La querella que representa a María Zamudio, mamá de Maximiliano Zamudio, pidió la semana pasada la detención del prefecto Ariel C.. Está acusado de asesinar a Maximiliano el 27 de mayo de 2015 en Barrio Tablada, con tres disparos provenientes de un arma no reglamentaria.
Según un comunicado de la Multisectorial contra la Violencia Institucional, la versión del prefecto fue que actuó en defensa propia en una situación de robo. Sin embargo, los testigos aseguran que Maximiliano estaba solo y desarmado. María, la mamá de Maxi y otros testigos aseveran que el prefecto lo remató en el suelo. El primer fiscal de la Unidad de Homicidios interviniente en la causa, Miguel Moreno, que ha sido apartado, consideró que no había peligro de entorpecimiento probatorio ni peligro de fuga, por lo cual desde un primer momento decidió dejar al prefecto libre y en ejercicio de sus funciones.
“Debido a un intenso proceso de lucha llevado a cabo por la familia de Maxi y la Multisectorial Contra la Violencia Institucional, lograron evitar el archivo de la causa y el apartamiento del Fiscal Miguel Moreno por su inadecuado desempeño en las investigaciones y el maltrato hacia los familiares, así como la designación de un nuevo fiscal, Rafael Coria, quien continuó con la investigación”, sostienen en el comunicado.
En esta ocasión, el Fiscal desestimó el pedido de detención aduciendo que no se cuenta con el material probatorio suficiente para consumarla. El prefecto acusado del asesinato de Maximiliano se encuentra, en este momento, en pleno ejercicio de sus funciones y ha sido recientemente trasladado a Misiones, agudizando el peligro de fuga. “Por ello, exigimos que el Fiscal investigue adecuadamente, realice las medias probatorias pendientes, avance prontamente en el esclarecimiento del hecho y ordene la inmediata detención de Prefecto Ariel C,”, aseguran.
El crimen ocurrió el 27 de mayo de 2015. Según la versión del uniformado, que fue la difundida desde el primer momento por la Fiscalía de Homicidios, llegó a esa calle alrededor de las 22 a acompañar a una mujer, quien bajó del auto y se metió en una casa a buscar un equipo de música. Cuando estaba solo, un chico se le acercó y le quiso robar “con algo que parecía un arma”. Ariel C. se defendió y gatilló al menos dos veces con el arma reglamentaria.
Los vecinos y la familia de Maxi dijeron otra cosa. Cuando los pocos vecinos que estaban en la vereda vieron entrar un Falcon a la estrecha calle sin asfalto, no podían explicarse qué hacía un hombre solo a esas horas de la noche en un lugar donde casi nunca entran autos. Con extrañeza, se quedaron mirando y vieron que el conductor llamó a Maxi. El chico había salido de su casa un rato antes y comía un yogurt acodado en la entrada de una casa. Se acercó a la ventanilla y, después de un intercambio de palabras, lo vieron caer al piso de un disparo. El hombre salió del auto, le pegó una patada y volvió a gatillarle, esta vez en la cabeza.