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Caso Sarjanovich: piden perpetua para la codicia

En inicio del juicio por el crimen de Diego Sarjanovic, fiscal basó teoría del caso en el ansia de dos mujeres “con pocas luces”, madre e hija, que decidieron matar, con saña excesiva e innecesaria, al ejecutivo para hacer desaparecer una deuda.

Carolina Seguer tiene 40 años. Junto con su madre están acusadas de matar a Diego Sarjanovic. Un gerente de finanzas de la conocida empresa local MC Catering. El hombre era el encargado de los números y los dueños tenían una confianza ciega sobre su empleado, que para la Fiscalía prestaba dinero que no era suyo. Con su desaparición, en septiembre de 2015, sus empleadores se pusieron al frente de la búsqueda .Tras dos días sin datos, Sarjanovic fue hallado en un departamento céntrico alquilado por Saguer con 64 puñaladas. Este miércoles, en la primera audiencia del juicio oral, el fiscal solicitó prisión perpetua para ambas por homicidio calificado por codicia y ensañamiento. El defensor de Saguer, en cambio, pidió la absolución por legítima defensa. Refirió que Sarjanovic prestó dinero de la empresa, se desesperó y a su entender reaccionó en forma violenta contra su defendida, lo que terminó en el desenlace fatal. Por su parte, el abogado de Alicia Fernández negó su participación en el hecho e hizo el mismo pedido absolutorio que su colega. Uno de los testimonios más jugosos fue el del asistente de Sarjanovic en la empresa. El hombre dejó entrever los manejos de dinero, las deudas que tenía la víctima y su nerviosismo por no poder cubrirlas.

Carolina, de contextura pequeña, llegó esposada a la sala. Su frente estaba cubierta con un copioso flequillo que resaltaba los ojos marrones que fijó en cada testigo. Ante cada pregunta de las partes, Carolina siguió con la vista al profesional y al declarante, mientras su madre se mostró angustiada y bajó la vista a cada momento. El fiscal Miguel Moreno fijó su teoría del caso: la codicia de dos mujeres con pocas luces para los negocios derivaron en el drama. Ellas tomaron deudas, entre ellas con Sarjanovic, quien prestó dinero de sus patrones, según afirmó. Hubo muchas promesas de devolución, pero ninguna se concretó. Para el fiscal se llegó a un límite: “Sabían que no iban a cumplir y sin comprobantes pensaron que, librándose del nexo –es decir de Sarjanovic– se podían salvar de la deuda y de su real acreedor”.

Para el fiscal, Saguer logró que Sarjanovic fuera al departamento de Moreno al 500, lo agredió con un arma blanca y un objeto contundente: alargó su agonía y generó “sufrimiento excesivo e innecesario”. Dijo que su madre se ocupó de mantener ese trance y luego le puso fin. Su planteo fue acompañado por la querella, representada por Fausto Yrure.

La contracara

Jorge García Cupe, el defensor de Seguer, dijo que hay un recorte en la historia y se intenta presentar el caso como una simple cuestión de acreencias de un hombre que presta dinero a su amante, invierte en la empresa de ella y se reúne con esta mujer en el departamento que usaba para sus encuentros, exponiéndolo como una mera víctima de una maquinación perversa.

La defensa probará que Sarjanovic no prestaba plata de su propiedad, sino de la empresa, y que no necesariamente el dueño sabía, dijo el defensor. Que tenía una actividad financiera por fuera de los circuitos formales, donde no solamente le prestaba dinero a las imputadas, añadió. Refirió que Seguer tenía un rol en esa estructura que era la de conseguir capitales. Dijo que hubo un estado de desesperación en Sarjanovic, quien contaba con “características especiales”, de las que no se habló. Características  que pudieron llevarlo a un estado de violencia contra Seguer y, a partir de allí, se desencadenó el hecho que terminó con su muerte. Afirmó que Sarjanovic tuvo una participación esencial en el hecho, y pidió la absolución de su clienta al entender que actuó en legítima defensa. A su turno, Nelson Flores planteó la absolución de Fernández, detalló una presunta ajenidad al crimen y dijo que sólo acompañó a su hija en un mal momento.

La desaparición

Según la esposa de Sarjanovic, en la mañana del 4 de septiembre de 2015 su marido salió de la casa a las 8 de la mañana y ya no volvió a verlo. Conocía a Carolina y su madre, pero dijo desconocer que tuvieran alguna relación. Sostuvo que su esposo, que medía 1,90 metro y pesaba 110 kilos, cobraba un sueldo de unos 20 mil pesos y no le conocía otra actividad. Las defensas apuntaron al nivel de vida de la pareja. Tenían tres autos, mandaba a sus hijos a escuelas privadas y a uno de los clubes más caros de la ciudad, según declaró. La mujer argumentó que ella también trabajaba. Refirió que su marido tomaba alcohol y había ido a un psiquiatra para dejarlo, pero no tomó la medicación y que se automedicaba con clonazepán.

Uno de los dueños de la firma contó que la víctima era su “hermano y amigo”, al que le tenía ciento por ciento de confianza y manejaba las finanzas sin auditoría. Al enterarse que no aparecía, llamó al entonces jefe de la comisaría 8ª, quien en persona inició una investigación por el paradero. Acompañó al dueño y otras personas a un bar de calle Pellegrini, donde se encontraron con Seguer. Todos sabían que esa mañana tenía que verse con ella para que le devolviera la plata. El policía también declaró y dijo que recién después del encuentro dio aviso a la Fiscalía y llevaron a la mujer a declarar a la comisaría.

Seguer siempre sostuvo que no se encontró finalmente con Sarjanovic; el dueño de la empresa dijo que estaba con un sobretodo negro un día de calor y “como ida”. Pero uno de los testimonios más interesantes fue el del asistente de Sarjanovic. Dijo que la víctima le llevaba la caja diaria a Seguer. Que no le cerraban los números y, en agosto, la mujer iba a vender una casa para acomodarse, pero la acusada llegó a la firma diciendo que le habían robado dos millones de pesos de la transacción, aunque no hizo la denuncia porque no figuraba en la escritura. Que a Diego le debía entre 100 mil y 200 mil dólares que le habían prestado amigos y mutuales. Dijo que la mujer aparecía con soluciones que luego se frustraban, como containers o vender fideicomisos, y nada se concretaba.

El día que desapareció tenía que encontrarse con ella en un banco para la entrega de 90 mil dólares de un fideicomiso pero nunca llegó. Explicó que Seguer le entregaba cheques a Sarjanovic, aunque aclaró que no sabía qué hacía con esos cheques. Agregó que depositaba muchos cheques que le daba Diego, pero no sabe si eran de la empresa o de Seguer. En los últimos tiempos, Sarjanovic tenía dificultades financieras por los préstamos que le hacía a la mujer, dijo. Luego, el dueño de la firma agregó que al sábado siguiente a la desaparición encontraron en la caja cheques de Seguer que, al depositarlos, no tenían fondos.

En la madrugada del lunes siguiente Sarjanovic fue hallado en un departamento de calle Moreno al 500, alquilado a nombre de la imputada, con 64 puñaladas. Las acusadas fueron detenidas horas después en Córdoba.

 

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