No alcanzó el pacto fiscal, ni buena parte de los dirigentes kirchneristas presos, ni los acuerdos con los gremios, ni la alusión permanente a la pesada herencia para que los diputados dieran quórum para tratar la reforma previsional, que le permitiría al gobierno hacerse de la caja del Ansés para parar el déficit fiscal. Las movilizaciones, el anuncio del paro, la violenta represión en la puerta del Congreso, el millar de gendarmes determinó que los legisladores de buena parte de la oposición se unieran en uno de los temas sensible como es el de los jubilados. La foto del día, que es difícil saber si podrá sostenerse, mostraba por un lado una oposición unida. Y que pese a todos los esfuerzos Cambiemos no tiene quórum en Diputados.
La necesidad de que la ley saliera como sea, determinó que el oficialismo acelerara los tiempos, adelantara la sesión, incluso cuando no le alcanzaba con el número de legisladores sentados en sus bancas forzara un quórum de 130 que no logró explicar y sostener ya que todos habían contado 128. Al son de las balas de gomas, de los gases y los camiones hidrantes, el jefe de la Cámara, Emilio Monzó, intentó fallidamente sesionar, sin el número necesario abrió la sesión igual y la incertidumbre reinó durante una media hora. Hubo gritos, reproches. Hasta que Elisa Carrió anunció que la sesión de levantaba por ahora y que la semana que viene volverían a sesionar, algo que a esa altura se veía improbable. Una oposición unida se mostraba frente a los medios. “Logramos unirnos porque es una mala ley”, sostuvo Agustín Rossi. Quizás, sin quererlo, Cambiemos empiece a generar una oposición. Sólo hay que ver cuánto tiempo es capaz de sostenerse esa imagen que desde que Macri asumió como presidente no se veía.
