A los 73 años, Héctor Cavallero es el político con mayor trayectoria de Rosario. Fue concejal, intendente, diputado y funcionario nacional, candidato a gobernador, y está a punto de cumplir un nuevo mandato como concejal. Lejos de pensar en un retiro, se lo ve con la misma fuerza y pasión de siempre, mientras se prepara para encabezar la lista de precandidatos al Concejo del Frente para la Victoria, donde participa su partido, el PPS, de cara a las primarias del 11 de agosto.
Dice que la edad trajo la “sabiduría” para intentar acercar posiciones, se queja del “estilo” de gobierno del socialismo local, y no se cansa de repetir su agenda de preocupaciones: agua, cloacas, pavimento, seguridad, desagües pluviales, como base de un proyecto que “da más en materia de obras y servicios públicos a quien más lo necesita, que es el que menos tiene, como una manera de igualar”.
“Siempre están los que no piensan como yo y me lo dicen, pero con respeto. Y también están aquellos que te tienen afecto y te dicen «siga para adelante, fue un gran intendente». Yo aseguro que a esta altura de la vida, vivo de eso, no vivo de otra cosa”, le dijo el Tigre a El Ciudadano tratando de explicar su perseverante lucha política.
—¿Le cuesta volver a motivarse en una nueva elección?
—Mi papá era constructor y decía siempre que el día que le tuviera miedo al andamio dejaba. Efectivamente, se cayó dos veces del andamio y dejó la actividad. Y yo siempre dije que el día que le tuviera miedo a la gente, largaba.
A esta altura, como digo, vivo del reconocimiento de la gente. Y cuando te insulta alguno yo lo admito como lo más normal del mundo. En mi apogeo, que fue en 1991, yo no llegué al 50 por ciento de los votos. Nadie puede tener a todos de su lado.
—¿Usted nota cambios en la política? ¿Hay menos tolerancia en la discusión?
—Sí, cada vez se tolera menos lo que piensa el otro. Aunque es un fenómeno general, no de ningún sector en particular. Pero lo que es cierto es que cuando las posiciones están cristalizadas no se puede llegar a un acuerdo. Uno se vuelve viejo y se hace más sabio y te das cuenta el lugar que ocupás en la sociedad. Te das cuenta de que no te eligen para que hagas discursos huecos y vacíos contra la corrupción y el narcotráfico sino que te piden que la liquides. Te eligen para hacer propuestas y para acordar con gente que piensa distinto. Es verdad que hay menos tolerancia, pero yo no estoy en ninguno de los dos bandos. Yo no soy ningún obsecuente del gobierno nacional, ni nada por el estilo, pero coincido en general porque muchas de las cosas por las que he peleado toda la vida se han concretado.
—¿Y qué le criticaría al gobierno nacional?
—Yo tengo para criticar la falta de construcción de una fuerza plural que mantenga este proyecto nacional, y de un estilo de gobierno que tienda más a la concertación. Uno tiene en cada momento que ir avanzando de acuerdo al nivel de conciencia y de organización del pueblo. Pero yo estoy de acuerdo en las líneas generales.
—Es difícil pararse en el medio, justo en este momento.
—Hay que tener siempre los canales abiertos para el diálogo, sobre todo los que representamos al pueblo en los distintos niveles del Estado. Al final yo veo legisladores que terminan votando contra los intereses de la gente porque está de un lado o del otro.
—¿Lo estuvieron midiendo como probable candidato a diputado nacional?
—Algunos hicieron un sondeo, pero yo me moriría sólo en Buenos Aires. Estratégicamente esta es la segunda ciudad de la República Argentina. Y mi partido tiene una diferencia muy grande con el proyecto que se está desarrollando en la ciudad. Mi lugar es Rosario.
El “criterio presidencial”
Consultado por la designación de Agustín Rossi como ministro de Defensa, cuando se especulaba con la posibilidad de que ocupara un lugar en la lista de diputados nacionales, Cavallero dijo: “Rossi tenía dos alternativas: o iba en una lista de diputados nacionales o ocupaba un ministerio importante. Y la presidenta con buen criterio eligió el camino correcto, porque un presidente de bloque del oficialismo –le pasó a todos en todos los gobiernos– se desgasta frente a la gente de tu distrito porque tiene que defender siempre las posiciones del gobierno”.
