Un policía de 33 años fue el último en declarar ante la Justicia federal en la investigación por la desaparición y muerte de Gerardo “Pichón” Escobar, cuyo cuerpo fue hallado en el río Paraná el 21 de agosto de 2015, a una semana de ser visto por última vez en el boliche La Tienda. Las indagatorias de los cinco sospechosos fueron dispuestas por el juez federal Marcelo Bailaque, quien hizo lugar a la petición del fiscal Federico Reynares Solari, el que argumentó que los imputados eran miembros de un “grupo mixto”, es decir “público-privado”, del que también formaban parte policías.
El uniformado Maximiliano Amiselli, de 33 años, negó ayer cualquier participación en el hecho como también que haya sido testigo de los golpes que recibió Escobar esa noche y que testigos atribuyeron al patovica Cristian Vivas. “Amiselli contestó todas las preguntas, negó cualquiera de las imputaciones y aclaró que no estaba de adicionales en La Tienda como tampoco tenía carpeta psiquiátrica, sino una carpeta médica por una lesión en la rodilla. Contó que los gestos que se le ven hacer en el video, cuando está hablando con el policía (también acusado Luis) Noya era la situación que hubo cuando Escobar se acercó a un vehículo, pero ningún momento vio ninguna situación extraña”, señaló su abogado Marcelo Piercecchi sobre la declaración del uniformado, la que consideró concreta y clara.
Las indagatorias comenzaron el martes con el testimonio de Noya, quien realizaba adicionales en La Tienda. El miércoles fue el turno de Vivas, el patovica acusado por la muerte de Pichón, quien dijo que que Escobar “no estaba bien”, que estaba como “perdido” y agregó que intentó “disuadir” que estuviese cerca del auto y que “a lo sumo le tiró una patada”, dijo su abogado, Ariel González Cevallos. Anteayer José Luis Carlino y César Darío Ampuero, otros dos patovicas, también negaron su participación y aseguraron que son inocentes. Los cinco quedaron acusados ahora bajo la figura de desaparición forzada de persona.