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Estrategias de prevención para una enfermedad curable

Octubre es el mes dedicado a la concientización sobre el tema que va a afectar en algún momento de la vida a una de cada ocho mujeres.

“El consenso a nivel mundial”, argumenta Marcelo García Arnedo, jefe del servicio de diagnóstico por Imágenes de la mujer del Instituto Gamma, es hacer una mamografía de base entre los 35 y 40 años. “Si todo está correcto, a partir de los 40 años deberá hacerse una mamografía por año, sin límite de edad para dejar de hacerla. Pero en aquellas mujeres que tienen un familiar de primer grado que haya contraído cáncer de mama se debe comenzar con la mamografía diez años antes de la edad en la que se le haya diagnosticado el cáncer a ese familiar directo”.

—¿Por qué se pone tanto énfasis en el estudio de mama?

—Como todos ya saben, existe una prevención primaria que se expresa en una dieta saludable, actividad física cotidiana, control del peso, evitando el estrés y el tabaquismo; en el caso del cáncer de mama, habría que agregar la lactancia. En todas las enfermedades, y en el caso del cáncer de mama, es fundamental la prevención secundaria que se basa en la búsqueda y detección precoz. Y para eso el mejor método es la mamografía.

—¿Cómo se hace la mamografía?

—Se trata de un estudio simple que no requiere ninguna preparación. Sólo se le pide a la persona que el día del estudio no se coloque desodorantes, cremas o perfumes, ya que estos cosméticos cuentan con sustancias radiopacas  (no permiten el paso de rayos X) que pueden impedir ver y, sobre todo, confundir. Las imágenes les son tomadas por técnicas radiólogas. Se toman cuatro imágenes por cada mama; dos imágenes de frente y dos de perfil; se comprime la mama, se la expone al aparato que emite rayos X en bajas dosis y después el especialista analiza esas imágenes y le informa al médico tratante.

Los antecedentes

La evolución del diagnóstico de la patología mamaria fue rápidamente progresiva a partir de la incorporación de los rayos X por Albert Salomon, en 1913; quien hizo la primera descripción de un estudio de la mama mediante rayos X, analizando tres mil piezas anatómicas procedentes de mastectomías.

Muchos años después, surge la técnica mamográfica (Leborgne, 1958; Gros, 1966) que representó un hito destacado en la historia del diagnóstico y prevención de la patología mamaria.

El mamógrafo se introduce en 1967 y cuenta con dos importantes avances tecnológicos: se cambia el ánodo del tubo de tungsteno a molibdeno, para mejorar el contraste entre los tejidos, y se añade un dispositivo diseñado para comprimir e inmovilizar la mama.

En 1999 la Food and Drug Administration de Estados Unidos, institución conocida por sus siglas FDA, aprueba el mamógrafo digital.

Desde aquellas radiografías de piezas anatómicas tomadas de mastectomías a nuestros días, la investigación científica y el desarrollo tecnológico han agregado calidad de imagen y, sobre todo, seguridad y evidencias, lo que favorece el diagnóstico preciso.

Tomosíntesis

Para García Arnedo, los pasos dados en los últimos años han hecho que hoy se disponga de una mayor calidad de imágenes, “ya que a la tomografía digital directa, se le ha agregado con la tomosíntesis, una tercera dimensión”.

“Con estas imágenes accedemos a cortes milimétricos múltiples de la mama, que nos permiten una interpretación en tres dimensiones, evitando la superposición de estructuras, con lo cual podemos ver más y mejor”, explica.

En medicina y en la ciencia general, como en toda la actividad humana, la experiencia ha enseñado que en la búsqueda de lo más efectivo se deben superar renovados escollos.

“Las evidencias han probado que en una mamografía entre un 15 y un 30 por ciento de los tumores pueden pasar desapercibidos”, afirma García Arnedo. Pero sostiene: “Hemos podido disminuir sustancialmente aquel pronóstico con el uso de la tomosíntesis; lo que ha representado un avance cualitativo de la mamografía”.

—¿En qué consiste la tomosíntesis?

—La tomosíntesis es el mismo aparato de mamografía pero en lugar de tomar sólo dos imágenes, de frente y de perfil, adquiere múltiples cortes cada 15 grados. La mama queda comprimida y el aparato va girando cada 15 grados y toma múltiples imágenes, dependiendo del volumen mamario. Eso se analiza en una estación de trabajo independiente con monitores específicos para mamas, de 5 megapíxeles que nos permiten ver esos múltiples cortes y llegar a un diagnóstico.