“Él es más querido, electoralmente hablando, en el resto del país que acá. Es una buena designación en un ministerio importante. Es una persona joven, que no tenía experiencia en los Ejecutivos y va a lograrla. Y va a tener muchas oportunidades electorales”, dijo Cavallero.
Las diferencias de estilo
En diálogo con El Ciudadano, Cavallero recordó su gestión como intendente entre 1989 y 1995: “Hay que refrescar la memoria de la gente. Yo me gané el mote de “menemista” y todo lo que quieras, porque también cometí mis errores, por los que ya perdí perdón públicamente. Pero en mi gobierno le sacamos más de dos mil millones de pesos al gobierno nacional y provincial”.
Y agregó: “Hoy todo el mundo habla de la Hidrovía Paraná-Paraguay. ¡Mentira!, es el dragado del Río Paraná, que costó 1.200 millones de dólares. Hoy entran cargas de más de 60 mil toneladas. Es la hidrovía más grande del mundo. Es el lugar donde mayor cantidad de molienda de oleaginosa hay concentrada en una hidrovía. La mayor del mundo y esto no es por el 2 por ciento de diferencia, es de entre un 20 y 25 por ciento con respecto a la segunda”.
A la hora de recordar las obras, el ex intendente agregó: “El puente Rosario Victoria. ¿Cómo lo conseguimos? A nosotros nos decían los locos del puente. Y ahora está terminado y funcionando. Desde hace unos cuántos años”.
“Además –siguió diciendo–, se empezó la autopista Rosario-Córdoba. Nosotros decíamos que teníamos que explotar la ventaja comparativa, que no la tiene nadie. Que Rosario podía ser un nudo de comunicaciones. Porque con el calado del Paraná es un brazo del Atlántico que llega hasta este lugar”.
“Yo, ante la duda, beneficié a la ciudad. Estos son los testimonios de diferencias de estilo de gestión”, finalizó.
“Este proyecto no se ocupa de las necesidades más elementales del hombre de carne y hueso”
En otro pasaje de la entrevista, Cavallero criticó a la gestión del Ejecutivo municipal porque “no se ocupa de las necesidades más elementales del hombre y la mujer de carne y hueso”.
“Yo soy uno entre muchos, y hay gente que vive realidades mucho más graves, pero voy a hablar de mí: hace 49 años que vivo en la misma casa –dijo el concejal– y cada vez tengo menos presión de agua. Me quejo y digo que tenemos que meter en la agenda pública el Acueducto del Gran Rosario. Porque ya prácticamente el 25 por ciento de la población de la ciudad no tiene agua o tiene muy baja presión. Critico y propongo”.
Y agregó: “Tampoco tengo cloaca. Por eso empujo a que el municipio ponga la plata a la que se comprometió para llevar adelante el plan de cloacas. Y si quiere obtener un crédito de la Nación lo que tiene que hacer la intendenta es no ir sola, como el Quijote. Nosotros cuando gobernamos la ciudad conseguimos más de 2 mil millones de dólares para la ciudad del gobierno nacional, viajando con todos los concejales, los referentes de la Bolsa de Comercio, la Asociación Empresaria, la CGT, la Federación de Vecinales. Iba todo el pueblo a pedir, porque es muy difícil para un funcionario nacional decirle que no a lo que pide todo un pueblo”.
“Yo en diciembre me inundé –añadió el Tigre–. ¿Por qué? Porque no hicieron obras de envergadura. Y nosotros pagamos el 12,76 por ciento de la tasa para hacer desagües pluviales. Nos estamos volviendo a inundar, no sólo en los barrios sino en el centro”.
Además, pidió trabajar por incluir estos temas en la agenda pública: “Si yo hablo del Acueducto Gran Rosario la gente piensa que hablo chino. No está instalado. Y por eso las campañas electorales sirven para instalar temas. ¿Quién hablaba de cloacas hasta la última campaña? ¿Quién fue el último intendente que hizo cloacas?”.
—Ahora el gobierno finalizó una etapa de las 10 planeadas en 2009.
—No, esa etapa que se adjudican ellos la hizo Assa (Aguas Santafesinas SA). Luego, de los cuatro años siguientes todavía no terminaron la segunda etapa, que sería la primera que hace el municipio. Acá hay que mantener el programa acordado en 2009 con (el ex intendente Miguel) Lifschitz y (el secretario de Gobierno) Gustavo Asegurado. Y eso no se puso. Se pusieron 15 millones en tres años. Y el programa era 40 millones por año. Por eso yo no puedo estar de acuerdo con este proyecto.