Indispensable. Debía ganar y lo hizo con autoridad. Dueño de alta eficacia en el primer tiempo, aprovechando casi cada uno de los errores defensivos que cometió el rival, Rosario Central goleó a un frágil Arsenal en el Gigante. Fue 4 a 0 con un Lucas Gamba intratable, que hizo 3 tantos y se llevó la pelota su casa. Los de Arroyito barrieron a los de Sarandí prácticamente de arranque: a los 10 minutos el canaya ya ganaba 2-0; y a los 33 era 4-0. El complemento estuvo demás. Y los auriazules consiguieron una necesaria victoria que les permitió dejar el último puesto de la tabla y, a la vez, interrumpir una racha negativa de siete partidos consecutivos sin triunfos.
Actitud y eficiencia de cara al gol, tal vez esas hayan sido las principales virtudes del equipo del Kily González para entender una diferencia tan grande en el marcador, que no tuvo su correlato directo en el trámite. Es que Central fue más que Arsenal, eso está fuera de discusión. Pero necesitó antes de jugadas que de volumen de juego para generar situaciones. Por esta razón no se extrañó a Emiliano Vecchio como armador u organizador del equipo.
La alta eficacia que mostró el canaya de cara al gol tuvo nombre y apellido: Lucas Gamba. El delantero mendocino aprovechó al máximo cada una de las chances que dispuso. Y lo hizo tanto a partir de la precisión de sus compañeros para asistirlo, como desde el defecto de los rivales para marcarlo.
En cuanto al juego en sí, con el triunfo como obligación, Central salió decidido a cumplir con el objetivo. Y para ello, sin la pelota, propuso una intensa presión alta que resultó muy efectiva. Y desde allí, aunque en combinación con la alarmante permeabilidad defensiva que mostró Arsenal, los del Kily generaron la mayor parte de las situaciones que se convirtieron en goles.
Eso sí, cuando dispuso del balón en la salida, Central se mostró algo inseguro en el manejo, impreciso. Es más, a los pocos minutos de juego, con el partido 0 a 0, fueron los de Sarandí los que contaron con la primera chance para abrir el marcador. Pero una certera intervención de Fatu Broun ante un remate de Albertengo evitó un gol que podría haber complicado las cosas.
Arsenal esperó con ocho hombres en su campo. Pero ni de esa manera los dirigidos por Israel Damonte pudieron disimular sus gruesos problemas defensivos. Problemas que se reflejan claramente en las estadísticas: los de Sarandí son el equipo más goleado del campeonato. Es que agregar gente en campo propio no implica cubrir los espacios como corresponde. Eso, sumado a la baja actitud combativa del equipo visitante, generó el ambiente ideal para que Central sacara provecho. Y lo hizo.
Para el complemento, Damonte intentó un golpe de efecto y realizó cuatro cambios. Pero la diferencia en el marcador ya era decisiva. Y todo intento de remontada se terminó de frustrar a 20 minutos del final, cuando Jorge Ortiz vio la tarjeta roja por golpear sin pelota a Luciano Ferreyra, y dejó a su equipo con uno menos.
Ya eliminado de Copa Sudamericana, y tras sortear el escollo que significaba el Clásico, Central encaró el largo tramo que falta hasta terminar el torneo local con la natural obligación de recuperar terreno. En este sentido, el primer paso que dio ante Arsenal fue firme, convincente. Seguir transitando ese camino de la mejor manera será la tarea a cumplir por los dirigidos del Kily. ¿El objetivo de base? Tratar de cerrar la temporada en zona de clasificación para jugar la Sudamericana 2022, línea que, en el inicio de esta fecha 8 estaba a 10 puntos de distancia. ¿Podrá? Quedan 17 partidos para intentarlo.
Sin Vecchio lesionado y con Covea como titular, Central recibe a Arsenal para salir del fondo