El historiador Carlo Ginzburg, uno de los referentes de la microhistoria conocido por ese éxito editorial que fue El queso y los gusanos, vuelve al país para recibir el doctorado Honoris Causa que le entregará la UBA y brindar una conferencia magistral. En una entrevista aseguró que a lo largo de su trayectoria mantiene como abordaje “leer los documentos a contrapelo, contra las intenciones de quien los produjo”.
Dueño de una mirada atenta, el historiador nacido en 1939 en Turín, Italia, vuelve a ser reconocido con el máximo galardón académico que confieren las casas de altos estudios, sumándose el de la UBA a las distinciones que ya le hicieron la Universidad de San Martín (2016) y la Universidad Nacional de Rosario (2018), al menos en Argentina.
Ginzburg es considerado uno de los historiadores vivos más importantes de este tiempo, por su producción y el impacto que ésta ha tenido en la historia cultural, literatura, artes plásticas, filosofía, antropología y sociología, que despertó un amplio interés en el país en la década de 1990, como se destaca en el documento de otorgación del doctorado de la UBA, y reafirma por su parte el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires.
“Esto es un grandísimo honor. Será una ocasión para subrayar la amistad llena de intercambios intelectuales que desde hace muchos años me une a los académicos argentinos”, manifiesta uno de los pioneros de la microhistoria.
Como uno de los representantes de la microhistoria, la corriente nacida en Italia allá en la década de 1970, el historiador rescata una “lectura a contrapelo” –en el decir de Walter Benjamin–, a partir de la lectura de casos desde los que da voz a aquellos que fueron silenciados, como el del paradigmático molinero Menocchio quemado en la hoguera (por pensar distinto).
“La microhistoria no es algo fragmentario, gravita, se mueve y adquiere sentido en relación con la macrohistoria. Lo importante del aporte de la microhistoria es la relación con la macrohistoria”, afirma Guinzburg.
Entre otros temas, abordó los procesos de brujería entre los siglos XVI y XVII y los cultos agrarios y más recientemente, en colaboración, los hombres lobos, pero por sobre todo su mirada se instala desde las clases subalternas.
Autor del popular libro El queso y los gusanos (1976) que lo proyectó a la fama y fue traducido a más de 20 idiomas, además publicó Los benandanti (1966), Pesquisa sobre Piero (1981), El juez y el historiador. Acotaciones al margen del caso Sofri (1991), Miedo, reverencia, terror (2008) y El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso, lo ficticio (2010), Cinco reflexiones sobre Marc Bloch (2015), entre otros. Su libro más reciente es Aún aprendo (2021), donde problematiza sobre sus investigaciones y metodología, y publicó en colaboración Il vecchio Thiess (2022).
La apertura hacia lo imprevisible en el uso sofisticado de Internet
Ginzburg, hijo de la escritora y política Natalia Levi y el filólogo Leone Ginzburg (asesinado por el fascismo en 1944), fue docente en las universidades de Roma, Bolonia, Pisa, Lecce, en la UCLA de California en Los Ángeles, Harvard, Yale y Princeton, en el Warburg Institut en Londres y en la École Pratique des Hautes Études en París.
Pero por sobre todo, como si de su abordaje se tratara, sus cuantiosas entrevistas permiten leer a Ginzburg completando un rompecabezas de fuentes que parecen inagotables, y que habilitan leer su trayectoria y obra puntualizando esos momentos de inflexión, como cuando decidió estudiar historia, luego de conocer la obra de Marc Bloch.
Centrado en las cosmovisiones particulares de las personas, como parte de sus estudios, la vorágine cotidiana e inmediatez de internet representa otros desafíos, y cabe preguntar si en tanto historiador volvería a elegir estudiar la historia desde las víctimas, a lo que responde: “Sobre las posibilidades abiertas a quien hace investigación desde un uso sofisticado de Internet he hablado a menudo: me parece un tema importante, incluso desde un punto de vista político, en el sentido amplio del término”.
“En el centro del uso sofisticado de Internet está la apertura hacia lo imprevisible. No excluyo que este elemento imprevisible me lleve de nuevo a estudiar la historia de las víctimas, de los que pierden”, indica.
El interés por “descubrir el proceso” podría llevar a pensar la microhistoria como un adentrarse en la intimidad pero lo que señala Ginzburg es que “la anomalía necesariamente remite a la norma. Es esto lo que caracteriza los estudios de caso, que son el hilo rojo que atraviesa mi trayectoria de investigación”.
“Traté de usar para este fin los procesos de la inquisición, pero leer los documentos a contrapelo, o sea contra las intenciones de quien los produjo, invita a una investigación en muchas direcciones”, explica el escritor y académico.
Avance de la ultraderecha está cargada de terribles consecuencias
Entre las consideraciones para la propuesta de doctorado se destaca su producción bibliográfica “tan abundante como rigurosa”, con trabajos constituidos en modelos de metodología interdisciplinaria al valerse en sus investigaciones “de la filología para el análisis de textos, de la iconología para el estudio de las imágenes, de la antropología para ponderar el efecto de los productos culturales, de la ecdótica para confrontar variantes y ediciones y de multitud de saberes que logra articular de manera satisfactoria y creativa. Sus conocimientos de la Biblia, del latín, de los dialectos del italiano y de las prácticas populares, combinados con la consulta permanente de archivos, dan como resultado trabajos que se destacan por una erudición infrecuente y una prodigiosa imaginación”, sostiene.
Pero ¿cuáles son los desafíos y peligros contemporáneos en una época donde la intolerancia parece recurrente con el avance globalizado de los ultras y el neonazismo y la distorsión de la idea de libertad?: “El avance de la ultraderecha es sin duda un fenómeno global: una respuesta repugnante, cargada de terribles consecuencias, algunas de las cuales ya están en marcha, a una serie de tragedias reales, como la emigración desde las regiones más pobres, la contaminación del medio ambiente. Hace falta distinguir entre respuestas y preguntas, y esforzarnos a analizar un mundo que se está transformando profundamente ante nuestros ojos. Una tarea muy difícil”, concluye Ginzburg.
Organizado por el (Indeal), dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras, el evento académico se realizará entre el 2 y el 5 de octubre en el Paco Urondo con un programa amplio que será transmitido por el canal de YouTube del espacio, mientras que el nuevo doctorado a Ginzburg que se suma a los recibidos en Israel, México, Reino Unido, Perú y Francia, podrá seguirse en vivo desde el enlace https://www.youtube.com/watch?v=BU8JY0YbDiQ