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Carla Deiana: “Para enfrentar a la derecha lo mejor es votar a la izquierda”

La candidata a gobernadora por el Frente de Izquierda se mostró en las antípodas del modelo propuesto por Milei y busca convertirse en una alternativa ante el hartazgo social contra la política tradicional

En las antípodas de las propuestas de Milei, Carla Deiana busca mostrarse como una alternativa al hartazgo generalizado de la política tradicional. La representante del Frente de Izquierda es la única mujer candidata a la gobernación de Santa Fe y este domingo espera mejorar el resultado de las Paso. Frente a un escenario nacional donde el referente libertario obtuvo un tercio de los votos, la referente del Partido Obrero entiende que la izquierda debe unirse y mostrarse como una variante combativa distintiva de la política. 

En diálogo con El Ciudadano planteó la necesidad de retomar la lucha callejera, la organización popular y la movilización para defender los derechos adquiridos. Mencionó como ejes de su programa la nacionalización del puerto de Rosario, la estatización del banco de Santa Fe y la aplicación de un impuesto a las grandes empresas capitalistas. 

—En la recta final de la campaña, ¿cuáles son las expectativas para las generales de este domingo? 

—Creo que la izquierda tiene que crecer de las Paso a las generales. Hemos hecho una campaña realista hablando de los problemas cotidianos que tiene el trabajador y la trabajadora. Hemos expuesto al gran problema de los salarios de hambre que tienen la mayoría de los trabajadores de Santa Fe, hemos denunciado el recorte jubilatorio que está en marcha, hemos planteado la urbanización, es decir, hemos podido expresar en nuestra campaña política las preocupaciones más sentidas de la mayoría de la población de Santa Fe. Al mismo tiempo, hemos propuesto un programa de salida que afecta los intereses de una minoría capitalista que acapara los recursos, las riquezas y es cómplice de la crisis económica nacional que atraviesa Argentina, como la actividad de las multinacionales cerealeras y siderúrgicas con los grandes pulpos económicos que dominan las palancas productivas de la provincia. No hemos hecho promesas, no hemos trabajado con eslóganes, sino que hemos planteado que la crisis la paguen los capitalistas, con la idea de reestatizar el Banco de Santa Fe, de nacionalizar el comercio exterior, de establecer un impuesto progresivo a los capitalistas. Una cantidad de medidas que nos permitirían financiar las emergencias que hoy tiene la población. Es un enorme desafío para la izquierda pelearle a esa derecha reaccionaria un ascendente sobre una población que tiene mucha bronca, que está harta del régimen político que nos viene gobernando. 

—¿Cómo analizás el resultado de las Paso nacionales y los votos a Milei?

—En primer lugar es un rechazo categórico a todo el régimen político de los últimos 40 años. La población ha hecho un balance de la democracia votando a un protofachista. Es un rechazo al gobierno nacional y a las políticas económicas. También ha salido muy castigado el macrismo que era el bloque político que aspiraba a alternar con el peronismo en el poder. 

Luego hay que ver hasta qué punto el votante de Milei adhiere íntegramente a su programa. Hay un sector de la población que tiene esas posiciones políticas. Pero también votaron a Milei trabajadores ultra pauperizados a los cuales les han metido en la cabeza el discurso de que la culpa de la crisis económica la tienen los piqueteros, los que cobran un programa social. Un discurso estigmatizante criminalizador que oculta que el gasto social representa el 1% del PBI mientras que los subsidios y exenciones a los capitalistas representan casi 5 puntos del PBI. 

Dolarización es muy parecido a convertibilidad. Para tener 1 a 1 hay que ver cómo se consiguen esas divisas. Milei planteó una especie de fondo de inversión y también planteó privatizar YPF, vendiendo las acciones que tiene el Estado. Vender los recursos como en los ‘90. No hay reservas para dolarizar entonces tenemos que transitar una mega devaluación con lo que eso significa en una economía con 200 por ciento de inflación.

El Frente de Izquierda ha hecho una elección que no ha sido buena a nivel nacional. No hemos podido canalizar este descontento. Por un lado, por el cuadro de enorme pasividad que hay en el movimiento obrero donde no hay paro ni movilizaciones a pesar de que hay miles de reclamos. Por otro lado, el Frente de Izquierda tiene que mostrarse como una fuerza antisistema independiente de este régimen político y no como su pata izquierda. A veces da la idea de que somos un sucedáneo del kirchnerismo en alguna declaración con relación a la corrupción de Cristina. Me parece que no ayuda a establecer una clara diferenciación no sólo de la derecha, sino de las variantes nacionalistas y kirchneristas que están desprestigiadas por la política de gobierno.

—¿Qué posibilidades tiene la Izquierda para reacomodarse y mostrarse como una alternativa a la política más tradicional?

