Los carreros de Empalme Graneros volverán al acampe en los próximos días, esta vez frente al Palacio de los Leones. Es el mismo grupo que el pasado miércoles 6 estacionó sus carros con caballos frente a la sede local de Gobernación pero a las pocas horas abandonó el lugar con la promesa de una reunión al día siguiente en el Concejo Municipal. Pero, aseguran, el encuentro nunca se hizo y por eso anuncian un nuevo acampe para insistir en el reclamo de que se modifique la ordenanza que exige distintas medidas de seguridad y limita su circulación en la ciudad.
“Sólo nos recibió el concejal Pablo Colono junto a dos ecologistas, pero sabemos que este señor no tiene poder de decisión; acá necesitamos a las autoridades como (Luis) Baita, un juez de faltas y al director del Tribunal de Faltas, alguien que tenga peso, que resuelva nuestra situación”, reclamó uno de los carreros.
En diciembre, la comisión de Ecología del Concejo Municipal dio despacho favorable a un proyecto que establece que en 36 meses deberán dejar de circular paulatinamente carros tirados por caballos.
En el escrito están incluidos artículos que consideran la protección de los animales, se reducen los plazos de registro de caballos a un año y se obliga a tramitar una libreta sanitaria para los equinos.
En tres años, los carreros deberán dejar de circular por la ciudad con vehículos con tracción a sangre, aunque los mismos autores de la ordenanza no detallaron cómo reemplazar el carro con el que salen a cirujear para ganarse la vida.
“Levantamos los carros, nos llevamos nuestros caballos y nos tomaron el pelo”, expresó con enojo Carlos Niemes, presidente de la cooperativa de trabajo Cartoneros Unidos. Así, hizo referencia a la movilización del miércoles de la semana pasada, cuando se apostaron en la cuadra de Santa Fe entre Dorrego y Moreno, donde se encuentra la sede local de Gobernación, para interrumpir el tránsito por unas cuatro horas en reclamo a una solución para su problemática. El pedido fue claro: quieren que se atenúen las exigencias sobre las características de los carros, que no se los detenga por el peso que llevan en cada vehículo a menos que lleven escombros (“material que sí pesa mucho, a diferencia de los cartones y botellas de plástico que trasladan, que es más bulto que peso”, señaló Niemes) y que les permitan seguir circulando con los caballos porque no tienen recursos para manejarse de otra manera.
Pero la promesa de la reunión del jueves 7 no se cumplió y, peor aún, a una semana los carreros no han tenido respuesta y dicen sentirse burlados por las autoridades.
Niemes comentó que en la prometida reunión el único edil que los recibió fue Pablo Colono, en su función de presidente de la comisión de Ecología del cuerpo legislativo. Según explicó el carrero en diálogo con El Ciudadano, en ese encuentro con el concejal les sacaron “muchas fotos, como las que se sacaban en la dictadura, para luego buscarte. Eso no nos gustó para nada; encima que no nos atienden, ahora nos persiguen”.
Sin ánimo de diálogo
Sin embargo, Colono expresó a este medio que los carreros “no llegaron al Concejo con ánimo de diálogo. Sólo pidieron por la presencia de Baita y de otras autoridades, dijeron que querían cambiar la ordenanza pero no qué puntos y se fueron”.
Además, aseguró no haber visto antes a este grupo de carreros: “Nos hemos reunido en varias oportunidades con otros grupos de la ciudad, incluso el año pasado cuando se trabajó –antes y después– con la ordenanza este grupo no asistió. Además es un conjunto minoritario, que no representa a los carreros de la ciudad”.
Por su parte, consultado por El Ciudadano Luis Baita, subsecretario de Prevención y Seguridad Ciudadana municipal, dio su versión: “Tengo entendido que pidieron la reunión con los concejales, nunca me informaron que me estaban esperando”.
A su vez, Baita aclaró que no tiene inconveniente alguno de reunirse y dialogar con los carreros, aunque no está dentro de sus posibilidades hacer algún tipo de reforma en la ordenanza. “Sí debo aplicar la normativa, ése es nuestro trabajo, pero no es mi competencia modificar la ordenanza vigente, como ellos piden”, dijo.
Así las cosas, por ahora este conflicto parece estar atrapado por la vieja figura del teléfono descompuesto: unos dicen una cosa, otros entienden a medias o algo diferente. La cuestión es que los carreros de Empalme Graneros se alistan para marchar la semana que viene por la ciudad hacia el edificio municipal de Buenos Aires al 700, donde piensan quedarse hasta encontrar un principio de solución a su reclamo.