La empresa láctea Sancor confirmó que suspenderá por 30 días su producción en la planta que tiene en la localidad santafesina de Centeno, como así también en sus fábricas de las localidades cordobesas de Coronel Moldes y Brinkmann, y en la bonaerense de Coronel Charlone. Ante la incertidumbre por el futuro de sus fuentes de trabajo, los 65 trabajadores de la industria ubicada en ese pueblo del departamento San Jerónimo, a unos 100 kilómetros de Rosario, permanecen desde anteanoche en la puerta de la fábrica que se encuentra sobre la ruta nacional 34.
Según explicaron fuentes de los trabajadores a El Ciudadano, las autoridades de la fábrica de Centeno informaron que la suspensión de actividades se debe a que hay un alto stock de queso mozzarella, producido en esa planta, y que luego volverá a funcionar normalmente.
El contexto de la producción láctea primaria tampoco ayuda. El bajo precio del litro de leche y las inundaciones que azotaron el año pasado a gran parte de la provincia de Santa Fe provocaron el cierre de muchos tambos y en los alrededores de Centeno ya casi no queda ninguno.
Con el aval del gremio Atilra, los empleados de Sancor Centeno decidieron acampar frente a la planta hasta que directivos de la firma que tiene su sede central en la ciudad santafesina de Sunchales se acerquen a dar precisiones.
Es que los rumores de cierre siguen latentes. Sancor atraviesa una grave crisis financiera y fuentes cercanas al conflicto aseguraron que la empresa –que se presenta como una asociación de cooperativas– tiene un plan de reestructuración que contempla concentrar la producción en sus fábricas más grandes, ubicadas en Sunchales y Rafaela.
Un pueblo unido
El presidente comunal de Centeno Juan Gufi acompañaba ayer a los trabajadores en su acampe y, en diálogo con el programa Aire Público que se emite por Radio Nacional Rosario, señaló que Sancor es “un pulmón importantísimo que le da vida y mueve a Centeno”.
La localidad santafesina, de 3.500 habitantes, tiene a la planta quesera como principal generadora de puestos de trabajo y su cierre significaría un duro golpe a la economía local.
“Acá lo que se reclama es una voz oficial que informe qué pasará con los trabajadores y sus familias”, señaló Gufi.
El presidente comunal reconoció que una reubicación de los empleados en otras plantas no sería una solución convincente. “La planta más cercana está en Gálvez, pero reprocesa quesos y la de Centeno es una planta de elaboración; es un trabajo distinto. Además, es muy violento hablar de reubicación, porque para los trabajadores y sus familias significaría comenzar una nueva vida en un lugar distinto”, analizó el mandatario centenense.
Una reestructuración que excluye a muchos
En total, la decisión de Sancor de suspender la producción en estas cuatro plantas afecta a unos 500 trabajadores. Fuentes ligadas al conflicto señalaron que pretende hacer lo mismo en otras dos, en el marco de su plan de reestructuración que contempla reducir el plantel de empleados de 4.000 a 2.500.
En Brinkmann, Sancor tiene un depósito importante de quesos y acondicionamiento de materia prima para seleccionarla por calidad. En Coronel Charlone elabora roquefort y en Coronel Moldes produce queso pasta dura. En tanto, en Centeno fabrica mozzarella. Fuentes ligadas al conflicto confiaron también, ante el hermetismo de las autoridades de la firma, que la idea de la reestructuración es generar las condiciones para una venta.
La historia reciente señala que, en junio de 2016, la compañía decidió vender su negocio de postres, flanes y yogures, por un total de 100 millones de dólares al grupo agroindustrial Vicentín. De acuerdo con el balance del año fiscal cerrado el 30 de junio de 2016, la empresa sufrió pérdidas por aproximadamente 2.400 millones de pesos, contra un saldo negativo de 400 millones del año anterior.
Además, Sancor libró cheques sin fondos a proveedores por 280 millones de pesos, de los cuales 17,5 millones ya fueron levantados con nuevos cheques de pago diferido, según registros del Banco Central.
La empresa, una de las principales de la Argentina en su rubro, gestiona un crédito por 450 millones de dólares, que podría ser usado para pagar las indemnizaciones de los trabajadores que quedarían afuera del nuevo esquema.
El gobierno se despega
El ministro de Producción Francisco Cabrera defendió la posición del gobierno de negarle a Sancor una ayuda de 4.500 millones de pesos, ya que la empresa no presentó un plan de “ordenamiento”. El funcionario destacó que desde el inicio de la presidencia de Mauricio Macri, el gobierno estuvo “ayudándola, con préstamos por fuera del circuito financiero” que alcanzan los 500 millones de pesos.
Cabrera consideró que “Sancor es una empresa grande con muchos problemas desde hace muchos años” y sostuvo que la compañía “se metió en un problema serio” cuando, durante la gestión kirchnerista, fue “un exportador importante de leche en polvo a Venezuela, país que le dejó de pagar”.
“La empresa amplió su estructura en forma desmesurada, no fue cuidadosa con sus costos”, evaluó.“Vinieron a pedir 4.500 millones de pesos adicionales y les pedimos que se ordenaran, porque así no van a llegar a ningún lado”, expresó Cabrera.