Cuatro hombres fueron detenidos ayer por la mañana en la zona oeste tras una persecución cinematográfica. Según contaron fuentes del caso, cometieron una entradera en la casa de un carnicero; pero las víctimas activaron la alarma comunitaria y tuvieron que fugarse. Mientras huían fueron divisados por uniformados de Comando Radioeléctrico, de quienes se escaparon a los tiros. Los policías los persiguieron y lograron detenerlos en el Fonavi Súper Cemento, cuando los fugitivos despistaron y chocaron contra un paredón. Dos de ellos fueron presos, mientras que el par restante quedó internado en el Heca, con golpes y heridas de bala. De acuerdo a lo que explicaron fuentes del caso, parte de la banda se escapó en un segundo auto que no pudo ser encontrado por la Policía.
La entradera
Los problemas arrancaron en una casa de La Flor al 9200, en el extremo oeste de la ciudad, a menos de 100 metros del Estadio Mundialista de Hockey Luciana Aymar. Una pareja estaba sacando su Renault Qubo del garaje, cuando un grupo de muchachos saltó desde el techo de su casa. Redujeron a la familia –una mujer y un hombre que manejan una carnicería en la misma zona y su hijo de 4 años– y los obligaron a entrar al domicilio.
A la señora y al niño los encerraron en un cuarto y los hicieron taparse la cabeza con una frazada; mientras el hombre era amenazado por los ladrones. “Le pedían plata. Querían 600 mil pesos que ellos no tenían. Le decían que si no les daba la plata se iban a llevar al nene. Revolvieron toda la casa, fue un desastre”, dijo a El Ciudadano un familiar de las víctimas, quien agregó que los ladrones, antes de sorprender a las víctimas, tiraron chorizos con sedantes a los dos perros de los carniceros –un ovejero alemán y un mestizo– para que no ladraran.
Pero, al margen del enorme despliegue realizado por los asaltantes, en la casa sólo pudieron encontrar 10 mil pesos, que se llevaron a las apuradas, porque, cuando iba media hora desde iniciado el golpe en la vivienda de los carniceros, sonó la alarma comunitaria del barrio. Según explicaron fuentes del caso, los ladrones olvidaron revisar a la mujer. Ella tenía un celular en el bolsillo del pantalón y le mandó un mensaje a una vecina contando lo que pasaba.
De acuerdo con lo que explicó un allegado a las víctimas, el martes 23 la familia había notado movimientos extraños, cuando un grupo de personas que se movía en un auto rojo se paseó durante un rato por la cuadra.
La fuga
En medio del ruido de la sirena los ladrones salieron corriendo de la vivienda de La Flor al 9200 y se subieron a un Ford Fiesta de 4 puertas bordó y comenzaron la huida, junto con un Ford K que les hacía de apoyo. Mientras aceleraban sus vehículos hacia la zona sur de la ciudad, los ladrones se toparon con una patrulla de Comando Radioeléctrico y comenzó una persecución.
En algún momento de la fuga el Ford K se les perdió de vista a los uniformados; pero siguieron su trayecto, mordiéndoles los talones a los ladrones del Fiesta. Los muchachos del auto bordó tomaron calles internas del Fonavi Súper Cemento –ubicado entre avenida de Circunvalación, Donado, Mendoza y Magdalena Güemes–, pero no lograron deshacerse de la patrulla.
Mientras se tiroteaban con los policías, tomaron la colectora oeste de Circunvalación, con dirección norte-sur y cayeron en una emboscada. Es que, al mejor estilo del gato y el ratón de las películas de acción, quedaron frente a frente con una camioneta Volkswagen Amarok de la UR II que se movía en sentido contrario. Todos aceleraron su paso para intentar amedrentar a su contrincante.
Al llegar a la intersección con Derqui el conductor del Fiesta metió un volantazo hacia el oeste, para intentar seguir su fuga. El policía que manejaba la camioneta hizo lo mismo y ambos vehículos derraparon en espejo. El auto bordó se estrelló contra el paredón del Centro de Educación Física N° 45 –ubicado en la esquina sur de colectora de Derqui–. La Amarok se subió a la vereda opuesta, pasó entre dos columnas –una de concreto y otra de madera– y se detuvo, sin sufrir destrozos. El patrullero paró en la calle, en medio de los otros vehículos.
Dentro del Fiesta fueron detenidos tres de sus cuatro tripulantes y uno de ellos tuvo que ser perseguido por los pasillos del Fonavi por los policías.
Los cuatro arrestados fueron identificados como Gabriel Alejandro O., de 42 años, Héctor Oscar A., de 33; Marcelo A., de 42, y Fernando G., de 30. A ellos les secuestraron una mochila con parte del botín de calle La Flor, una pistola calibre 11.25, otra 3.80 y dos revólveres 38.
Uno por uno
Gabriel O. y Héctor A. son los más conocidos del cuarteto (ver aparte): fueron trasladados del lugar del choque a una dependencia policial. Los restantes fueron internados en el Heca: Marcelo A. tenía politraumatismos y una herida de arma de fuego en la zona lumbar; Fernando G. presentaba heridas de balas en la pierna y el brazo izquierdo. Según fuentes del caso, el villagalvense Marcelo A. había sido detenido en Santa Fe a fines de julio por una tentativa de escruche junto con otro rosarino, domiciliado en la misma cuadra de barrio Tablada donde vive Héctor A.
Según explicaron voceros de la investigación, el Ford Fiesta lo habían robado en jurisdicción de la comisaría 5ª hace pocos días y tenía las patentes cambiadas.
Pesado de súper cemento
Gabriel Alejandro O., quien cuenta con un pasado de levantador de autos, estuvo preso en 2007 apuntado como integrante de la banda que asaltó el Nuevo Banco de Santa Fe de Ovidio Lagos al 5600 con un botín de 130 mil pesos. Gaby, como lo conocen, vivió siempre en el Fonavi de Súper Cemento. Cerca de allí lo detuvieron en abril de 2010 bajo acusación de levantar camiones cargados con cereal bajo modalidad piratería del asfalto en Santa Teresa, mientras tenía pedidos de captura de la Justicia de Córdoba y Entre Ríos por causas abiertas en Bell Ville, Paraná y Colón.
Un muchacho de tablada
Héctor Oscar A., integrante de un conocido clan de barrio Tablada, había caído en su casa de Virasoro al 200 bis a fines de 2014 como supuesto líder de una banda de escruchantes junto con otros dos muchachos con antecedentes penales y una chica. Según se informó en aquel momento, la PDI les incautó elementos robados y armas de fuego. Cinco años antes, el mismo Héctor A. había sido penado con 4 años y 15 días de cárcel encontrado culpable por dos escruches, al unificársele con tres penas anteriores, dos de ellas de ejecución condicional, por delitos cometidos entre 2003 y 2007.