Para los amantes de la música instrumental, este sábado, a las 22, la cita será en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Hasta allí llegará 3 Eléctrico, la nueva formación del eximio tecladista Juan del Barrio, quien, junto a sus músicos, mostrará las canciones que forman su flamante disco homónimo. Además del estreno, el músico adelantó que hará un repaso por clásicos de Luis Alberto Spinetta como “Digital Ayatollah”, “Amenábar” y “Sombras en los Álamos”, entre otros. Las entradas están completamente agotadas.
Tras casi 20 años sin editar un álbum –el último fue Piano, Solista y con Fernando Aguirre (1996)–, en 3 Eléctrico Del Barrio se despacha con seis temas en donde explora sonidos que se mueven por el jazz rock sinfónico. Todo esto sin ocultar su formación clásica: “Al final el rock sinfónico siempre coqueteó con la música clásica”, dijo en diálogo con El Ciudadano. Y destacó que se siente “muy identificado” con el género: “Aún después de tanto tiempo me sigue pareciendo un género hecho muy a medida para mis necesidades”.
El material contiene cinco composiciones propias y una versión de “Digital Ayatollah” de Spinetta Jade y fue realizado junto a Alex Reggiani en batería y Juan Giménez Kuj en bajo. A Rosario llegará en formato de quinteto ya que, como adelantó el músico, contará con Alberto Perrone, Ale Reggiani y Tomás Ferrari, además de la participación de la cantante Catalina del Barrio. “Somos un trío pero en algunos temas invitamos a un guitarrista y en esta ocasión, para hacer los temas de Spinetta Jade, cantará mi hija”, anticipó.
El reconocido músico, recordado tecladista de El Flaco en Spinetta Jade, e integrante de Los Abuelos de la Nada y Suéter, entre otros grupos, participó en el histórico disco Alma de diamante (1980), primero de la emblemática banda junto al propio Spinetta, Pomo Lorenzo, Diego Rapoport y Beto Satragni.
“Vamos a tocar canciones que me dan mucho gusto –continuó el músico– y que no toqué nunca mas; temas que están destinados casi a desaparecer no en el recuerdo de la gente, porque siempre alguien los va a tocar, pero sí en la voz de los miembros originales de la banda que las grabamos”.
—¿En qué momento surgieron estas cinco canciones originales?
—Son de distintos momentos. Algunas tienen muchísimos años de vida y nunca habían sido grabadas. Las recopilé, armamos esto y decidí que el disco tenga pocos temas porque si esperaba completarlo con diez canciones por ahí pasaban 10 años más (risas). Los produzco yo, los pago yo y no tengo que rendirle cuentas a nadie.
—El rock sinfónico es un género que no termina de acabar de explorar sus recursos intrínsecos. Tiene un horizonte de búsquedas muy amplio. ¿Qué te posibilita?
—Mi música también tiene algo de jazz pero no me considero un músico de jazz; tampoco un rockero tipo Riff. También tiene funk. Es una mezcla de todo lo que fui recorriendo a lo largo de mi vida musical. Llegado este momento, en el que vale todo, a mí me sale por este lado.
—¿Qué te llevó a sumar una versión de “Digital Ayatollah” de Spinetta Jade?
—Los chicos con los que toco son muy jóvenes y el que propuso hacerlo es uno de estos pibes. Es una versión en la que le cambié algunos detalles pero está bastante respetada. A mi me encanta. Traté de agregarle riquezas tímbricas con los teclados.
—Tu teclado se transforma en una suerte de guitarra y con él creás muchos climas.
—A mí me encanta la posibilidad de poder jugar con los timbres. Cuando estoy en el estudio me siento todopoderoso.
—Pasaron muchos años desde tu último disco. ¿Por qué?
—Todos estos proyectos cuestan mucho llevarlos adelante. Cualquier empresa que te propongas es más fácil que armar una banda y salir a tocar con aspiraciones a hacerlo dignamente. Gracias a que la tecnología se fue acercando a la gente hay muchas cosas que ahora se pueden resolver y antes era imposible. De a poco las producciones independientes fueron ganando su lugar. Antes a los sellos independientes Sadaic no los reconocía por ejemplo; era todo un remar en dulce de leche. Ahora todo es posible.