—¿Se pueden superponer las imágenes obtenidas de los dos estudios?

—Exactamente.

—¿Cuánto dura un estudio de mamografía?

—La adquisición de imágenes dura entre 15 y 20 minutos.

—Las mujeres que se hacen implantes de mama, ¿cuánto tiempo deben esperar para hacerse los estudios de mamografía?

—Los implantes mamarios no contraindican los estudios de mama. Las mamografías se realizan normalmente. A las mujeres con implantes se les agrega una técnica llamada técnica de Eklund, la que permite desplazar el implante hacia atrás y la mama hacia adelante para permitirnos ver mejor el parénquima mamario. Queremos desterrar el error de pensar que porque se han colocado un implante mamario no deben hacerse la mamografía.

García Arnedo pone énfasis en sostener que “la mamografía es irreemplazable” como estudio para detectar prematuramente el cáncer de mama. “Hay que perderle el miedo. La ecografía no la reemplaza. Los tiempos de los estudios se han reducido; los nuevos compresores son más anatómicos; los que al adaptarse a las formas de las mamas, la compresión es menor. Las técnicas radiólogas son especialistas muy bien formadas y muy cuidadosas de las pacientes. Ecografía y resonancia no la suplantan; son exámenes complementarios a la mamografía”, explica.

Según el especialista, la mamografía “es el método más preciso” con el que se cuenta hoy para el diagnóstico precoz del cáncer de mama. “Con la incorporación de las nuevas tecnologías; tiempo y nivel de compresión han disminuido sensiblemente”, afirma.

Durante un tiempo se recomendaba el autoexamen. Y hoy se lo sigue recomendando, aunque sostiene los especialistas consultados, lo más eficaz sigue siendo la mamografía, la que detecta lesiones de tamaños muy pequeños; es decir, detectan formaciones tumorales en sus inicios lo que da más chances para los tratamientos.

“La ventaja de la mamografía con relación al autoexamen es que detecta los cánceres en etapas subclínicas; además la mamografía detecta cánceres que no es posible palpar”, completa.

Desde hace poco tiempo la imagen mamaria se ha convertido en una subespecialidad para los profesionales que dedican su tiempo al diagnóstico por imágenes, debido a los avances tecnológicos con los cuales se cuenta hoy; a su especificidad y a la complejidad de su estudio.  “Es necesaria la dedicación, ya que debemos ayudar al ginecólogo, al mastólogo y al radioterapeuta, especialistas que requieren de las imágenes para el diagnóstico y los tratamientos”, sostiene García Arnedo.

Hoy quien aspire a la especialidad en diagnóstico por imágenes; y, dentro de ella, a la subespecialidad, en imágenes mamarias, deberá realizar su preparación que se iniciará con la residencia en imágenes en general; para luego escoger entre las subespecializaciones en imágenes osteoarticulares, las de patología abdómino pelviana, las que incumben a la neuroradiología, y quienes se inclinen hacia las imágenes mamarias.

“A partir de este año se ha creado una acreditación en imágenes mamaria. Es un emprendimiento llevado adelante por la Sociedad de Mastología, la Sociedad Argentina de Radiología y la Federación Argentina de Diagnóstico por Imágenes”.

Visión desde la mastología

Paula López Breccia es ginecóloga y mastóloga, e integra el servicio de ginecología y mastología del instituto Gamma. “En adolescentes y mujeres menores de 30 años, la visita al ginecólogo debe estar acompañada del examen clínico de mama”, recomienda.

Para la profesional,  se deben elaborar estrategias de prevención para una patología que es frecuente, “ya que afecta a una de cada ocho mujeres”, y señala: “El cáncer de mama, hoy, constituye una de las pocas patologías curables, ya que detectados en estadios tempranos, tumores de 1 centímetro, más del 90 por ciento de las mujeres que contraen la enfermedad, acceden a su curación”.

Mamografía, lo primero

“Está ampliamente demostrado que la mamografía ha disminuido entre un 25 y un 30 por ciento la mortalidad del cáncer de mama”, afirma García Arnedo, quién sostiene que “el cáncer de mama es el tumor más frecuente” de la mujer. “Se calcula que el 30 por ciento de las mujeres, a lo largo de sus vidas, van a contraer un cáncer de mama; es decir, una de cada ocho mujeres que llegue a los 85 años lo va a padecer”.

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