Caren Tepp llegó al Concejo Municipal en 2015. No se lo esperaba: cuando los números previos a las elecciones decían que Ciudad Futura disputaba sólo una banca, obtuvo tres y Tepp, que iba en el tercer lugar de la lista, se convirtió en concejala. Este año es la cara visible de la campaña en la que busca renovar su mandato. “Pareciera que los candidatos están discutiendo quién es el mejor para gestionar el status quo pero que nadie está planteando cuáles son los desafíos que se vienen”, dijo a El Ciudadano la edila, que acompaña la precandidatura a intendente del también concejal, Juan Monteverde.
—Cuando llegaste al Concejo fue algo bastante inesperado, porque estabas tercera en la lista y Ciudad Futura esperaba con suerte meter dos concejales.
—Si, fue así. Dimos el batacazo. Me agarró de golpe pero en ningún momento tuve miedo. Lo que sí me pasó fue que tuve que enfrentar un montón de prejuicios por el hecho de ser mujer y de ser la compañera de Juan, que había sido la cara visible de la campaña y del partido. Tuve que explicar mil veces que tenía años de militancia, de trayectoria, de respaldo de los compañeros y las compañeras y que no estaba en ese lugar por ser la “compañera de”.
—¿Sentís que tuviste que justificar por qué ibas a ocupar ese lugar?
—No sentí que tuviera que justificarlo frente a la sociedad pero sí para la propia institución del Concejo y para muchos periodistas, sobre todo varones, que la única forma que tenían para presentarme era como «la compañera de». En la primera sesión del Concejo que discutí fuera del recinto con un concejal que se quiso llevar todo puesto y le frené el carro y él después le pidió disculpas a Juan en vez de a mí. Eso pasó varias veces, con periodistas también. Son instituciones bien machistas y patriarcales, donde la inteligencia, la estrategia y demás las hacen los hombres y parece que las mujeres estamos como de adorno. Tener que romper con todo eso fue lo que a mí me llevó a asumir con mucha mayor fuerza la lucha feminista dentro de las instituciones.
—¿Cómo empezó tu militancia feminista?
—Yo arranqué a militar en el Movimiento Giros (precursor de Ciudad Futura) en 2006. Estaba en segundo año de Ciencia Política. Fue una militancia dentro de los movimientos sociales y de las teorías políticas post 2001 acerca de la construcción del poder popular, dentro de las cuales una de las vertientes tenía que ver con trabajar sobre todo con las mujeres de los barrios populares. Si tenemos que definir a Giros en ese momento, era un movimiento anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal. No era específicamente una organización feminista, pero tenía al feminismo como principio en su construcción. Esa teoría de construcción del poder popular, un poder distinto, horizontal, democrático, de abajo hacia arriba, que hoy con fuerza expresa el feminismo, estaban las bases de esos movimientos sociales. Y lo que hizo la ola feminista en nuestro país y a nivel internacional es darle un nuevo impulso a todas esas claves de construcción política que nosotros veníamos gestando desde el territorio. Y eso nos encontró paralelamente con el ingreso en las instituciones del Estado, donde la lógica es de la verticalidad absoluta, donde para tener éxito tenés que aplastarle la cabeza a otro, tenés que hablar más fuerte y gritar para poder hacerte escuchar. Prácticas políticas que están absolutamente masculinizadas. Dentro del Estado fue decir: o me convierto en parte de lo mismo y reproduzco esas lógicas, o damos la batalla, aunque sea larga y aunque sea duro empezar a visibilizar estas cosas y afrontar este proceso de feminización de la política. Pero eso no quiere decir que no haya existido y que no haya muchas cosas a deconstruir en nuestras propias organizaciones sociales y políticas.
—¿Cómo ven las posibilidades de llegar al Ejecutivo?
—Lo que vemos es que el escenario político de la ciudad está muy abierto después de 30 años de gestión socialista. Si hoy hay una certeza en la ciudad es que nadie sabe quién va a ganar las próximas elecciones y que en ese escenario nosotros, al ser una fuerza política por fuera de los aparatos tradicionales, podemos vincularnos con el descontento que sienten muchas personas con la clase política, con los partidos políticos tradicionales, y esa conexión se da porque fue lo mismo que nosotros sentimos cuando empezamos a armar este proyecto político: que no estábamos expresados ni representados por ninguno de los partidos políticos y pese a eso reivindicábamos la política, defendemos la política y por lo tanto teníamos que terminar con esa idea de la política delegativa o representativa y hacernos cargo de los asuntos que son de todos y de todas. En eso creo que Ciudad Futura, en este momento histórico en particular tiene la posibilidad de volver a generar ilusión en mucha gente. Los partidos políticos están más preocupados en conservar el poder por el poder mismo que en ofrecer un proyecto de futuro. Apostamos a democratizar mucho más las instituciones y a generar correlaciones de fuerzas distintas a las que existen, donde el socialismo y el Pro terminan marcando la agenda. Nosotros tenemos tres ejes que son centrales que van en consonancia con la discusión que instaló el feminismo acerca de cuáles tienen que ser nuestros mayores esfuerzos en los próximos años. Hay que pensar programas o políticas de género focalizadas en diseñar modelos de ciudad y modelos de sociedad que tiendan a disminuir las desigualdades estructurales de las cuales partimos y en ese punto creo que los gobiernos locales, las ciudades, tenemos una oportunidad única de animarnos a pensar en esas ciudades feministas.
—¿Cuáles son esos tres ejes?
—En el norte de la ciudad de Rosario poder llevar adelante el plan de urbanización más ambicioso que pueda llegar a tener la ciudad en términos de generar políticas de acceso al suelo y a la vivienda para sectores medios y sectores bajos que hoy, lamentablemente, se tienen que ir de Rosario. El segundo eje es un proyecto que tiene que ver con todo el corredor noroeste de la ciudad, con una política de movilidad, que son los trenes de cercanías. Y el tercer eje tiene que ver con recuperar todo un cordón en el sudoeste de la ciudad de Rosario para la producción de alimentos, que no solamente es la discusión acerca de quiénes producen los alimentos que consumimos en las ciudades, a qué precio, sino también que sostiene una discusión por parte de la sustentabilidad de cómo es la ciudad en la que vivimos. Los tres ejes tienen que ver con el desarrollo de políticas que nos permitan volver a pensar en grande en la ciudad de Rosario. Nosotros sentimos que 30 años de socialismo nos ha llevado a soñar bajito, a que ya nada se pueda discutir. Pareciera que los candidatos están discutiendo quién es el mejor para gestionar el status quo pero que nadie está planteando cuáles son los desafíos que se vienen y nosotros creemos que en estos tres proyectos se reflejan varias de las cuestiones que nosotros creemos que son fundamentales empezar a garantizar desde los gobiernos locales: vivienda, movilidad y acceso a los alimentos.