El cambio que se produjo en Central es responsabilidad de jugadores y de un entrenador que no fue cabeza dura. Los futbolistas se dieron cuenta justo a tiempo que debían cambiar. Y fueron ellos los que bancaron a Russo y lograron dar vuelta la taba. Y el técnico cambió sus preferencias en cuanto nombres y logró consolidar un verdadero equipo.
Franco Peppino, Nahuel Valentini, Rafael Delgado, Hernán Encina, Nery Domínguez, Antonio Medina y Fernando Coniglio no estaban en los planes del técnico al comienzo de la temporada. Sin embargo, con trabajo, humildad y con buenas actuaciones se ganaron un lugar dentro de los once. Y lograron conformar con Mauricio Caranta, Paulo Ferrari, Jesús Méndez y Diego Lagos un equipo que sabe a qué juega y conoce cómo hacerlo en esta categoría.
Los principales futbolistas que dejaron atrás las malas actuaciones y los cuestionamientos del pasado son Valentini y Delgado.
Petaco ya no sale jugando ni se muestra endeble en la marca. El zaguero canalla no se pone colorado a la hora de reventar la pelota e impuso su presencia dentro del área. Y el Chelito ya no juega como si lo fueran a expulsar ni se va al ataque sin criterio. Hoy Delgado se muestra criterioso a la hora de ir a disputar la pelota y se va sólo cuando puede.
Otro que se ganó el puesto y se convirtió en un jugador indiscutible es Nery Domínguez, quien ingresó al equipo por la mala performance demostrada por el uruguayo Freitas.
Claro que a estos jugadores los puso el entrenador. Russo se dio cuenta que, salvo un puñado, los refuerzos no anduvieron y tuvo la capacidad suficiente para no “morir” en la suya y mostró toda su capacidad a la hora de cambiar la idea primogénita, algo que muy pocos directores técnicos tienen.
Central cambió por méritos propios y lo más importante es que los jugadores están actuando de acuerdo al libreto del entrenador, un libreto simple pero que hasta hace muy poco tiempo atrás parecía imposible de llevar a cabo.