiales sostuvieron que existen indicios para vincular al detenido como autor intelectual del crimen de Rubén Ezequiel Flaherty, de 28 años, ocurrido el 15 de marzo en Tarragona y Pujato, en barrio Hostal del Sol, donde la victima fue baleada junto con un grupo de amigos, tres de los cuales resultaron heridos. El hecho se produjo cuando una moto con dos ocupantes con los rostros cubiertos pasó por allí y sin detener la marcha el acompañante disparó un arma calibre 9 milímetros. En su momento, vecinos del lugar refirieron a El Ciudadano que no era la primera vez que el grupo atacado tenía problemas con otro antagónico.

Meses atrás, el nombre de Cárdenas sonó en otro homicidio, aunque cuando se presentó ante la Fiscalía le dijeron que no había acusación contra él, dijo un allegado al detenido el jueves. Fue en el caso de Enrique Herrera, un hombre de 43 años que el 19 de julio pasado fue asesinado mientras comía afuera de una pizzería de Rauch al 800 con muchachos con quienes había compartido un picado de fútbol hasta un rato antes. Allí llegó un motociclista, que llevaba casco, y abrió fuego a quemarropa: mató a Herrera de seis tiros e hirió a otras tres personas, una de ellas de gravedad.

El Medio

También Cárdenas ha sonado en una saga de crímenes ocurridos en barrio Emaús, todos en cercanías de un búnker conocido como “el Medio”, ubicado en Tarragona al 1100 bis (casi Juan B. Justo), tal como ha reflejado El Ciudadano en sucesivas notas. En agosto de 2011, un certero disparo por la espalda de 9 milímetros terminó con la vida de Iván Bisbal, un adolescente de 14 años sospechado de mejicanear la boca de expendio que sus vecinos atribuyen al Tuerto. En septiembre del año siguiente fue ultimado a tiros Franco Altamirano, de 19 años. Lo conocían como Monito, era tío de Bisbal y según vecinos había trabajado en el punto de venta de drogas, pero los tiros al parecer eran para un amigo suyo. Tras el asesinato el vecindario tiró abajo el búnker a mazazos que, según dijeron, contaba con protección policial, ya que había sido desbaratado durante un allanamiento tres meses antes y volvió a funcionar a las 48 horas.

El 13 de abril pasado se produjo un tercer homicidio en las cercanías: Sánchez de Loria al 1000 bis, donde funcionaba otra boca de expendio. Nicolás Burgos, de 20 años, fue asesinado de nueve tiros por motociclistas. Según contaron vecinos a este diario, el joven había trabajado en el búnker y era el blanco de los disparos que meses antes habían matado a Altamirano. La bronca, siempre de acuerdo con habitantes del barrio, era porque tras un diferendo con sus empleadores el muchacho había mejicaneado el punto de venta. Su muerte se produjo cuatro días después del desembarco de las fuerzas federales en Rosario.

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