El 11 de agosto se acerca a paso firme y la campaña electoral no parece que vaya a alterar el orden de las cosas. Los candidatos regulan esfuerzos, saben que en la primaria el objetivo es conseguir un resultado decoroso para después ir por todo en las generales de octubre.
El Frente Progresista tiene en Hermes Binner a su figura excluyente. Esa candidatura, que encierra un sentido mucho más amplio que el de una banca de diputado nacional, es el epicentro de estos comicios. En él se concentra el voto a favor; y él es el blanco de los dardos de los demás contendientes.
A diferencia del PRO y del Frente para la Victoria, en el Frente Progresista hay interna. La novedad es que el vicegobernador Jorge Henn es el patrocinante de la lista adversaria a la que encabeza Binner y secundan Mario Barletta, Alicia Ciciliani y Pablo Javkin.
Políticamente, esa lista es resultado de los eternos desencuentros entre radicales (en este caso la disputa por una concejalía en la capital provincial abrió el conflicto), donde siempre ocurre que un sector integra listas con el socialismo y otro enfrenta a ambos. Es un mecanismo del que, bronca más, bronca menos, se han beneficiado tanto socialistas como radicales. Si bien exhibe la inorganicidad partidaria y muestra a la UCR como una liga de sectores internos en eterna disputa, el paso de los años y las elecciones muestran que este juego de rotación en el rol de amor/odio con el PS siempre reportó cargos ejecutivos y bancas legislativas suficientes para seguir en carrera.
Discursivamente, la lista que lidera Fabián Palo Oliver se amuchó en un espacio que, por necesidad de ampliar la base electoral de Binner, el FPCyS deja desguarnecido en la medida que acentúa posiciones cada vez más refractarias al gobierno nacional. El intendente de Santo Tomé aspira a acceder por las primarias entre los cinco primeros de la lista del FPCyS, lugar que su sector no consiguió en la mesa de negociaciones. Para eso será clave la resolución que tome la Justicia electoral en relación al piso de 25% de votos que definió el Frente Progresista como condición para entrar al reparto proporcional en la lista general.
En realidad, la presencia de una lista alternativa en la primaria del Frente Progresista resulta más un problema para el presidente de la UCR nacional, Mario Barletta, que para Hermes Binner, a quien las encuestas hoy le aseguran que también ingresará Alicia Ciciliani, la otra socialista de la lista, ubicada en tercer lugar (cabe recordar que si Barletta, Javkin o Copes resultan electos no serán parte del bloque del FAP si no de la UCR, la CC-ARI y el PDP respectivamente). Además, a diferencia de 2011 cuando Rubén Giustiniani tuvo la mala idea de enfrentarlo, Binner llega a las elecciones de 2013 con un liderazgo interno consolidado y sin graves conflictos en los dos frentes de gestión del socialismo, los gobiernos provincial y municipal.
En el caso de la intendenta Fein, se esforzó y logró llegar al período de campaña con una modesta pero prolija agenda de inauguraciones y visitas a obras públicas que puso a disposición de Hermes Binner (y Miguel Cappiello, el candidato a concejal del oficialismo). No es poca cosa: ni para un gobierno municipal que tuvo un 2012 pésimo en materia de recursos económicos; ni para un candidato que hace dos años no ocupa ningún cargo de gestión.
En cuanto a la gestión Bonfatti, tras un 2012 de terror que, según se cuenta en la intimidad del poder, lograba sacar la reforma tributaria fallida en dos ocasiones anteriores como lo hizo o entregaba las llaves de la Casa Gris; y que terminó con la detención del jefe de la Policía Hugo Tognoli, llega a mitad de 2013 claramente parado en otro lugar al de hace 10 meses.
