El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene en su agenda, además de la campaña electoral y las presiones a los estados para reactivar la economía dañada por la pandemia del coronavirus, difundir ataques sexistas y personales a las principales dirigentes opositoras a través de redes sociales.
Trump, compartió este sábado por la noche en Twitter una serie de tuits que contenían insultos sexistas y ataques personales contra mujeres demócratas prominentes, entre ellas su ex rival electoral Hillary Clinton, la ex congresista Stacey Abrams y la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso, Nancy Pelosi.
Entre la batería de retuits de Trump, estuvo la publicación de John Stahl, un conservador que en su intento de elección para el distrito 52 de la Cámara de California en 2012 obtuvo sólo el 3% de los votos.
Stahl había calificado a la ex senadora y ex primera dama Hillary Clinton en su tuit de “skank”, un término referido sobre todo a mujeres desagradables y promiscuas, denotando no sólo el tinte peyorativo y sexista, sino el puritanismo cuando de la vida sexual de las mujeres se trata.
Otra de las publicaciones de Stahl que compartió el mandatario republicano fue un ataque a Stacy Abrams, la ex congresista en 2018 se postuló para gobernadora de Georgia y es una de las favoritas para ser compañera de fórmula de Joe Biden, el probable rival demócrata de Trump en las próximas elecciones presidenciales de noviembre.
En el tuit, Stahl se mofaba del cuerpo no héteronormado y hegemónico de Abrams y de los discursos antiracistas de los demócratas.
Lo preocupante no son solo las publicaciones del casi ignoto Stahl, sino el respaldo que le da Trump, desde su cuenta oficial.
Por último, el mandatario volvió a arremeter contra Pelosi, la tercera en la línea de sucesión presidencial, y con quien no ha hablado directamente desde el 16 de octubre pasado, cuando una discusión terminó a los gritos y ella terminó abandonado la habitación y la Casa Blanca.
Desde entonces, Pelosi y Trump solo intercambian comentarios -y muchas veces ataques- a través de los medios y las redes sociales, últimamente sobre la gestión de la pandemia de coronavirus que ya dejó 1.622.670 infectados y 96.046 muertos en el país, según la Universidad John Hopkins.
El último ataque de Trump fue retuitear un mensaje de Stahl que acusaba a Pelosi de “beber alcohol en el trabajo”.
La disputa entre Trump y Pelosi no es nueva y, mientras el mandatario siga apostando a su reelección, no hay indicios de que esa confrontación ceda.
A principios de la semana pasada, Trump había dicho que «Pelosi es una mujer enferma. Tiene muchos problemas. Muchos problemas mentales».
El miércoles, en una conferencia de prensa, Pelosi dijo que Trump “viene con caca de perro en sus zapatos y todos los que trabajan con él también tienen eso, durante mucho tiempo».