Un hombre de 31 años, imputado por siete amenazas coactivas y cuatro desobediencias a una orden judicial cometidas contra su ex pareja, volvió a llamar a la víctima desde la cárcel para hostigarla. La fiscal María Teresa Granato pidió una nueva audiencia imputativa donde se le sumó la quinta desobediencia judicial y pidió la extensión de la prisión preventiva que se había fijado en su contra el mes pasado. La jueza Valeria Pedrana hizo lugar al pedido y dictó la medida por el plazo de ley, es decir dos años.
Entre julio y agosto de 2020, Nicolás José Rivas se dedicó a quebrantar una orden de prohibición de acercamiento a su ex pareja y a amenazarla. La víctima, llamada Melisa, se cansó de hacer presentaciones judiciales y de publicar su caso en las redes sociales para encontrar algún tipo de ayuda.
Incluso, el 18 de agosto junto a organizaciones de mujeres y las socias y socios de los clubes barriales Condor y Juventud Unida llevó adelante una manifestación frente a los Tribunales provinciales, de Balcarce y avenida Pellegrini. Bajo la consigna “Vivas Reaccionamos” dejaron en claro el apoyo a Melisa y a todas las mujeres y disidencias que son víctimas de la violencia machista. La manifestación buscó prevenir los femicidios. Ante cada nuevo hostigamiento contra Melisa, hubo una nueva movilización.
El lunes 1º de septiembre la fiscal pidió un allanamiento en la casa de Rivas de Pasco al 3900 y lo detuvo. A las 48 horas, lo llevó a la audiencia imputativa donde lo acusó formalmente por todos estos hechos cometidos en un contexto de violencia de género.
El primero ocurrió a mediados de año cuando el hombre se presentó en horas de las noche en el departamento de la víctima, ubicado en inmediaciones de Córdoba y Constitución, y luego de bajar la llave de la luz y dejarla sin electricidad, comenzó a tirar piedras contra la ventana de la habitación y le escribió frases agraviantes en la caja de luz. Esta circunstancia se volvió a reiterar en otra oportunidad cuando el atacante llegó una medianoche y volvió a cortarle la luz.
Otro día llegó hasta la puerta de su casa y comenzó a tocarle el timbre insistentemente para que bajara al recibidor del edificio. El 25 de agosto volvió a hacer lo mismo, buscaba que la mujer se asomara a la ventana porque según dijo “quería retomar la relación”. La llamó unas 60 veces a su celular y le mandó gran cantidad de mensajes de texto a pesar de contar con una orden judicial que fijo una restricción de acercamiento a 200 metros de la víctima por cualquier medio y un cese de hostigamiento del que fue notificado a finales de julio.
El último hecho ocurrió el 28 de agosto, pasadas las 20, en el cruce de las avenidas Pellegrini y Belgrano cuando la víctima circulaba en su auto. El imputado apareció y le empezó a tirar su vehículo encima hasta obligarla a detener la marcha. El sospechoso fue detenido e imputado por amenazas coactivas y desobediencia a una orden judicial.
Este jueves fue nuevamente imputado, esta vez por llamarla desde su lugar de detención.
Según la reconstrucción de la Fiscalía, cerca la medianoche del 24 de septiembre llamó a la víctima desde la Unidad Regional 6 (la ex Alcaidía Regional Rosario) al celular, violando una vez más la prohibición de acercamiento impuesta por el fuero de familia.
Tras admitir la imputación, la jueza Valeria Pedrana hizo lugar al pedido de prórroga de la prisión preventiva que hizo la fiscal y dejó a Nicolás José Rivas, detenido preventivamente por el plazo de ley, es decir por dos años.
Caso Melisa: preso por violar 4 veces prohibición de acercamiento y amenazar 7 veces a la víctima