—No somos una izquierda de slogans ni desconectada de la realidad, sino que estamos vinculados a los procesos profundos de nuestro pueblo y hemos mostrado que tenemos un programa. Es un choque con los más poderosos, con los intereses económicos más concentrados y la población ve que todavía no hemos reunido la fuerza social para imponer esas medidas, como la estatización de los puertos o la nacionalización del comercio exterior, que son estratégicas para reorganizar la economía de un país. Tenemos que definir cómo orientamos nuestra militancia, cómo vamos a los barrios y construimos un nuevo movimiento popular independiente de los punteros tradicionales, cómo luchamos en los lugares de trabajo para recuperar los sindicatos y que nos representen. También en el movimiento estudiantil y juvenil está el desafío de reactivar la memoria histórica de una juventud que hizo la reforma del 18, que fue protagonista en Argentina en el 2001 y que ha peleado siempre por la Universidad pública. Ahora se ha visto seducida por las ideas de privatización educativa, en parte, por la crisis educativa que estamos viviendo con problemas de cursada, de salario docente y con contenidos cada vez más degradados. 

Hay que explicar el programa de Milei y hacer un registro histórico porque son ideas viejas adornadas con algunos sellos. Convocar a una lucha ahora para que las mujeres y las diversidades volvamos a ganar las calles, los maestros tenemos que reclamar por nuestros salarios y los jubilados tienen que luchar ahora por un aumento de emergencia. En esa reactivación de un movimiento popular de los trabajadores podemos enfrentar lo que se viene. Al calor de esa organización y de la capacidad que tenga la Izquierda de convocar estas luchas vamos a poder perfilarnos de otra manera en el escenario político. 

—¿Qué propuestas tiene la Izquierda para contrarestar aquellas?

—El planteo de la izquierda es que hay que ganar las calles otra vez. El aborto, de alguna manera, lo ganamos en esa pulseada callejera. Es ineludible retomar esa lucha callejera y ese compromiso para refrendar algo que hemos conquistado. 

En el debate de candidatas y candidatos a gobernador yo destaqué la necesidad de una ley de Educación Sexual Integral (ESI) porque veo una gran confusión. Pullaro dice que ya hay ley de ESI, y no se si es ignorancia o que no le importa, pero hoy tenemos una ley nacional que tiene varios vericuetos por los cuales no se aplica. No es de orden público, es decir, las provincias pueden o no adherir. Además, la situación es muy desigual en muchas escuelas. Luego está el artículo 5° que lo refuerza con la idea de que cada escuela la dicta según sus creencias cuando hay cuestiones de orden científico como embarazo adolescente y enfermedades de transmisión sexual. 

La postura de Bodoira fue una lección rápida de lo que tienen para ofrecer las iglesias evangélicas en Santa Fe, que es nada. Es un lobista de Argañaraz para entrar a la Cámara de Diputados. Tenemos que retomar los debates y la organización en asambleas de mujeres, universidades y la movilización callejera. 

—Otro de los problemas centrales en la provincia y en la ciudad es la violencia y la inseguridad. Ustedes responsabilizaron a las gestiones anteriores ¿qué propuestas plantean desde la Izquierda? 

—La crisis de inseguridad que sufrimos está directamente ligada al copamiento del narcotráfico y del gran delito como el contrabando de armas. Tiene responsables directos en el gobierno actual, en la gestión anterior, y en la anterior a esa. Fueron un cúmulo de recetas fracasadas vinculadas a un comportamiento represivo, a más policías, más poder de fuego para las fuerzas de seguridad, para la Justicia, para el poder político. Desde la perspectiva de la izquierda, el Estado es el responsable y ha adquirido características narco. 

El punto nodal que nadie quiere atacar son los puertos privados que se han convertido en la plataforma de exportación de estupefacientes a Brasil, Asia y Europa. Ese colador favorece que las bandas narcos tengan una mayor incidencia en Rosario y nadie habla de eso. 

Planeamos cosas concretas: terminar con la política de persecución a los consumidores, en nuestra provincia el 55% de las causas por narcotráfico son contra consumidores y a nivel nacional esa cifra asciende a más del 70%. Mientras tanto, lavan el dinero en los bancos, en los casinos y en las constructoras. Planteamos crear centros integrales para la atención de los consumos problemáticos. La mayoría de los centros son privados, carísimos y están en manos de las iglesias. 

También están las cuestiones sociales que hacen al problema. La urbanización de los barrios y la falta de trabajo. Hay muchísimo para hacer pero le terminamos dando más poder de fuego a los que aprovechan para meterse en el negocio y ver si sacan alguna tajada. 

—¿Te quedó algún tema pendiente para plantear en el debate?

—Me quedé con ganas de responderle a Bodoira cuando dijo que las familias tienen que educar en ESI, siendo que los abusos en las infancias se dan sobre todo al interior de la familia. Quería hablar de precarización laboral, ya que en la provincia 4 de cada 10 trabajadores están precarizados. Me hubiera gustado hablar un poco más del monotributo, de las distintas modalidades de fraude laboral que sufrimos los trabajadores. Soy reemplazante en varias escuelas y pagan a los 60 días en un país con una inflación mensual que supera el 8%. Me hubiera gustado hablar de los comedores y los merenderos, pero a grandes rasgos me fui conforme. Pudimos hablar de temas ambientales y fui la única que reivindicó la lucha de la mujer. 

Por último, convocar a un voto a la izquierda para enfrentar a la derecha. En el debate fui la única que levantó la bandera de la lucha contra Milei porque nadie quiso nacionalizar el debate, pero no tiene sentido pensar a Santa Fe al margen del país. Jugamos un papel de lucha, anti Milei, y para enfrentar a la derecha lo mejor es votar a la izquierda.

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