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Cambio climático y arsenales: a tres minutos del fin del mundo

Especialistas que desde 1945 advierten del peligro a la humanidad con un reloj simbólico adelantaron la hora del Apocalipsis.

Un grupo de científicos que incluye a 17 ganadores del Nobel advirtió que el fin del mundo está tan cerca en la actualidad como durante el inicio de la carrera armamentística de la Guerra Fría, debido “al cambio climático sin control y los descomunales arsenales nucleares” y adelantó el reloj simbólico que utiliza para graficar el apocalipsis a tres minutos del final.

La afirmación la realizó el Boletín de los Científicos Atómicos, asociación creada en 1945 por físicos estadounidenses que participaron del Proyecto Manhattan, la iniciativa que desarrolló la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, que todos los años actualiza el horario de lo que llaman el Reloj del Día del Juicio Final, donde la medianoche significa el fin de la humanidad.

De acuerdo con esta organización, el reloj en el 2015 marca las 23.57, a tres minutos del fin del mundo, mismo horario que hubo en 1949 con la prueba de la primera bomba nuclear por parte de la Unión Soviética y 1984 con la guerra en Afganistán y las pruebas misilísticas impulsadas por el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, para ganar la Guerra Fría.

El reloj avanzó este año dos minutos respecto de 2014, cuando marcaba las 23:55, como consecuencia del “cambio climático sin control y los descomunales arsenales de armas nucleares que representan una amenaza extraordinaria e innegable para la existencia de la humanidad”.

Sobre el cambio climático destacaron que hubo “algunos avances modestos”, pero recordaron que la temperatura del planeta en 2014 fue la más alta en 135 años, cuando comenzaron los registros, según la Nasa y la Administración de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos.

“Las emisiones de gases de efecto invernadero son ahora un 50 por ciento superior a lo que eran en 1990. Las tasas de emisiones crecieron desde el 2000 más que en las tres décadas anteriores combinadas”, alertó Sivan Kharta, miembro de la asociación de científicos y docente en el Instituto de Ambiente de Estocolmo (Suecia).

“Si no hay un cambio de rumbo drástico, los países del mundo habrán emitido suficiente dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a finales de este siglo para transformar profundamente el clima de la Tierra, perjudicando a millones de personas y amenazando a muchos sistemas ecológicos clave en los que se basa la civilización”, advirtió el informe.

“Al mismo tiempo, los esfuerzos para reducir el arsenal nuclear en el mundo se estancaron. El proceso de desarme se paralizó, con los Estados Unidos y Rusia embarcándose en programas masivos para modernizar sus armamentos”, añadió el trabajo.

En ese sentido, Sharon Squassoni, directora en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos localizado en Washington, indicó que “se evaporó el optimismo” de desarme porque, “si bien Estados Unidos y Rusia ya no tienen las decenas de miles de armas nucleares que poseían durante la Guerra Mundial, el ritmo de reducción disminuyó en los últimos años”.

Ejemplificó que, “entre 2009 y 2013, el gobierno de Barack Obama recortó solamente 309 ojivas”.

En ese sentido, la directora ejecutiva del Boletín, Kennette Benedict, aseguró que “los líderes mundiales están fallando en reaccionar con la velocidad y la escala requerida para proteger a los ciudadanos de una potencial catástrofe”.

El reloj creado por el Boletín de los Científicos Atómicos tuvo su momento más cercano a la medianoche entre 1953 y 1960, cuando marcó las 23:58 por las pruebas de armas termonucleares y la crisis de misiles entre Moscú y Estados Unidos.

Por el contrario, la época más lejana al apocalipsis fue entre 1991 y 1994, con la firma entre las potencias del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, que suponía la autoeliminación de las ojivas nucleares para uso armamentístico.

Entre los miembros de la organización de científicos hay 17 ganadores del Nobel en Física y Química, entre ellos Leon Lederman (Estados Unidos), Nicolaas Bloembergen (Países Bajos) y Manfred Eigen (Alemania).

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