El Slackline es un deporte de equilibrio. El desafío es caminar, sin caerse, por una cuerda elástica que se sujeta entre dos puntos fijos. Generalmente se practica en parques, con los troncos de los árboles como anclajes. Rosario tiene, al menos, un centenar de adeptos consecuentes, y hasta una asociación que los agrupa. Sus integrantes atesoran anécdotas significativas, como la inclusión de niños con síndrome del espectro autista y personas con disminución visual. Promueven y enseñan cómo iniciarse en la actividad, a la que buscan masificar en la ciudad.
La actividad es furor en el mundo, se practica en diferentes modalidades. Hay una organización denominada ISA (International Slackline Assosiation) que pone a disposición un mapa con los sitios donde hay grupos que lo practican, los protocolos de seguridad y más información sobre este deporte alternativo que en Rosario lleva instalado hace más de diez años y crece día a día.
Lucas Salvia formó parte en sus inicios de la Asociación de Slackline Equilibrio Rosario (ASER). Continúa con la figura de tesorero en la comisión directiva aunque ya no forma parte la misma, pero sigue activo en el grupo y en la actividad. El deporte, cuenta, se inició por los años 70 en California, Estados Unidos. A Rosario llegó hace unos 10 años. Alrededor de 2012 se creó la marca Slakear para comercializar equipos, y hace dos años nació la Asociación sin fines de lucro que busca difundirlo.
Más de 100 personas ya practican el deporte en la ciudad. Todos los miércoles, en el parque Scalabrini Ortiz, hay clases gratuitas para iniciarse y conocer más acerca sobre el Slackline.
“No es lo mismo que el funambulismo, ya que en él se trata de un cable metálico muy tenso. En el Slackline, la cinta tiene suspensión y balanceo, y se puede practicar con varias modalidades: corta o larga, floja o tensa, en altura o más al ras del suelo”, describió Salvia.
Para todos
Lucas recuerda que hace muchos años, antes de que existiera la Asociación, un niño se acercó a un grupo que practicaba el deporte. Le preguntó si quería subirse a la soga, sin saber que tenía trastorno del espectro autista (TEA). La madre, enseguida, puso reparos: “No te va a entender, pero por ahí puede imitar tus movimientos”. Fue así que de una punta se puso Lucas y de la otro de la cuerda, el niño, y ambos comenzaron a caminar sobre la cinta.
“Fue una experiencia inolvidable”, dijo Salvia. Otra actividad que marcó a Lucas fue una realizada con personas con discapacidad visual en La Florida. Esa iniciativa demostró que el deporte es apto para todos, sin importar las edades y las condiciones.
Encuentros en el Scalabrini
Hasta hace un tiempo, la Asociación organizaba festivales mensuales en Rosario y sus alrededores, pero hoy se reúne los miércoles en el Parque Scalabrini Ortiz o en otros sitios que acuerda a través del Facebook o Instagram, plataformas donde actualizan los horarios de los encuentros (en verano un poco más tarde que en invierno).
«Se ponen varias cuerdas para principiantes, es decir bien bajitas. Concurren niños desde los 7 años. Nosotros les enseñamos a caminar y los entusiasmamos para que sigan», relata Salvia.
En 2013 mantuvieron un acuerdo con la escuela “El Ruedo”, de Presidente Roca y 9 de Julio. “Nos pasó que el horario era muy temprano para los chicos, que salían de la escuela al mediodía. Comenzamos teniendo muchos alumnos, pero luego, una vez que aprendés a caminar, te compras tus propios equipos y ya dejás de venir a la escuela, por eso no pudimos sostenerla”, lamenta Salvia.
El festival más grande, en Córdoba
En Capilla del Monte, Córdoba, se lleva a cabo el festival más grande de Latinoamérica. Es en la modalidad highline (a gran altura, con las respectivas medidas de seguridad). Este 2020 se realizará del 9 al 12 de abril.
En Chile y en Brasil el deporte es furor y “están muy avanzados”, señala Lucas en cuanto a lo deportivo o por ejemplo a los permisos que obtienen para colgar las sogas en altura.
Todos los eventos en este año se pueden consultar en ésta página.
High, Long y Trick Line
El deporte tiene varias modalidades. El trickline es la más conocida y practicada. Se utiliza siempre una cinta de 5 centímetros de ancho y la línea se coloca más o menos a 1,20 metro de altura y a una distancia entre anclajes que va de los 15 a los 20 metros. La cinta se tensa al máximo y eso permite que los riders o slackliners realicen sus saltos y figuras acrobáticas.
En el longline se utilizan cintas de 2,5 centímetros de ancho y unos 30 metros de longitud. El principal objetivo es cruzar de un lado a otro, aunque también se pueden practicar diferentes posturas de equilibrio.
La modalidad extrema es el highline. Se realiza sobre líneas a partir de los 20 metros de altura y para ello los slackliners utilizan material de seguridad (arnés y leash) enganchados a la cinta, aunque hay quienes realizan esta modalidad sin ningún tipo de aseguramiento.