En medio del juicio por narcotráfico que se sigue contra un ex intendente correntino y 24 agentes de distintas fuerzas de seguridad, uno de los 36 imputados en esa causa que se encontraba prófugo desde 2017 y sobre quien pesaba un millonario pedido de recompensa fue detenido este miércoles en la ciudad paraguaya de Pilar. Se trata de Luis Alberto “Gordo” Saucedo, sindicado líder de una de las tres bandas que traficaban alrededor de seis toneladas de marihuana semanales que llegaban desde Paraguay a la localidad correntina de Itatí y que luego eran distribuídas por distintos puntos del país, entre ellos Rosario a través de la banda Los Monos, según la investigación conocida como Operación Sapucay.
Según informó el Ministerio de Seguridad nacional, el Gordo Saucedo tiene 39 años y era uno de los narcos más buscados del país. Lo capturaron este miércoles en la ciudad de Pilar, a 360 kilómetros de Asunción, tras un operativo efectuado por Secretaría Nacional Antidrogas del Paraguay (Senad), junto a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la Gendarmería Nacional Argentina.
https://twitter.com/senad_paraguay/status/1169335883780296704?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1169335883780296704&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.clarin.com%2Fpoliciales%2Fcayo-paraguay-capo-narco-argentino-buscado_0_kCykf-6xc.html
Junto a Saucedo cayó Antonio Ramón Navarro, alias Moncho, otro prófugo de la investigación que se desprendió de la Operación Sapucay denominada Los Gordos. Ambos serán acusados por la Justicia Federal Argentina como integrantes de esa banda.
Las detenciones se produjeron a sólo una semana del inicio del debate oral en el que son juzgados 36 integrantes de la banda que fue desbaratada tras los allanamientos realizados en 2017 en el llamado Operativo Sapucay y cuando seguía vigente una recompensa de 1.500.000 pesos para quien aportara datos para su captura.
En el caso de Saucedo, también conocido como Lucho, ahora habrá que aguardar si el Gobierno paraguayo lo expulsa a la Argentina en un trámite exprés o si es sometido a un proceso de extradición, que puede demorar varios meses, indicaron voceros consultados.
En la causa que instruyó el ex juez federal bonaerense Sergio Torres, está acreditado que Saucedo, que cobraba un sueldo de 7.000 pesos como empleado municipal, tenía una flota de 25 vehículos de alta gama, entre autos, camionetas e incluso una lancha, y tres propiedades inmuebles en la localidad correntina de Itatí.
La sospecha es que esos vehículos eran utilizados por la organización narco para trasladar la marihuana que era traída desde Paraguay y luego enviada a la Capital Federal y siete provincias, entre ellas Santa Fe, donde parte de la droga era recibida en Rosario por la banda Los Monos.
A esa conclusión se llegó luego de que la Justicia analizara la ruta de autos de alta gama que develó las relaciones que mantenían el Gordo Saucedo y su hermano Cirilo Amado –de 47 años y prófugo de la Justicia– con miembros de la banda rosarina con sede en barrio La Granada. Así fue el caso de un BMW en el que se movía el Gordo que estaba a nombre de Verónica Lemmi, una joven que declaró haberle hecho un «favor» al titular de la agencia de autos Montana y dijo desconocer al sindicado narco.
Pero cuando Saucedo fue a reclamar la devolución del auto, se presentó con un boleto de compraventa a nombre de Elías Javier “Patrón” Sánchez, un correntino condenado como proveedor de marihuana a 14 años de prisión por la Justicia Federal de Rosario en la causa conocida como Los Patrones en la que también recibieron penas gran parte de Los Monos. Una de las hipótesis de los investigadores es que Los Monos le pagaban a Saucedo la marihuana que provenía de Paraguay con autos de alta gama y también con cocaína.
Además de Cirilo, quien vivió en el barrio Cabín 9 de Pérez entre 2014 y 2015 y es considerado mano derecha de su hermano, la causa por narcotráfico tiene detenido a otros hermanos del Gordo: Julio “Yuli” Saucedo, de 27 años y miembro de la Prefectura Naval (PNA); a su hermana Angélica Viviana Saucedo, de 46 años, a su esposa Silvina Soledad Ayala, de 30, y a su sobrino (hijo de Cirilo) Ezequiel Saucedo.
«Lucho Saucedo es capo, es dueño de todo Itatí, maneja camionetas y camiones para llevar la droga», declaró un arrepentido en la causa sobre el hombre capturado este miércoles.
Tres bandas
Además de Los Gordos funcionaban otras dos bandas en Itatí, una de ellas liderada por Carlos «Cachito» Bareiro, que la manejaba desde una cárcel en Chaco, y otra por Federico «Morenita» Marín, detenido en octubre de 2018.
Todos comenzaron a ser juzgados el 28 de agosto junto con el ex intendente de Itatí, Natividad Terán; su vice, Fabio Aquino y el resto de los imputados, la mayoría integrantes de distintas fuerzas de seguridad.
Están acusados de “asociación ilícita en concurso real con el delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes –en la modalidad de comercio–, agravado por haberse servido de menores de 18 años y por la intervención de funcionarios públicos”.
El origen
La investigación comenzó en 2014 cuando el juez Torres buscaba saber cómo se abastecían las bandas de narcomenudeo de la ciudad de Buenos Aires y de ahí llegó a Itatí, de sólo 8000 habitantes, donde operaban las tres organizaciones narco.
Cuando la causa fue elevada a juicio, se dio por probado que Terán y su vice «se encargarían de coordinar parte de las maniobras destinadas a la movilización de los narcóticos y de oficiar a favor de los miembros de la asociación para lograr su impunidad», y también se dedicarían a «movilizar el dinero obtenido como consecuencia del accionar delictivo para mantener su vigencia».
Las maniobras comenzaron en mayo de 2014 y se determinó que la marihuana provenía en “panes” o “ladrillos” por vía fluvial desde Paraguay, para luego ser distribuida en la Capital Federal y las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero y Mendoza.
Durante la investigación se estableció que la droga era comprada en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, de allí trasladada a Itá Cora y se cruzaba a Itatí en balsas por el río Paraná.
Una vez del lado argentino, la banda usaba a chicos en edad escolar para descargar las lanchas, luego colocaba la droga en autos y las llevaba a los compradores.
La distribución se realizaba a los lugares acordados con los diferentes compradores, otras células delictivas dedicadas a las mismas actividades que continuaban la secuencia ilícita hasta su comercialización final.
Empezó juicio a la banda acusada de traficar 6 toneladas de marihuana por semana