Por un lado estabilizó el frente económico, con ingresos que no pintan una maravilla pero que dejan respirar y reactivar buena parte de la obra pública paralizada el año pasado; por el otro recuperó iniciativa en materia de seguridad pública (aparecieron patrulleros y patrullajes, concursos de personal administrativo para liberar de esas tareas a policías, avanza de a poco el traspaso de la Alcaidía al Servicio Penitenciario, control político sobre recursos humanos, entre otras muchas cosas en marcha y que faltan) y logró exhibir algunos resultados en conjunto con el Poder Judicial (golpe a la banda de Los Monos). Resultados bastante modestos en relación a la dimensión que tiene la problemática, pero valorables en términos comparativos con lo hecho por gobiernos anteriores y lo que tienen para mostrar el resto de las provincias.
El gobierno provincial oficia de gran vidriera nacional y carta de presentación de Hermes Binner, quien llega a las elecciones con gestión para mostrar, recursos para hacer y un objetivo básico cumplido: no restar. Lo que en otras elecciones pudo ser una elección de medio término que plebiscita a la gestión provincial, en este caso pasa a segundo plano a causa del candidato en cuestión, que, como se dijo en el arranque de este artículo, tiene historia y espalda suficientes como para ser el eje ordenador de la campaña en el sentido de ser centro de todas las miradas, a favor y en contra.
En las tiendas contrincantes, donde no hay listas alternativas que le disputen espacio a las que encabezan Jorge Obeid y Miguel del Sel, no asoman frentes de conflicto que pudieran alterar el relajado tránsito al 11 de agosto.
Obeid profundiza su convocatoria masiva al voto peronista, lo cual lo pone en el lugar de un fino artesano dedicado a cincelar los contornos de una propuesta electoral que salió de las entrañas del kirchnerismo, pero que tiene que parecerse lo menos posible para que pueda digerirla todo ese PJ santafesino que en 2011 creyó que para un peronista no había nada mejor que un cómico.
Esta semana la lista del Frente para la Victoria recibió una buena noticia. Una de las cuatro listas de diputados nacionales que en octubre van a la caza del voto peronista debió estacionar en la banquina. Osvaldo Salomón, cabeza de lista y único capaz de proyectar alguna expectativa, renunció a la candidatura apremiado por la urgencia de asegurar la comuna en el pago chico.
Esta semana concentrará atención la discusión entre sectores internos del justicialismo por quién ocupa la banca de diputada provincial que dejó la recientemente fallecida Silvia De Cesaris. La disputan Mariana Robustelli, del Movimiento Evita, y Jorge López, alineado con un grupo de intendentes del sur provincial que se identifica con María Eugenia Bielsa. Los tiempos electorales sugieren confrontar dentro de límites razonables, aunque las pujas entre los sectores que articulan políticamente con el rossismo (entre los que cuenta el Evita) y los que se aferran a la ex vicegobernadora vienen subiendo decibeles en vez de bajarlos, con un punto cúlmine el día que Bielsa renunció a su banca con una andanada de críticas y acusaciones contra sus adversarios internos. Por todo, es evidente que Jorge Obeid no podrá desentenderse de cómo se sucedan las cosas en la Legislatura.
Por el lado del PRO, la estrategia de campaña pinta calcada a la de 2011. A Miguel del Sel lo pasean por pueblos del interior ruralista y en las grandes ciudades por las barriadas más populosas donde se busca explotar más su perfil de actor cómico que de potencial legislador nacional. La escasa aparición en entrevistas periodísticas está debidamente mensurado por los asesores de campaña como forma de limitar al mínimo los riesgos siempre latentes de que desbarranque fruto de su inefable vocación por banalizar todo con un chiste hasta por su evidente desconocimiento de los asuntos públicos de política.
Todo indica que el PRO no puede repetir la elección de hace dos años, pero quizás en la intimidad los estrategas de Mauricio Macri se conformen con bastante menos. ¿Quizás con quedar terceros no tan lejos del Frente para la Victoria? ¿Quizás con colocar dos bancas? Después de todo, para una fuerza que aspira a colocar el futuro presidente, que gobierna en Buenos Aires pero que no logró armar listas con expectativas en ningún otro distrito del país, conseguir dos bancas por Santa Fe puede resultar negocio.