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Caso Adorna: a 20 años del doble crimen que estremeció a Funes

El sábado 4 de octubre Tulio Adorna, por entonces de 17 años, mató a balazos a su padre y a su hermano. Su madre y su abuela lograron sobrevivir al ataque

https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/moana-e1717250180896-1.jpg/InfoFunes 

Alberto Adorna, de 50 años, miraba por televisión el partido que disputaban Newell`s y San Lorenzo en Rosario. Lo hacía junto a su hijo Germán, de 16 años, cuando pasadas las 21 Tulio entró al living donde ambos compartían el sofá principal y los atacó a balazos sin mediar palabras. Ambos murieron prácticamente en el acto. Luego Tulio fue hasta la cocina y allí les disparó a su madre, Alicia Travagliante, que estaba de espaldas en la zona del tórax; a su abuela, Catalina Dártoli. Ambas mujeres sobrevivieron y fueron derivadas de urgencia al Hospital Centenario de Rosario.

El camino de Tulio no se detuvo. Su hermana Nadia de 19 años también estaba en la casa. Escuchó los disparos y los desgarradores gritos desde el baño. Se acercó y se topó con el asesino, su propio hermano. Forcejearon y Tulio abandonó la escena sin decir nada. Faltaba una persona: Leandro, hermano mellizo de Tulio, había salido con amigos y se enteró de todo más tarde.

La dramática escena tuvo lugar en la casa de la familia Adorno, en San José al 2400 de Funes. Y Tulio fue detenido recién sobre el mediodía siguiente, luego de ser encontrado en un estado de depresión y semiinconsciencia en una casa abandonada en Elorza y Dorrego. No estaba solo.

Una vez detenido, Tulio fue primero a la jefatura policial y días más tarde recayó en una clínica psiquiátrica ubicada en la ciudad de Rosario. Nunca estuvo preso, o al manos nunca fue mezclado con detenidos o delincuentes comunes. Apenas sucedió el hecho un informe médico aseguró que por su estado, Adorna podía hacerse daño a sí mismo o a terceros. Y por eso permaneció varios meses al cuidado de expertos.

El arma utilizada por Tulio era de su padre, Alberto. Fue él quien le enseñó a disparar y era él el que guardaba su “Bersa 22” en el cajón de la mesita de luz. Las crónicas de la época aseguran que Tulio sufría a su padre, quien era autoritario y golpeador. 

Adorna fue finalmente absuelto por el hecho en el año 2006. La Cámara de Apelaciones de Rosario demostró que actuó bajo «emoción violenta». La medida de la Cámara no hizo más que confirmar la resolución dictada en primera instancia por el juez de Menores de la Segunda Nominación, Juan Leandro Artigas, quien había absuelto al joven al considerarlo inimputable por haber accionado «por emoción violenta patológica transitoria». Esa decisión fue apelada por la fiscal de primera instancia Alicia Donni, y luego por el de Cámara Guillermo Camborini, quienes consideraron que Adorna debía ser declarado penalmente responsable. Para Camporini, Tulio «entendía lo que hacía y lo que tuvo fue una reacción emotiva cercana a la venganza«.

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