En la placita de América y Martire, en barrio 2 de Abril, pintaron días atrás un mural en homenaje a Facundo Actis, el joven de 22 años que murió la madrugada del pasado 4 de mayo mientras dormía en condiciones deplorables, dentro de un contenedor en un campo de feedlot de la empresa Multicarnes La Muñeca, de Fray Luis Beltrán.
En esa plazoleta, Facundo se puso de novio con Danisa y eligieron ese lugar para pintar un mural, visibilizar el caso y reclamar que termine de esclarecerse la causa de su muerte. La familia del trabajador procesó el duelo durante dos meses y decidió hablar con SL24.
El primer lunes de mayo, Facundo y un amigo se instalaron en ese campo para trabajar en una obra de montaje cuyo comienzo estaba demorado. “Facu murió el 4 de mayo en el feedlot, propiedad de Néstor Tomasello, en Los Molinos, supuestamente por inhalación de monóxido de carbono. ¿Cómo se llega a eso? Por las condiciones en que estaban ellos. Inhumanas”, cuestionó Paula, la madre del joven trabajador fallecido.
Aquellas noches de lunes y martes, Facundo y su compañero durmieron en uno de esos contenedores. “En esas dos noches ellos se calentaban con un disco de arado y cuando llegamos el miércoles a la mañana lo vimos ahí adentro. No sabemos si al disco lo usaban con brasas o no. Había un aire muy chiquito para un contenedor tan grande, sin control remoto. Mi hijo con una aplicación del celular logró encenderlo”, contó la madre.
Ese miércoles, a primera hora de la mañana, Danisa recibió un llamado telefónico en el que le avisaban que su novio Facundo no reaccionaba. “Llegamos al campo pensando que a Facu lo estaba atendiendo una ambulancia. Nos habían dicho que se había broncoaspirado y que no lo podían hacer reaccionar. En todo momento pensé que íbamos a un hospital o sanatorio, pero me estaban llevando al predio de feedlot”, recordó Paula sobre ese trágico día.
“Las condiciones en las que estaba Facu eran malas e inhumanas. Cuando hablábamos me decía que se tapaban con colchones del frío que hacía. No tenían cocina ni heladera. Cocinaban adentro de un disco a la leña. Se bañaban y tenían que prender un mechero para hacerlo. Ellos comían arriba de ladrillos. Estaban en condiciones horribles”, apuntó su novia Danisa.
Paula entiende que hubo irregularidades en la escena del hecho. Cuando llegó el padre de Facundo al campo del horror, la puerta del contenedor había sido cerrada con llave. “Cuando yo llegué me encontré con dos contenedores, vallas y policías. Me bajé del auto y pregunté dónde estaba mi hijo y lo encontré muerto. Al rato llegaron el papá y uno de los hermanos de Facu. Cuando quisieron ingresar, un policía se los negó. Habían cerrado con llave. Hicieron señas a Renzo Tomasello, el hijo de Néstor, que tenía un manojo de llaves y abrió la puerta del contenedor”, rememoró la madre.
La familia de Facundo reclama respuestas y que la Fiscalía investigue. “No entendemos por qué habiendo dos personas en un contenedor, una terminó sin vida y la otra salió caminando por la puerta. Al compañero no se le secuestró el celular y ni siquiera sabemos si le tomaron declaración en el momento. Estaba caminando por el predio como si nada. Cuando me vio, me abrazó y me dijo «no sé qué pasó»”, criticó Danisa.
La familia de Facundo también reclamó que avance la investigación de Fiscalía para que se esclarezcan las circunstancias por las que murió Facundo. “Desde Fiscalía jamás se comunicaron con nosotros. Solamente nos dieron un certificado preliminar de la autopsia, para hacer los trámites del sepelio. Hace unos días llegó el acta de defunción que dice muerte por monóxido de carbono. Pero nos dijeron que la autopsia va a tardar de tres a seis meses. No sabemos por qué tanto tiempo”, explicó Paula.
Facundo y su compañero estuvieron dos noches en el campo de Los Molinos a la espera de que comiencen los trabajos de montaje. “En este predio de La Muñeca hay una casa habitada por Renzo Tomasello, que según la familia, se queda de lunes a viernes para trabajar ahí. Esa casa estaba totalmente equipada con cocina, heladera, camas y frazadas. A ellos nunca les dijeron quédense ahí hasta que empiecen a trabajar”, cuestionaron Danisa y Paula.
“La esposa de Tomasello me llamó a los cuatro días para expresarme sus condolencias. Le dije que esta desgracia se podría haber evitado. Que esos contenedores no estaban habilitados para que los trabajadores duerman ahí. Ella me dijo que sí, que estaban certificados porque tenían puerta, ventana, camas, colchones y un aire. Entonces le pregunté: «¿Vos podrías a tu hijo a dormir ahí?»”.
“Las condolencias no me sirven porque todo se podría haber evitado. Ese aire no daba abasto para calefaccionar un contenedor de chapa en medio del campo. Tampoco tenían algo para calentar agua caliente y hacerse un té. Cocinaban en un disco que ellos habían llevado. Aquella noche comieron una pizza calentada a las brasas. Ése es mi dolor: saber que mi hijo se fue a trabajar y no volvió más”, lamentó Paula sobre la absurda muerte de su hijo.
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