Por primera vez desde ocurrida la tragedia que lo tuvo como protagonista hace más de nueve años, Matías Capozzuca rompió el silencio y antes que mostrar signos de arrepentimiento por la muerte de dos adolescentes que iban a bordo del BMW que conducía a 115 kilómetros por hora en avenida Rivadavia al 2400 en avanzado estado de ebriedad, se calificó como una “víctima” de todo lo ocurrido.
Como consecuencia del accidente, ocurrido el 22 de mayo de 2005, otra de sus acompañantes quedó con secuelas neurológicas permanentes.
Ayer, en declaraciones a la prensa en el distrito Centro, al que concurrió para realizarse un examen psíquico que evaluará si puede volver a obtener el carné de conducir, dijo que necesita volver a tener una vida normal ya que se siente estigmatizado, especialmente por los medios, frente a toda la sociedad.
“Si no hagamos una cosa: cuélgueme en una plaza y se terminó el problema”, afirmó.
Sus dichos fueron criticados por los familiares directos de las víctimas.
Rodeado por algunos periodistas, a Capozzuca, quien concurrió a realizar el trámite acompañado por su padre y por personal judicial, se lo vio visiblemente nervioso y a la defensiva frente a las distintas consultas. Oculto tras unos anteojos de sol y de pelo corto, fue evidente que le costaba mantenerse contenido y fue él mismo quien, de manera abrupta, dio por concluidas sus declaraciones cuando las preguntas comenzaron a incomodarlo.
“Yo tuve un trágico accidente. Esto es un poco estigmatizante sobre todo porque estoy estudiando derecho, en cuarto año, tengo compañeros de la facultad y ésta es una exposición mediática a la cual yo no quiero estar sometido. No entiendo cuál es el fin de la persecución. Cuando ocurrió el hecho yo tenía 19 años y hoy tengo 29. La perspectiva cambió. Ese día ocurrió un accidente y lo siento como una tortura que voy a llevar toda la vida. Es gente (las víctimas) que era amiga, que yo quise mucho y es algo que lo voy a tratar con psicólogos, como lo vengo haciendo, de por vida”, señaló.
“Yo necesito volver a una vida normal. Si no hagamos una cosa: cuélguenme en una plaza y se terminó el problema. En este momento me estoy sintiendo una víctima porque creo que es la Justicia la que tiene que determinar, actuar y decir hasta dónde yo tengo derecho o no. Creo que tengo los mismos derechos que cualquier persona. ¿Cuántos casos hubo de accidentes de tránsito con personas presas? Yo estuve ocho meses detenido. Se apeló, la Corte dijo que yo no tenía que estar preso y me parece muy bien que pueda volver a tener un registro (de conductor)”, agregó al dar por concluidas sus respuestas y alejarse del lugar.
No ven arrepentimiento
Mónica Gangemi, mamá de la fallecida en el hecho Ursula Notz e integrante de la asociación Compromiso Vial, recordó que Capozzuca está inhabilitado para conducir hasta noviembre de 2015. “Ayer (por anteayer) yo estuve en el juzgado ya que me llamaron para informarme que entre hoy (por ayer) y el viernes le iban a tomar las pruebas de evaluación en la Dirección de Tránsito a los fines de remitir luego la evaluación al juez para que él decida si corresponde o no dar la rehabilitación dado que la ley le permitiría pedirla una vez pasada la mitad del tiempo de la condena, que en este caso son cinco años”, explicó.
“Con la evaluación que surja de esta instancia el juez definirá si corresponde o no la rehabilitación y en caso de que correspondiera ahí se le podría otorgar el carné de conducir, pero no es que hoy (por ayer) fue a rendir y ya lo obtiene. Es más, nosotros como actores civiles solicitamos que un representante de nosotros participara de estas pruebas como veedor, para que la cuestión sea transparente”, agregó.
Los que se le van a realizar son exámenes físicos y psicológicos. “Estos serán datos que le servirán al juez para evaluar su situación. Como opinión personal pienso que lo lógico, lo natural, es que nunca más maneje. Hubiera esperado que él no quisiera volver a manejar nunca más, no quisiera volver a tocar un volante en su vida; eso es lo que me parece que subjetivamente sería lo más indicado para cualquier humano en su condición. Me parece que eso sería lo lógico, el arrepentimiento verdadero”, destacó.
“Si él está desesperado por tener el carné no veo que haya arrepentimiento, un reconocimiento de la actitud criminal delictiva que cometió. No fue un accidente, tenía 2,5 por ciento de alcohol en sangre, lo que indica que tomó bebidas en cantidad. Conducir alcoholizado es un delito grave, sobre todo con esa cantidad de alcohol. Yo siempre digo que la palabra accidente hay que desterrarla de los hechos viales. Son choques, son hechos de tránsito, son siniestros, porque las personas que conducen deben ser responsables de cómo conducen. Subir a un auto a manejar altamente alcoholizado es un delito porque sabés lo que estás haciendo”, añadió.
“Es penoso”
Por último, Leonardo Alfaro, hermano de Carla, la chica que quedó con secuelas el fatídico 22 de mayo, dijo que sintió pena al ver a Capozzuca hablar por televisión.
“Lo bueno es que todos pudieron ver en directo la prepotencia que tiene, a la que nosotros nos enfrentamos durante mucho tiempo, tanto por parte de él como su padre”, señaló.
“Es una persona que no sabe lo que es el arrepentimiento. Realmente uno no sabe qué pensar. Es penoso. Da pena que se siga comportando así”, concluyó.
Lo sorprendió la prensa
La directora del distrito Centro, Alicia Pino, contó que el trámite que realizó Matías Capozzuca en el lugar fue un examen psíquico, que es uno de los solicitados para poder sacar nuevamente el carné de conducir. “Él tenía un turno solicitado para realizar la prueba a pedido del juez. Vino a media mañana, fue interceptado por la prensa, realizó su examen y luego se retiró”, contó la funcionaria.
Cuatro años de prisión que fueron ocho meses
El 22 de mayo de 2005 Matías Capozzuca, quien conducía a 115 kilómetros por hora un BMW, perdió el control del vehículo y terminó impactando contra un árbol en avenida Rivadavia al 2400. Como consecuencia del choque murieron Úrsula Notz y Nayib Sebastián Abraham, dos acompañantes de 16 y 19 años. En tanto otra chica que iba en el vehículo, Carla Alfaro, salvó su vida pero quedó con daños neurológicos permanentes. Capozzuca, quien salió ileso, fue condenado a tres años de prisión condicional y cumplió ocho meses de detención en una comisaría de la zona oeste.
Ahora quiere volver a manejar.
A fines de 2011, la Corte Suprema provincial anuló el fallo de la Sala IV de la Cámara Penal que condenaba a Capozzuca a tres años de prisión. El joven había sido condenado en noviembre de 2009 a cuatro años de prisión efectiva y diez de inhabilitación especial para conducir vehículos por el Juzgado Correccional 9ª por homicidio culposo en dos hechos y lesiones gravísimas culposas.
La resolución fue apelada por los abogados del joven y el caso recayó en la Sala IV de la Cámara de Apelaciones que en junio de 2010 confirmó la sentencia de primera instancia modificando a tres años la pena de prisión, que dispuso que fuera efectiva pese a que el Ministerio Público Fiscal, que es el que debe instar la acción penal, no lo había solicitado.
Capozzuca recuperó la libertad en diciembre de 2010 con la queja planteada por la defensa ante al máximo tribunal que dispuso suspender la pena.