Un hombre de 30 años, integrante de un célebre clan nicoleño y buscado por el homicidio de un mecánico en Empalme Villa Constitución en ocasión de robo, fue detenido en la localidad bonaerense de San Pedro. Llevaba varios meses como prófugo y se identificaba con un apellido falso. Sin embargo, tras caer preso por una pelea callejera, los policías se dieron cuenta quién era porque presentaba una herida de bala muy particular. “Tenía el culo roto”, graficó un investigador. Por el caso hay otras tres personas detenidas, dos de ellas muy conocidas en el ambiente del hampa, a uno y otro lado del arroyo del Medio.
El homicidio
El sábado 11 de julio de 2015, alrededor de las 21, Eduardo Zupanovich, de 52 años, reparaba el motor de una motoniveladora municipal en el fondo de su casa, donde posee su taller mecánico, en la zona rural de Empalme Villa Constitución, cuando escuchó unos ruidos que venían del descampado. Vio cuatro siluetas, supuso iban a robarlo y decidió repelerlos. Sacó su un revólver calibre 38 y abrió fuego en cinco oportunidades. Los intrusos respondieron nueve veces. Como consecuencia de la balacera, Zupanovich recibió dos impactos de bala: uno en la pierna y el otro en el abdomen. La víctima alcanzó a pedirle ayuda a un amigo, que lo socorrió y que llamó al 911. “Había cuatro bultos y empecé a disparar”, llegó a decir el herido ante la Policía. El martes 14, luego de estar 3 días internado, falleció en un sanatorio céntrico de Rosario.
Uniformados de la PDI del departamento Constitución, a las órdenes de la fiscal Analía Saravalli, detuvieron a cuatro hombres –algunos nicoleños, otros rosarinos–, acusados de ser los protagonistas de la fatal balacera. A tres de ellos los señalaron como los ladrones y a otro como su chofer. El supuesto conductor del trío de asaltantes se desligó de los hechos y aseguró que él fue a socorrer a su primo Juan Manuel J., uno de los acusados, luego de que él le pidiera ayuda porque se le había roto la moto. Este hombre, que se llama Miguel Marcatelli, contó ante los pesquisas que cuando llegó al lugar señalado por su pariente vio a Juan Manuel en brazos de dos muchachos, herido de bala; y que, ante esta situación, decidió abandonarlos para no meterse en problemas. Cuando los investigadores le preguntaron quiénes acompañaban a su primo, fue muy preciso: los hermanos Garfagnoli.
Sin embargo, otro presunto integrante, también nicoleño, faltaba ser detenido: se había separado de sus cómplices tras la balacera. Los investigadores sabían que en un hospital de la zona había una persona con una herida de bala en el glúteo, pero cuando la fueron a buscar les dijeron que se había ido sin el alta médica. Desde entonces lo rastreaban.
La caída del sobrino del Gringo
Por informantes de calle, los pesquisas sabían que el prófugo se escondía en San Pedro, provincia de Buenos Aires. Tenían el dato de que vivía en una zona humilde, en la casa de unos familiares, de apellido Díaz; pero, tras varios intentos, no pudieron hallarlo.
El pasado 9 de junio hubo una pelea en un boliche de San Pedro entre un grupo de borrachos, quienes terminaron presos en una comisaría. Según contaron fuentes del caso, si bien los detenidos fueron alojados en celdas diferentes, siguieron insultándose reja de por medio. Entre el griterío uno de los vigilantes escuchó cómo un muchacho, que había asegurado que su apellido era Díaz al ser fichado en la seccional, vociferaba: “Yo soy Mario Marcatelli, cañero. Te voy a cagar a tiros”.
El policía de la bonaerense le informó a su superior lo que había oído y éste se comunicó con la Policía de Investigaciones santafesina. Al no tener una solución inmediata para saber la verdadera identidad del sospechoso, los pesquisas locales tuvieron una idea práctica. Cuando el detenido fue revisado por el médico forense, éste constató que el supuesto Díaz tenía una herida de bala en un glúteo. “Cuando lo interrogamos, el tipo dijo su verdadero nombre”, señaló una fuente del caso a El Ciudadano Desde entonces, Mario Marcatelli, primo del mencionado Miguel y sobrino del legendario José Omar “Gringo” Marcatelli –asesinado en 2011– está preso, acusado de robo en grado de tentativa, seguido de muerte.
El clan Garfagnoli
El Cacha Garfagnoli se llama Fernando, es rosarino y nació unos días antes de la Navidad de 1986. Con su hermano Mauro y un grupo de muchachos fueron detenidos en 2006 acusados de integrar una banda de asaltantes que operaba en el sur santafesino y el norte bonaerense: les achacaban golpes en un restorán de Theobald, una casa en Empalme Villa Constitución y dos cerealeras de Pavón y General Conesa. Pero no era su único conflicto con la ley. El Cacha, al año siguiente, tuvo que rendir cuentas ante la Justicia chaqueña, donde era requerido por otro ilícito. Luego de un juicio en su contra, Fernando Garfagnoli fue condenado a 13 años de prisión por robo calificado con privación ilegítima de la libertad y evasión. Hasta el 2014 estuvo preso en la provincia norteña. Pasó 9 años alojado en un penal y obtuvo el beneficio de las salidas transitorias, luego de que cumpliera gran parte de su condena. El 19 de septiembre de aquel año salió por primera vez de su reclusión y nunca volvió. Según lo que él mismo contó durante la investigación por el caso Zupanovich, se fue a casa de allegados, en San Nicolás, donde fue detenido.